Rodríguez Carballo, secretario del Dicasterio para la Vida Consagrada, arzobispo de Mérida-Badajoz

Su nombramiento podría anunciarse esta semana tras la renuncia por edad de Celso Morga

Monseñor José Rodríguez Carballo.
Monseñor José Rodríguez Carballo.

El hoy secretario del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, el franciscano monseñor José Rodríguez Carballo, aterrizará definitivamente como arzobispo en España.

Pero en contra de lo que se ha venido especulando desde hace tiempo, no lo hará en Santiago de Compostela sino en Mérida-Badajoz. 

No pasará ni una semana desde que monseñor Celso Morga Iruzubieta presentara al Papa su renuncia al cumplir setenta y cinco años de edad, el pasado sábado, y muy pronto se hará pública la aceptación de su renuncia y el nombramiento de monseñor Rodríguez Carballo para la diócesis emeritense. Se especula que podría ser a lo largo de esta semana.

Situación de la diócesis Mérida-Badajoz

Este movimiento episcopal resulta singular por varios motivos.

El primero, por la pronta aceptación de la renuncia de monseñor Celso Morga. Aunque hace tiempo sufriera algunos problemas leves de salud, ni su trayectoria de servicio a la Iglesia en el Dicasterio del Clero, ni su episcopado en Mérida-Badajoz indican motivos para que no se le permitiera estar en su diócesis tan poco tiempo pasada la fecha oficial de presentación de la renuncia. 

El caso precedente en España de una decisión así fue el de monseñor Juan Antonio Reig Pla como obispo de Alcalá de Henares.

El hecho de que Monseñor Celso Morga esté ligado a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz no parece motivo suficiente, dado que otros obispos españoles están en la misma situación.

Fuentes conocedoras del caso apuntan a algunos informes no bien intencionados sobre la situación de la diócesis de Mérida-Badajoz. También es cierto que se ha acelerado su aceptación de la renuncia por el hecho de tener que buscar un sitio con urgencia en España a quien la va a ocupar, aunque las posibilidades pudieran haber sido otras, como la sede de Pamplona y Tudela.   

Renovación en el Dicasterio 

Y la segunda derivada de este cambio es el destino de monseñor José Rodríguez Carballo que aterriza desde su cargo de secretario del Dicasterio de Vida Consagrada en Mérida-Badajoz. En primer lugar supone que podría estar cerca una renovación en la cúpula de ese Dicasterio. Renovación que, con la salida del secretario, afectaría también al Prefecto, el cardenal Joao Braz de Aviz.

 

Un Dicasterio que ha tomado decisiones polémicas sobre algunas congregaciones e Institutos de Vida religiosa, al parecer no siempre de acuerdo con la voluntad del Papa. En España se ha dado recientemente un caso de esa naturaleza.  

Era candidato a Santiago 

Sobre todo lo que sorprende es que durante no mucho tiempo se especuló que Rodríguez Carballo era el candidato ideal para la archidiócesis de Santiago de Compostela, cuyo proceso de cambio de arzobispo se encuentra muy avanzado. Rodríguez Carballo, natural de Lodoselo (Orense), fue ministro de la Provincia franciscana de Santiago de Compostela y Presidente de la Conferencia de Religiosos de Galicia, además de, posteriormente, Ministro General de la Orden.

Su trayectoria apuntaba a que, en el caso de que viniera de obispo a España, un lugar adecuado sería la sede metropolitana de Galicia. Sin embargo no será así, lo que se pudiera interpretar como una especie de destierro eclesiástico a tierras extremeñas. 

Monseñor Rodríguez Carballo, al ser nombrado arzobispo, pasará directamente a formar parte de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal.

Este cambio en la diócesis de Mérida-Badajoz se produce cuando están pendientes las provisiones de las archidiócesis de Pamplona y Tudela y Santiago de Compostela, las diócesis vacantes de Menorca, Gerona, Ávila, Álcala, Tortosa, y las que tienen presentada la renuncia sus obispos: Sigüenza-Guadalajara, Palencia, Santander, Vigo, San Feliu, Cuenca y Mallorca. 

Fuentes conocedoras de los procesos apuntan a que el complejo caso de Madrid, y la intervención de la famosa Comisión de nombramientos de obispos en España, además de otras interferencias procedentes de altos eclesiásticos españoles, están ralentizando todos los cambios y complicando la gestión que, en el curso ordinario según la normativa canónica, compete a la Nunciatura Apostólica.

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