La neutralidad del Estado no le legitima para promover "el ateísmo o el agnosticismo", recuerdan los obispos

El 30 de junio Estrasburgo se pronunciará sobre los crucifijos en las escuelas, y con ese motivo, los obispos emitieron ayer un comunicado, donde, entre cosas recuerdan que la neutralidad del Estado no le legitima para promover el "indiferentismo, el ateísmo o el agnosticismo".

Los obispos recuerdan que en Europa, con "cultura y tradición religiosa cristianas, la cruz representa la salvación y la libertad de la humanidad", frente a la postura de la Corte Europea que afirmaba que "su exposición lesiona derechos fundamentales".

Juan Antonio Martínez Camino quiso destacar que justamente el Cristianismo -cuya seña de identidad, el crucifijo, se pretende eliminar de las aulas-, ha sido la fuente de la separación entre la Iglesia y el Estado, entre la política y la religión.

"Gracias precisamente al cristianismo, dice la nota oficial de los obispos, Europa ha sabido afirmar la autonomía de los campos espiritual y temporal y abrirse al principio de la libertad religiosa, respetando tanto los derechos de los creyentes como de los no creyentes. Esto se ve más claro en nuestros días, cuando otras religiones se difunden entre nosotros al amparo de esa realidad".

Los obispos españoles añaden que la cruz "es expresión de una tradición a la que todos reconocen un gran valor y un gran papel catalizador en el diálogo entre personas de buena voluntad y como sostén para los que sufren y los necesitados, sin distinción de fe, raza o nación".

Continúan diciendo que "en consecuencia, las sociedades de tradición cristiana no deberían oponerse a la exposición pública de sus símbolos religiosos, en particular, en los lugares en los que se educa a los niños. De lo contrario, estas sociedades difícilmente podrán llegar a transmitir a las generaciones futuras su propia identidad y sus valores. Se convertirían en sociedades contradictorias que rechazan la herencia espiritual y cultural en la que hunden sus raíces y se cierran el camino del futuro. Ponerse en contra de los símbolos de los valores que modelan la historia y la cultura de un pueblo es dejarle indefenso ante otras ofertas culturales, no siempre benéficas, y cegar las fuentes básicas de la ética y del derecho que se han mostrado fecundas en el reconocimiento, la promoción y la tutela de la dignidad de la persona".

El comunicado concluye afirmando que "sólo en una Europa en la que sean respetadas a la vez la libertad religiosa de cada uno y las tradiciones de cada pueblo y nación, podrán desarrollarse relaciones adecuadas entre las religiones y los pueblos, en justicia y en libertad".

 

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