Es también Secretario del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos

Entrevista a monseñor Arrieta: “El Banco Vaticano está regulado y en orden”

El coordinador para la reforma del IOR precisa: “Se han introducido los controles que tiene todo país avanzado para prevenir conductas erróneas”

Juan Ignacio Arrieta.
Juan Ignacio Arrieta.

El obispo español Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, fue nombrado en 2013 por el Papa Francisco coordinador de la comisión para la reforma del Instituto para Obras de Religión, conocido popularmente como el Banco Vaticano. En entrevista con Religión Confidencial, afirma que el banco “está regulado y en orden”.

Monseñor Arrieta ha clausurado en Madrid las XXXVII Jornadas de actualidad canónica, convocadas por la Asociación Española de Canonistas. El trabajo del Pontificio Consejo consiste principalmente en armonizar la interpretación de las leyes de la Iglesia.

Consultas por nulidades matrimoniales

“La misión del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos es ayudar al Papa y a los obispos en todas aquellas consultas que nos hacen llegar, y cómo aplicar las leyes de la Iglesia. Este es nuestro trabajo: ayudar al Papa y a los obispos de todo el mundo y, sobre todo, a los que se encuentran en tierras de misión. Y para realizarlo no necesitamos especiales poderes, sino estudio.”, afirmó Arrieta durante su conferencia a un nutrido grupo de canonistas, celebrada en la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia de Comillas.

“Para orientación de todos, en nuestra web venimos publicando respuestas a cuestiones que nos consultan los obispos que pensamos pueden tener interés más general. Últimamente, con el Mutuo Proprio de Francisco Mitis Iudex Dominus Iesus, sobre la reforma del proceso canónico para las causas de nulidad matrimonial, nos llegan cuestiones sobre muchos temas, como la gratuidad, la posibilidad de nombrar jueces laicos, etc., y también asuntos como las dispensas matrimoniales entre católicos y de otra religión”, explica a Religión Confidencial.

Algunas cuestiones son especificas de un determinado país, como las que plantean los obispos de Estados Unidos, por ejemplo, sobre su responsabilidad en las actuaciones de los hospitales católicos de sus diócesis, o sobre la orientación de escuelas católicas, etc.

Regulación del Banco Vaticano

Arrieta cuenta a RC que “el trabajo que ha hecho la Santa Sede en los últimos años en cuanto a la reforma económica y financiera, y por atender a la buena gestión de los bienes de la Iglesia, ha sido enorme”.

“La buena gestión del patrimonio y la administración de los bienes de la Iglesia, requiere de profesionales expertos, personas que se formen bien en este terreno. Ha comenzado en el Vaticano, y es de esperar que igual atención por la buena gestión del patrimonio se extienda en las diócesis de todo el mundo”.

El obispo español subraya que se han introducido instrumentos de control para prevenir malas prácticas. En el pasado, por ejemplo, era normal que clérigos o laicos llevasen dinero contante al banco vaticano, como lo hacen a cualquier banco italiano, sin darse cuenta que estaban pasando a otro país, y, por tanto, incurriendo en un tráfico de divisas. Por ejemplo, algunas monjas o religiosos ecónomos pasaban de Italia al Vaticano con bolsas llenas de donativos para ingresar en el IOR, como si fuera un banco italiano. “Si uno está viviendo en Roma, no se percata que está pasando a otro país. Eso y tantas otras cosas está ahora muy regulado. El Vaticano se rige ahora sustancialmente con los mismos criterios de control que existen en Italia o en España”, explica.

En esta línea, Arrieta da fe que se ha “ordenado y regulado el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido fundamentalmente como Banco Vaticano, gracias a la labor de Benedicto XVI y la intervención de Francisco”. 

Patrimonio de los Institutos Religiosos

En lo que se refiere a la gestión del patrimonio de los Institutos Religiosos, la Congregación de Religiosos lleva unos cuantos años trabajando en unas normas para que la administración patrimonial de los institutos sea cada vez más rigurosa, equilibrando siempre la necesidad de conservar el patrimonio, haciendo frente a las varias contingencias de promover nuevas iniciativas, fundir distintas obras (colegios, hospitales, etc.), y así, cumplir correctamente la misión evangélica de esa obra concreta de la Iglesia.

