Álvarez de las Asturias toma posesión como nuevo rector de la Universidad San Dámaso

Afronta retos como el déficit económico,    la falta de alumnos en algunas facultades y la opción de la apertura a titulaciones no canónicas

Toma de posesión de Nicolás Álvarez de las Asturias.
Toma de posesión de Nicolás Álvarez de las Asturias.

Esta semana, no sólo se ha celebrado el acto oficial de toma de posesión del nuevo rector de la Universidad Pontificia Comillas, el P. Antonio Allende, hasta ahora Delegado de Educación de la Provincia de España de la Compañía de Jesús, sino también el del rector de San Dámaso.

El martes, en una ceremonia íntima y privada, sin repercusión mediática más allá de una información colgada en la web de la Universidad, tomó posesión el nuevo rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, el sacerdote de la archidiócesis de Madrid Nicolás Álvarez de las Asturias.  

No se puede comparar el tamaño y la repercusión de una Universidad y de otra. Comillas es el buque insignia educativo de los jesuitas en Madrid, en la capital de España. Sin embargo, San Dámaso tiene un especial peso real y simbólico para la archidiócesis y para no pocas diócesis españolas, así como para determinados sectores eclesiales. 

Así como la Compañía de Jesús, a la hora de elegir la nuevo rector decidió apostar por lo seguro, por el jesuita responsable del sector educativo de España, el cardenal José Cobo también hizo lo mismo con la elección de quien había sido el nombre propuesto por la Junta de Gobierno de esa Universidad. Ya se ve que los experimentos no cotizan al alza en determinados ámbitos eclesiales. 

Expectación

El nuevo rector de San Dámaso, un sacerdote formado pastoralmente en la escuela de Jesús Higueras, emblemático párroco de Santa María de Caná, de Pozuelo, es querido por todo el clero de la diócesis, con notables cualidades humanas, sacerdotales e intelectuales. En su historia destaca ser profesor Numerario en la Facultad de Derecho Canónico de la UESD y catedrático de Historia del Derecho Canónico, además de Vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad San Dámaso. 

Dado el peso natural y simbólico de la Universidad San Dámaso en Madrid había mucha expectativa respecto a este nombramiento. 

El arzobispo cardenal, que tiene su agenda para la diócesis, una agenda cada vez más evidente y que va implantando sin prisa pero sin pausa, con cuidado de no aceptar algunas “vendettas” eclesiales que le han puesto encima de la mesa, tomó la sabia decisión de no dar un giro de timón del trasatlántico educativo de la archidiócesis de Madrid, algo que habría supuesto, como ocurre con los grandes buques, que se hubiera partido el eje del barco. 

Lo pastoral

El nombramiento como Vice Gran Canciller, la larga mano del arzobispo en el centro superior de estudios teológicos, de uno de sus nuevos obispos, José Antonio Álvarez, era una lógica designación por la gran aceptación que este obispo tiene entre los sacerdotes de Madrid. 

Sin embargo, determinados sectores han interpretado que, con este nombramiento, se pone demasiado en evidencia la preterición de Juan Antonio Martínez Camino, el único obispo auxiliar de Madrid con trayectoria académica consolidada. 

 

Quizá sea una consecuencia de este pontificado, en el que no parece que prime la dimensión intelectual y académica de la presencia de la fe sino la pastoral. 

Retos

El nuevo rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso se enfrenta a no pocos retos internos y externos. El primero, el económico. Según fuentes de esa Universidad Eclesiástica, las cuentas no parecen estar boyantes, y es la diócesis la que tiene que salir a solventar los déficits. Nada distinto, por cierto, de lo que pasa en centros académicos superiores de teología en otras diócesis de España y del mundo. 

Al margen de la reflexión sobre el modelo de Universidad Eclesiástica, de su orientación eclesial, de la proliferación de centros de esta naturaleza en Madrid y en España, y de lo que ha significado el rectorado de Javier Prades, que pasará a la historia con letras de oro, al nuevo rector de San Dámaso le toca afrentar el descenso de alumnos de algunas facultades, por ejemplo, Literatura cristiana y clásica o filosofía, así como la necesidad de ampliar la paleta de una oferta de títulos atractivos para otros perfiles de alumnos. 

Un salto atrás

Si San Dámaso perdiera alguna facultad, teóricamente dejaría de ser Universidad Eclesiástica, lo que supondría un salto hacia atrás cualitativo. 

Ahí se produce el debate, hasta ahora cerrado, sobre la apertura de la universidad a titulaciones no canónicas, es decir, civiles, en un mercado saturado, o a alianzas estratégicas con otros centros académicos pontificios o católicos, o las ofertas formativas de carácter pastoral a través de modalidades online. Lo que permitiría una mayor amplitud de enseñanzas y una apertura de horizontes.    

Para este nuevo proyecto el cardenal José Cobo ha tomado la elección mejor y más segura, como se demostrará el próximo 3 de octubre, día de la inauguración del curso. 

Habrá que estar atentos a las palabras del Gran Canciller, del nuevo Rector y también a la lección inaugural del catedrático de filosofía, el sacerdote José Antúnez Cid. 

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