Lecturas de hoy. Miércoles 18 de septiembre de 2024

"¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos?"

Basílica de San Pedro. Ciudad del Vaticano. Roma.
Basílica de San Pedro. Ciudad del Vaticano. Roma.
  1. Primera lectura
  2. Salmo Responsorial
  3. Evangelio
  4. Comentario

Lecturas del XXIV Domingo del Tiempo Ordinario

Miércoles, 18

Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios, 1 Cor 12, 31–13, 13

Hermanos: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.

Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.

El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará. Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.

Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

Palabra de Dios

 

Salmo Responsorial

Sal 99

Sal 32

R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/. 

Evangelio 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,31-35):

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: «Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis.» Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores.» Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón.»

Palabra del Señor

Comentario del Evangelio 

Jesús les dice: «No os entiendo. Sois como esos niños: os hemos tocado la flauta y no habéis bailado, os hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado. ¿Qué queréis?». La respuesta sigue siendo: «Queremos la salvación a nuestro modo». Por tanto, vuelve «siempre esta cerrazón» ante el modo de obrar de Dios. El «drama de la resistencia a la salvación» lleva a no creer «en la misericordia y en el perdón», sino en los sacrificios. E impulsa a querer «todo bien ordenado, todo claro». es «un drama» que «también cada uno de nosotros tiene dentro». Por eso sugirió algunas preguntas con vistas a un examen de conciencia: «¿Cómo quiero yo ser salvado? ¿A mi modo? ¿Creo que Jesús es el maestro que enseña la salvación, o voy por doquier siguiendo a gurús que me enseñan otra? «nos hace bien formularnos hoy», culminan en la última pregunta del Papa: «¿Resisto a la salvación de Jesús?».  

(Palabras del Santo Padre. Homilía da Santa Marta, 3 de octubre de 2014)

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