El Padre Ha-Jo, sobre su año de secuestro por Al-Qaeda: “Nunca había sido tan misionero”

Estuvo un año de cautiverio entregado a la oración por sus enemigos, a los que no les guarda rencor

El Padre Blanco Hans Joachim Lohre, en su visita a Obras Misionales Pontificias.
El Padre Ha-Jo, sobre su año de secuestro por Al-Qaeda: “Nunca había sido tan misionero”.
  1. “Padre, estás detenido”
  2. Dar un sentido a la situación 
  3. "Somos los buenos, somos de Al Qaeda"
  4. Cinco horas rezando al día 
  5. Musulmanes rezando por el padre Ha-Jo 
  6. "Merece la pena ser misionero" 
El Padre Blanco Hans Joachim Lohre, en su visita a Obras Misionales Pontificias.
El Padre Blanco Hans Joachim Lohre, en su visita a Obras Misionales Pontificias.

El Misionero de África alemán Hans Joachim Lohre –conocido como Padre "Ha-Jo"- de los Padres Blancos, fue secuestrado en noviembre de 2022 en Bamako (Mali) por los yihadistas cuando se disponía a ir a celebrar misa. En una entrevista a Obras Misionales Pontificias explica cómo vivió el momento de su secuestro y su año de cautiverio entregado a la oración por sus enemigos, a los que no les guarda rencor. Después de 26 años de entrega misionera en Mali, le espera un futuro vinculado al diálogo interreligioso.

El padre Ha-Jo ha estado trabajando durante 26 años en Mali. He pasado 11 años trabajando en parroquias, lo que eso significa en Mali, que es un país musulmán, con un 75% de musulmanes. Alrededor del 2-3% son cristianos -el 1% son católicos- y hay un buen número de personas que siguen la religión tradicional africana. 

“Padre, estás detenido”

"El domingo de Cristo Rey del 20 de noviembre de 2022, salí de mi casa, de la comunidad. Iba a mi coche para decir misa en una de las comunidades cristianas de Bamako. Entonces, cuando abrí la puerta de mi coche, otro coche vino muy rápidamente por detrás, se puso detrás del mío y tres personas saltaron fuera", relata. 

Uno de ellos se le acercó y me dijo: “Padre, estás detenido”. Dije: “No, lo siento, tengo que ir a decir misa en la comunidad cristiana, en Kalabankoro”. Dijeron: “Basta, cállate. Podrás explicarte en la base”. Entonces, al mismo tiempo, alguien se acercó por detrás. Me rodeó con sus brazos y me arrastró hacia el coche, y el coche se fue". 

Le pusieron unas esposas, una capucha en la cabeza, y se fueron. Cuando intentaba decir algo, le decían: “Cállate, tranquilízate”. Cuando pasamos por Kati, que es la ciudad donde los militares tienen las bases, se dio cuenta de que ellos no eran militares, sino que era un secuestro yihadista.

Dar un sentido a la situación 

Por lo que había oído, sabía que trataban bien a la gente, como a la hermana Gloria, que estuvo cuatro años y medio en manos de los yihadistas. Y pensó: “Bien, sé dónde estaré durante los próximos seis o tres años, o cuatro años y medio, que parece ser el promedio. Dos años es un mínimo, tal vez un año, eso sería un milagro”.

Pensó también en Viktor Frankl, quien dijo: han sobrevivido a los campos de concentración nazis no aquellos que se rebelaron o que odiaban a las SS, no aquellos que renunciaron a rendirse, sino aquellos que lograron darle un sentido a esa situación. Desde el principio, pensó:  “El sentido que le voy a dar a mi tiempo de cautiverio es que hoy comienzo mi año sabático. Así que no tengo estrés con el trabajo, sino que tengo mucho tiempo para orar y profundizar mi relación con Dios”.

"Somos los buenos, somos de Al Qaeda"

Uno que estaba a su lado le dijo: “Padre, no tengas miedo. Nosotros somos los buenos. Somos de Al Qaeda. No somos del Estado Islámico, que mata gente. Te trataremos bien. No tengas miedo. Tú tendrás todo lo que necesitas”. Y por la tarde, cuando llegamos al pequeño campamento, habría cinco, seis. Y vino uno de los jefes con un gran saco de ropa". 

Afirma que siempre le trataron muy bien. Nunca hubo una sola mala palabra o un mal gesto. 

Cinco horas rezando al día 

Pasaba de cuatro a cinco horas rezando al día y decía misa. Le traían pan recién horneado por la mañana, y lo usaba. No tenía vino, por supuesto. Y con ello celebraba misa, e imaginaba para sus adentros que estaba en una de las comunidades de Bamako y predicaba sobre el amor a los enemigos: rezad por aquellos que os persiguen.

"Y realmente podría orar de todo corazón por ellos. Ellos no son malas personas. Están equivocados, pero quieren lo mejor, quieren una sociedad basada en las leyes de Dios tal como se encuentran en el Corán. Quieren una sociedad donde no haya adulterio, ni robo, ni mentira", expresa. 

 

El 24 de diciembre por la tarde pidió una radio, e intentó sintonizar algo, y encontró Radio Vaticano y pudo seguir la misa de Navidad del Papa desde San Pedro. "Entonces realmente me sentí en unión con la Iglesia". 

Musulmanes rezando por el padre Ha-Jo 

Dos semanas después de su secuestro, en la radio, escuchó que el presidente del Alto Consejo Musulmán, el Alto Consejo Islámico de Mali, pedía la manifestación de todos los líderes religiosos para protestar contra la inseguridad en Bamako porque habían secuestrado al padre Ha-Jo. Y después alguien le dijo que, desde el principio, se había pedido a todos los musulmanes que oraran por mí los viernes en la mezquita por la liberación de padre Ha-Jo.

"Gracias a eso fui liberado después de sólo un año. Hasta ahora, nunca nadie había sido liberado después de sólo un año. Y especialmente el hecho de que pasé todo este tiempo en paz interior. Entonces, es realmente vivir la comunión de los santos. Esa fraternidad. Sí, me sentí realmente sostenido por las oraciones de tanta gente", dice. 

"Merece la pena ser misionero" 

A pesar de esta experiencia afirma que merece la pena ser misionero. "Nunca había sido más misionero que allí. Mi misión ya no era trabajar activamente para facilitar los encuentros en los diferentes grupos. Sino que mi misión era ahora rezar. Recé por el diálogo interreligioso. Recé por Iyad Ag Ghaly, recé por Amadu Koufa, por los líderes de Al Qaeda. Y sí, esa fue mi misión.

Y pensaba en todos esos jóvenes, porque son jóvenes. Entre ellos tienen de 16 a 26 años. Ellos están todo el día escuchando el Corán. Todo el día están escuchando sermones, todo el día escuchan canciones que exaltan la yihad. Y yo pensaba: “Estas personas realmente intentan estar a la altura de lo que está escrito en el Corán, en la Palabra de Dios”.

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