Lecturas de hoy. Lunes 29 de julio de 2024

“El Reino de los Cielos es como la levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, hasta que fermentó todo”. Dios nos concede su gracia en abundancia. Dejémosla actuar en nosotros para que alcance los fines que ha previsto Dios.

Altar Mayor. La Santa Iglesia Catedral Metropolitana de la Encarnación de Granada
Altar Mayor. La Santa Iglesia Catedral Metropolitana de la Encarnación de Granada
  1. Primera lectura
  2. Salmo Responsorial
  3. Evangelio
  4. Comentario

Lecturas del lunes de la XVII Semana del Tiempo Ordinario

Lunes, 29

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías (13,1-11):

Así me dijo el Señor: «Vete y cómprate un cinturón de lino, y rodéate con él la cintura; pero que no toque el agua.»
Me compré el cinturón, según me lo mandó el Señor, y me lo ceñí.
Me volvió a hablar el Señor: «Torna el cinturón que has comprado y llevas ceñido, levántate y ve al río Éufrates, y escóndelo allí, entre las hendiduras de las piedras.»
Fui y lo escondí en el Éufrates, según me había mandado el Señor.
Pasados muchos días, me dijo el Señor: «Levántate, vete al río Éufrates y recoge el cinturón que te mandé esconder allí.»
Fui al Éufrates, cavé, y recogí el cinturón del sitio donde lo había escondido: estaba estropeado, no servía para nada.
Entonces me vino la siguiente palabra del Señor: «Así dice el Señor: De este modo consumiré la soberbia de Judá, la gran soberbia de Jerusalén. Este pueblo malvado que se niega a escuchar mis palabras, que se comporta con corazón obstinado y sigue a dioses extranjeros, para rendirles culto y adoración, será como ese cinturón, que ya no sirve para nada. Como se adhiere el cinturón a la cintura del hombre, así me adherí la casa de Judá y la casa de Israel –oráculo del Señor–, para que ellas fueran mi pueblo, mi fama, mi alabanza, mi ornamento; pero no me escucharon.»


Palabra de Dios

Salmo Responsorial

Dt 32,18-19.20.21

R/. Despreciaste a la Roca que te engendró

Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas. 

R/. Despreciaste a la Roca que te engendró

 

Pensando: «Les esconderé mi rostro
y veré en qué acaban,
porque son una generación depravada,
unos hijos desleales.» 

R/. Despreciaste a la Roca que te engendró

«Ellos me han dado celos con un dios ilusorio,
me han irritado con ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio,
los irritaré con una nación fatua.» 

R/. Despreciaste a la Roca que te engendró

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,31-35):

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.»

Palabra del Señor

Comentario

¡Qué claros son los ejemplos que nos pone el Señor! Claros e instructivos, lógicamente, puesto que cuando comprendemos bien las cosas se mejora notablemente nuestra manera de actuar.

La liturgia nos propone hoy dos ejemplos de su método pedagógico, dos cortas parábolas o metáforas para mostrarnos de qué manera actúa la gracia en el alma. En realidad, son como dos etapas de esta actuación.

En primer lugar, el grano de mostaza. Si se lee tranquilamente la parábola, se llega fácilmente a la conclusión de que Dios no tiene prisa, o bien de que su manera de contar el tiempo es muy distinta a la nuestra.

Nosotros estamos acostumbrados a medir la eficacia de nuestras acciones por los resultados inmediatos que obtenemos. Dios no. Él sabe esperar y tiene paciencia, incluso cuando somos poco dóciles con las gracias que nos envía.

La segunda imagen es la levadura en la masa. También aquí encontramos la idea de la paciencia y de la constancia. Pero además, otra tan importante o incluso más. A saber, que la levadura debe fermentarlo todo: “hasta que fermentó todo”.

Esto quiere decir que la gracia de Dios, el buen espíritu cristiano, deben estar presentes en el conjunto de nuestras actividades: trabajo, relaciones familiares y sociales y, por supuesto, en nuestra vida de piedad. Así, si somos dóciles, Dios podrá hacer su obra de santificación en nuestra alma y santificar también el ambiente en el que nos movemos.

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