Argüello y Gabilondo no sólo comparecen

Mons. Luis Argüello.
Mons. Luis Argüello.

Buen revuelo se ha armado con la última comparecencia mediática de monseñor Luis Argüello como secretario general de la CEE. Me ha recordado, por cierto, la primera suya, en la que por cierto algunas de sus palabras también crearon no poco lío. No sé si aquello que decía Aristóteles de que en el principio está el final se cumple.  

En esta ocasión, analizado el vídeo, da la impresión que más que echar un capote –algo incomprensible-, o restar importancia a las palabras de la ministra Montero, lo que, en la primera parte de su proposición pretendió Argüello fue utilizar un género literario que en la radio no función, la ironía.

Venía, en la respuesta a la pregunta, de una larga reflexión más propia de un teórico de la comunicación política que de un portavoz, quizá por eso de poner en valor su experiencia en el puesto. Aunque las circunstancias de la comparecencia de la ministra no fueron las de una rueda de prensa, sino las de la presencia en la Comisión del Congreso.

Y por eso dijo lo que dijo: “No creo que la ministra de igualdad defendiera en esas declaraciones que los niños puedan mantener relaciones sexuales y demás, lo que me preocupa mucho es el planteamiento…”.

 Quizá le faltó aquello de que “porque si así fuera, estaríamos en el caso de una ministra que estaría mentalmente deslegitimada para…, se convertiría en un peligro público para la sociedad…”.

Al final de la respuesta volvió a convertirse en un teórico de la comunión política-mediática e hizo un ejercicio de metadiscurso en el que reflexionó sobre lo que él mismo acababa de decir y  la repercusión que iba a tener.

Es decir, se dio cuenta de que con la primera parte de la frase, que debía ser entendida a raíz de lo que dijo después, se iba a armar el lío. E intento mitigar los efectos.

Una forma de rectificar en proceso que no sé si aclaró mucho.

En cierto sentido, en vez de contestar directamente a la pregunta, hubo sobre exposición de reflexión, quizá más propia de otro ámbito, de una función en el que el enunciador se sobrepuso al enunciado y ocultó el enunciado.

 

Ya se ve, don Luis, que no es bueno ganar por goleada.

Hablando, por cierto, de comparecencias últimas, me ha resultado interesante la del defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, de los Gabilondo de toda la vida, y sus declaraciones sobre la investigación de la pederastia.

De interés también lo que han publicado los medios, por ejemplo el diario especializado en pederastia en la Iglesia, es decir, “El País”, que según su Consejero Delegado o Presidente es un medio progresista por vocación y misión.  

Dijo Gabilondo en su desayuno que no había pedido colaboración oficial a la Iglesia respecto a la investigación de la pederastia que lleva adelante su negociado. Pero en otro momento apuntó que había sectores de la Iglesia reacios a colaborar en la investigación.

En qué quedamos, si no ha pedido aún la colaboración oficial, ¿cómo sabe que hay sectores que son reacios? Y yo me pregunto, señor Gabilondo, usted, ¿a quién tiene que pedir colaboración? ¿A toda la Iglesia, es decir, a la Conferencia Episcopal?, ¿A los sectores reacios? ¿A los colaboracionistas?

Por cierto, a lo que declaró en el desayuno Gabilondo, contestó monseñor Argüello. Y añadió muchas cosas más.

No estaría demás saber si ha habido sectores reacciones en la investigación de Cremades y cía, no vaya a ser que Gabilondo esté diciendo que hay sectores reacios a su investigación y no a la Creamdes y cía. O que los colaboradores con la de Cremades y cía sean recios con la de Gabilondo, o al revés.

Demasiadas narrativas en liza.  

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