Música para la oración y para la paz del alma
Dentro de la colección Manuales de oración, porque este libro, sin duda, puede servir para la oración, aunque no sólo para la oración, Miguel de Santiago nos ofrece una de sus obras literarias y espirituales más cerradas.
Desde hace tiempo, junto con su obra poética, de la que encontramos aquí alguna muestra, este sacerdote y periodista, uno de los autores de poesía religiosa vivos más importantes en lengua española, nos ofrece una serie de meditaciones en prosa poética.
Un género que quizá sea difícil de definir en cuanto a señalar sus límites y características comunes, pero que se percibe con nitidez cuando es obra de la calidad en la factura estilística, quizá en la estela que marcara, entre otros, Juan Ramón Jiménez.
Tengo que advertir de antemano que en este libro la música no es sólo motivo, ambiente, oportunidad, que utiliza el autor para inspirarse.
La música es lenguaje, es expresión de sentimientos profundos, es interpelación y oportunidad para el diálogo interior, es compañía en la lectura con la reproducción de un código Bidi, al principio de cada capítulo, que permite acompañarse de cada una de las piezas inspiradoras.
Esto hace que, dada la calidad, acierto y tino de elección de las obras, se pueda construir una lista de Spotify de música clásica de mucha calidad.
Una lista en la que están las grandes obras de referencia del repertorio universal de música no sólo sagrada, en una interesante combinación de épocas, estilos y autores.
Pachelbel, Haydn, Vivaldi, de Falla, Debussy, Morricone, Brukner, Mozart, Bach, Mahler, Palestrina, Beethoven, Fauré, Allegri, de Victoria, Gorecki, Jenkins, Pärt, Händel,Frank, Frisina, Mahler, entre otros varios o muchos.
Miguel de Santiago ha tenido el acierto, en su introducción, de dar la palabra a Joseph Ratzinger, al Papa Benedicto XVI, “el papa más melómano que hemos conocido”, escribe nuestro autor.
“La música, la buena música, relaja el espíritu, suscita sentimientos profundos y casi naturalmente nos invita a elevar nuestra mente y nuestro corazón a Dios en cada situación, tanto alegre como triste, de al existencia humana. La música puede convertirse en oración” (Palabras de Benedicto XVI después del concierto ofrecido por la Academia Internacional de Piano de Imola, 17 de octubre de 2009).
Respecto al contenido, nos encontramos con la oración de quien va desentrañando circunstancias existenciales, momentos del alma, relaciones.
Oración en clave de “tratar de amistad con quien sabemos nos ama”. Oración que es conjugación de amor.
Una oración en la que, como en obras anteriores, está muy presente la naturaleza, esa interpelación que Dios hace a nuestro corazón a través de la pregunta por la belleza, que inspira lo mejor de nosotros mismos.
En este hilo entre la naturaleza y el alma juega un papel relevante Tierra de Campos, geografía de pureza, de esencias, de sensaciones, de estaciones, de expresiones de vida, de atisbos de fin. El suelo nutricio de Miguel de Santiago y el horizonte de no poca de su producción artística.
Prefiero no singularizar ninguno de los contenidos de este libro, en gran medida porque considero que también puede influir el estado anímico del lector en la percepción.
Sólo apunto el valor de lo que leemos a propósito de las obras musicales referidas a la Navidad y la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Una delicia.
La música en el alma
Miguel de Santiago
PPC