Lecturas de hoy. Sábado 7 de septiembre de 2024

“El Hijo del Hombre es señor del sábado”. Para los cristianos, el descanso, y especialmente el domingo, son una invitación a considerar que todo lo que existe es un gran don de Dios

Altar Mayor. La Santa Iglesia Catedral Metropolitana de la Encarnación de Granada
Altar Mayor. La Santa Iglesia Catedral Metropolitana de la Encarnación de Granada
  1. Primera lectura
  2. Salmo Responsorial
  3. Evangelio
  4. Comentario

Lecturas del Sábado de la XXII Semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (4,6b-15):

Aprended de Apolo y de mí a jugar limpio y no os engriáis el uno contra el otro. A ver, ¿quién te hace tan importante? ¿Tienes algo que no hayas recibido? Y, si lo has recibido, ¿a qué tanto orgullo, como si nadie te lo hubiera dado? Ya tenéis todo lo que ansiabais, ya sois ricos, habéis conseguido un reino sin nosotros. ¿Qué más quisiera yo? Así reinaríamos juntos. Por lo que veo, a nosotros, los apóstoles, Dios nos coloca los últimos; parecemos condenados a muerte, dados en espectáculo público para ángeles y hombres. Nosotros, unos locos por Cristo, vosotros, ¡qué cristianos tan sensatos! Nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros célebres, nosotros despreciados; hasta ahora hemos pasado hambre y sed y falta de ropa; recibimos bofetadas, no tenemos domicilio, nos agotamos trabajando con nuestras propias manos; nos insultan, y les deseamos bendiciones; nos persiguen, y aguantamos; nos calumnian, y respondemos con buenos modos; nos tratan como a la basura del mundo, el deshecho de la humanidad, y así hasta el día de hoy. No os escribo esto para avergonzaros, sino para haceros recapacitar, porque os quiero como a hijos; ahora que sois cristianos tendréis mil tutores, pero padres no tenéis muchos; por medio del Evangelio soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús.


Palabra de Dios

Salmo Responsorial

Sal 144,17-18.19-20.21

R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. 

R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan

Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados. 

 

R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. 

R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,1-5):

Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: «¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?»
Jesús les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.»
Y añadió: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»

Palabra del Señor

Comentario

El evangelio de la misa de hoy, como el de ayer, nos recuerda otra controversia de algunos fariseos con Jesús. Estas controversias giraban en torno a elementos fundamentales de la religiosidad judía y Jesús tenía mucho interés en que sus interlocutores purificaran su forma de entenderlas. Cuando Dios pidió al pueblo de Israel vivir el sábado, y lo hizo de una forma especialmente solemne, no le impuso una carga, sino que le dio un don, porque la ley de Dios no es imposición sino una gracia, una ayuda singular dada a quien se ama de un modo especial. Pero el don es inferior al donador. Si no cuidamos los dones y profundizamos en su sentido, somos capaces de empequeñecer al donador haciéndolo inferior a su don.

Para los cristianos, el precepto dominical es un don. La idea de dedicar ese día de un modo particular a dar centralidad a la Eucaristía y a dar gracias a Dios a través del descanso y el carácter festivo no es imponer, sino animar a considerar que todo lo que existe es regalo de Dios para nosotros, para que lo cuidemos, cosa que solo podremos hacer si lo miramos con agradecimiento. Al mismo tiempo, cuando este mundo pase, quien quedará es el Señor, nuestro verdadero Descanso, no el domingo, pues el domingo está al servicio del Señor. Ese es su sentido.

Dios anima a los fariseos a que no se escondan en preceptos, por muy importantes que sean, para no vivir el fundamental, el que resume toda la ley: amar a Dios con todo el corazón y amar al prójimo como a uno mismo. Si uno ama a Dios con todo el corazón, vivirá con alegría el precepto del sábado o del domingo, y comprenderá su sentido. Jesús se dirige también a nosotros a través de estas controversias, y nos pide que amemos sinceramente lo que vivimos. Que no seamos cumplidores externos. Y amar sinceramente no es sencillo, porque amar así significa implicarnos con toda nuestra persona en el objeto de nuestro amor, esto es, ponernos a su servicio: “No he venido a ser servido, sino a servir” (Mt 20,28).

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