Polémica sobre si la Pontificia Comisión Bíblica está estudiando las uniones homosexuales

El Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe dice que en la Biblia “no hay ejemplos de ‘unión’ legalmente reconocida entre personas del mismo sexo”

Monseñor Luis Francisco Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Monseñor Luis Francisco Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

El Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Monsignor Giacomo Morandi, aclara a Vaticans News algunos aspectos sobre la polémica que se ha creado acerca de si la Pontificia Comisión Bíblica en su estudio “¿Quién es el hombre?” está estudiando la posibilidad de las uniones homosexuales. 

Algunos colectivos argumentan ideológicamente sobre este tema, pero Morandi dice que en la Biblia “no hay ejemplos de ‘unión’ legalmente reconocida entre personas del mismo sexo”.

Explica que en el documento pretende ser “una interpretación fiel de toda la Sagrada Escritura respecto del tema antropológico”. Este se basa “en un procedimiento expositivo original que ha tomado como texto de referencia el relato fundacional de Génesis 2-3… porque estas páginas bíblicas son consideradas fundamentales por la literatura neotestamentaria y por la tradición dogmática de la Iglesia”.

Morandi indica que desde la cultura occidental, se han alzado voces de disensión respecto al enfoque antropológico de la Escritura, tal como la Iglesia la entiende y la transmite en sus aspectos normativos; "todo ello se juzga a menudo como el simple reflejo de una mentalidad arcaica e históricamente condicionada".

No existe ninguna apertura 

El Secretario de Doctrina de la Fe es consciente de que algunos dicen que una "nueva y más adecuada comprensión de la persona humana impondría una reserva radical sobre el valor exclusivo de la unión heterosexual, a favor de una aceptación análoga de la homosexualidad y las uniones homosexuales como una expresión legítima y digna del ser humano. Además - se argumenta a veces - la Biblia dice poco o nada sobre este tipo de relaciones, que por lo tanto ya no deberían considerarse ilícitas desde el punto de vista moral".

Pero para Morandi "se trata de una aproximación ideológica y parcial a la antropología. En realidad, el documento en el n. 185 dice textualmente: “La institución del matrimonio, constituida por la relación estable entre marido y mujer, se presenta constantemente como evidente y normativa en toda la tradición bíblica. No hay ejemplos de ‘unión’ legalmente reconocida entre personas del mismo sexo”. Por lo tanto, no existe ninguna “apertura” a las uniones entre personas del mismo sexo, como algunos lo han afirmado erróneamente". 

Proyecto divino sobre el hombre 

En definitiva, el texto pretende “promover una visión global del proyecto divino sobre el hombre, que comenzó con el acto de la creación y se realiza en el transcurso del tiempo, hasta su cumplimiento en Cristo, el hombre nuevo, que constituye la clave, el centro y la meta de toda la historia humana”.

Respecto a la separación de los cónyuges y la enseñanza de la Iglesia sobre la indisolubilidad, el Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe argumenta: "La enseñanza de la Iglesia, con el Código de Derecho Canónico, ya concede a los cónyuges válidamente unidos por el sacramento del matrimonio el derecho a separarse en ciertos casos particulares. Pero este hecho no ha significado nunca ninguna legitimación del divorcio, entre otras cosas porque un sacramento del matrimonio válidamente contraído permanece así y nunca puede ser anulado por ningún otro acto".

Morandi prosigue que, por el contrario, es diferente la hipótesis en la que el matrimonio se reconoce como nulo desde el principio: este es el caso de los procedimientos para la declaración de nulidad del matrimonio. Sin embargo, a veces hay situaciones en las que la convivencia entre los cónyuges se hace prácticamente imposible por diversas razones. Es precisamente en estos casos que la Iglesia admite la separación física de los cónyuges y el fin de la cohabitación. Sin embargo, los cónyuges que están válidamente unidos por el sacramento del matrimonio no dejan de ser marido y mujer ante Dios y, por lo tanto, no son libres de contraer una nueva unión.

 

El experto añade que la comunidad cristiana está llamada a estar cerca de estas personas y a ayudarlas a vivir cristianamente su situación, como recuerda con autoridad el Catecismo de la Iglesia Católica en el n. 1649. El documento de la Pontificia Comisión Bíblica sigue exactamente esta línea y ciertamente no se “abre” al divorcio, como algunos, de manera distorsionada o instrumental, creen o quisieran.

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