 

Arrieta puntualiza que no hay que olvidar que “el Estado Vaticano es de dimensiones microscópicas, puramente funcional para proteger la independencia del Santo Padre de todo poder político. A pesar de ello, para estar a la altura de los controles financieros internacionales, ha habido que legislar sobre cuestiones quizás sin sentido para la Santa Sede pero que así lo exigían las convenciones internacionales que ella ha firmado”.

Por ejemplo, el Vaticano ha tenido que tipificar delitos como el de atentando terrorista nuclear en planta petrolífera, que puede parecer poco probable, pero era necesario para secundar las convenciones internacionales firmadas por el Vaticano.

Abusos sexuales

En relación a los delitos de pederastia y abusos sexuales dentro de la Iglesia, Juan Ignacio Arrieta es tajante: “La Iglesia Católica ha reaccionado ante este tema de manera contundente y ejemplar. Tolerancia cero. En estos momentos, en la Iglesia hay sistemas muy serios para prevenir esos desordenes, para formar adecuadamente a las personas, y para controlar con eficacia. En el terreno penal, por ejemplo, se han alargado muy por encima de las legislaciones civiles los tiempos de prescripción de delitos relativos a la pederastia”.  

Señala, asimismo, que en Estados Unidos y Canadá están muy sensibilizados con este asunto porque han sido vapuleados, muchas veces injustamente, por la opinión pública y los medios de comunicación.   

En este aspecto, el obispo español recuerda que el reciente Motu Proprio Como una Madre Amorosa del Papa Francisco, exige a los obispos y superiores ser diligentes en la actuación disciplinar, para llegar a tiempo a corregir conductas inapropiadas de los clérigos y consagrados.

Arrieta subraya “la necesidad de utilizar las medidas disciplinares en los momentos adecuados, sin retrasarlas a cuando ya no hay remedio. La Iglesia tienen medidas disciplinares variadas para corregir conductas y llegar a tiempo. Si una persona recibe a tiempo una sanción y se puede conseguir que modifique su conducta, que se corrija, para evitar que haya que castigarle cuando ya no hay remedio y haya que aplicar la pena máxima, que es expulsarle de su estado sacerdotal o religioso. Los superiores deben tratar de llegar a tiempo, con equilibrio y prudencia. No es una tarea fácil, pero es necesaria”, indica.

Una nueva prelatura 

Respecto a si la Iglesia aprobará próximamente una nueva prelatura, monseñor Arrieta considera que “es una opción muy posible para la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (los lefebvrianos) por los datos que hay a corto plazo. La problemática de tipo doctrinal se ha apaciguado y concretado. El superior general, monseñor Bernard Fellay, en manifestaciones públicas, ha expresado su deseo de unidad de toda la Iglesia Católica”.

El Papa a la curia romana

En relación con los discursos que ha dirigido el Papa Francisco en los últimos años a la curia romana, y que han tenido tanto eco e impacto tanto dentro como fuera de la Iglesia, Arrieta considera que han indicado el modo de trabajar al servicio de la Iglesia.

“Han sido muy positivos, porque han centrado la necesidad de trabajar en equipo y con mayor espíritu de servicio. A partir de las advertencias del Papa, se están realizado además cursos de formación del personal de la curia que están siendo muy positivos”, afirma.

La preocupación del Papa -añade- es que la curia trabaje en equipo y en comunión, con espíritu de servicio. Dejando a un lado el chismorreo y el carrerismo. Pedir la colaboración de los demás, no creer que ninguno tiene la solución de todo, no ser autorreferencial, es un desafío de crecimiento personal”.  

Por último, monseñor Arrieta desvela a Religión Confidencial que el Consejo Pontificio del que es secretario espera publicar en breve un libro, de casi mil páginas, sobre los trabajos y debates que tuvieron lugar durante la revisión del Código canónico en torno al proyecto de ley fundamental, que no llegó a promulgarse: un tema que podría interesar a los canonistas, pues muestra la relevancia doctrinal de muchos cánones del Código que se promulgó en 1983. En él, se recogen los trabajos y discusiones de distintos autores sobre la reflexión, desde el punto de vista jurídico, de los sacramentos y otros aspectos doctrinales. 


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