Tiempo de juego sinodal

Francisco Conesa y otros miembros de la delegacion española en el Sínodo de la sinodalidad.
Francisco Conesa y otros miembros de la delegacion española en el Sínodo de la sinodalidad.

Estamos ya en el tiempo de juego del Sínodo de la Sinodalidad, que acaba de comenzar en su segunda fase romana con unos días de meditación espiritual y un acto de perdonanza colectivo.

Tengo que confesar hasta hace bien poco no me aclaraba mucho no solo de la finalidad de esta sesión sino de la dinámica concreta de esta Asamblea en relación con la anterior.  Por ejemplo, qué papel van a jugar las comisiones de estudio de determinados temas, que son algunos de los peliagudos, en relación con la dinámica general del Sínodo.

Al margen de estas cuestiones, me quedo con que los participantes son 368, 272 obispos y el resto sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos hombres y mujeres. Hay ocho “invitados especiales”, incluido, como la última vez, Luca Casarini, cofundador de la organización “Mediterranea Saving Humans”.

El número de representantes de otras iglesias ha aumentado de 12 a 16, incluidos los de la Iglesia Ortodoxa Siria y la Federación Mundial Luterana.

Hay 36 grupos de trabajo menores, organizados por idioma: dos en inglés, una en italiano, una en francés, una en español y una en portugués.

Con las restricciones sobre lo que allí se hace y se dice, sin embargo habrá cuatro sesiones públicas, llamadas foros teológico-pastorales: dos el 9 de octubre y dos más el 16. Los temas serán “El pueblo de Dios, sujeto de la misión”; “El papel y la autoridad del obispo en una Iglesia sinodal”; “La relación mutua entre la iglesia local y la Iglesia universal” y “El ejercicio de la primacía y el sínodo de los obispos”.

Del espíritu, no de la dinámica, del Sínodo, me quedo con lo que ha escrito a sus diocesanos uno de los representantes españoles, el obispo de Solsona, Francisco Conesa, a quien admiro por varias razones de su vida y pensamiento, sin haberle saludado nunca.

Ha escrito que “en las próximas semanas, siguiendo el mismo método de trabajo, trataremos la parte I (del Instrumentum laboris), que trata de las “relaciones” con Cristo, con los demás y con la comunidad como claves para ser una Iglesia más sinodal; luego jugaremos con la parte II, que trata de los “itinerarios” y los procesos que garantizan el cuidado de las relaciones; luego, hablaremos de los “lugares” en los que se vive el hecho de ser una Iglesia sinodal misionera y la relación entre ellos (parte III). Finalmente, la última semana estará dedicada a discutir y aprobar el Documento Final con las propuestas que entregamos al Papa Francisco”.

Por último añadía: “No te olvides de orar por mí y por el Sínodo durante estos días, porque solo guiados por el Espíritu Santo podemos discernir qué camino necesita tomar la Iglesia y cómo puede crecer en sinodalidad para ser más misionera. Por otro lado, este día de San Miguel se cumplen 39 años de mi ordenación sacerdotal. Os invito a uniros a mí en mi acción de gracias al Padre”.

 

Pues eso. 

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