Santoral Romano

¿Qué santo celebra hoy, lunes 13 de noviembre de 2023? Consulta el santoral

San Leandro, Arzobispo de Sevilla, presidió el Concilio III de Toledo. Murió hacia el año 600

San Leandro, Arzobispo de Sevilla, presidió el Concilio III de Toledo. Murió hacia el año 600
San Leandro, Arzobispo de Sevilla, presidió el Concilio III de Toledo. Murió hacia el año 600

El santoral católico celebra hoy, lunes 13 de noviembre de 2023, la festividad de los siguientes santos en su calendario de religión:

  • San Leandro, Arzobispo de Sevilla, presidió el Concilio III de Toledo. Murió hacia el año 600
  • San Diego de Alcalá (1400-1463), religioso franciscano español, conocido por su humildad y caridad en el cuidado de los enfermos.
  • Santos Arcadio y compañeros, mártires
  • San Estanislao Kostka, religioso

Además se celebra en el cristianismo la festividad de los siguientes beatos:

  • Beatos Josaphat Chichkov, Kamen Vitchev y Pavel Didjov, presbíteros, mártires.
  • Beata Patrocinio Giner Gomis, mártir
  • Beato Artémides Zatti, Salesiano
  • Beato Eugenio Bossikov, obispo y mártir

San Leandro de Sevilla

Nació en Cartagena, hacia el año 540. Pertenecía a una familia de santos: sus hermanos Isidoro (que le sucedería como Obispo de Sevilla), Fulgencio (Obispo de Écija) y Florentina, le acompañan en el santoral.

Elegido Obispo de Sevilla, creó una escuela, en la que se enseñaban no sólo las ciencias sagradas, sino también todas las artes conocidas en aquel tiempo. Entre los alumnos, se encontraban Hermenegildo y Recaredo, hijos del rey visigodo Leovigildo. Allí comenzó el proceso de conversión de Hermenegildo, que lo llevaría a abandonar el arrianismo y a abrazar la fe católica. Y, también, el enfrentamiento con su padre, que desembocaría en una guerra. A consecuencia de esta guerra, a Leandro le tocó ir al destierro.

Cuando mejoró la situación, pudo volver a Sevilla. Hermenegildo había sido ajusticiado por orden de su padre. Pero este, en los últimos años de su vida, influenciado, sin duda, por el testimonio del hijo mártir, aconsejó bien a su otro hijo, Recaredo, que le sucedería en el trono. El nuevo rey, aconsejado por Leandro, convocó el Concilio III de Toledo, en el que rechazó la herejía arriana y abrazó la fe católica.

A Leandro le debemos no sólo la conversión del rey, sino también el haber contribuido al resurgir de la vida cristiana por todos los rincones de la Península: se fundaron monasterios, se establecieron parroquias por pueblos y ciudades, nuevos Concilios de Toledo dieron sabias legislaciones en materias religiosas y civiles...

Se ha dicho que Leandro fue un verdadero estadista y un gran santo. Y es verdad. Porque, al mismo tiempo que desarrollaba esa vasta labor como hombre de Estado, nunca olvidaba que, como obispo, su ministerio le exigía una profunda vida religiosa y una dedicación pastoral intensa a su pueblo. Predicaba sermones, escribía tratados teológicos, dedicaba largos ratos a la oración, a la penitencia y al ayuno...

Murió el Obispo Leandro, en Sevilla, hacia el año 601. Su fiesta se celebra el 13 de noviembre.

 

San Diego de Alcalá

Nació en España en el año 1400, de familia muy pobre. De joven fue a un campo solitario a acompañar a un familiar que hacía allí vida de monje ermitaño. Y de él aprendió el arte de la oración y de la meditación y un gran cariño por Jesús Crucificado.

Se dedicó a las labores manuales y a recoger leña, y con lo que ganaba ayudaba a muchos pobres. Y como el que más da, más recibe, la gente empezó a llevarle abundantes limosnas para que repartiera entre los necesitados.

Pero sucedió que leyó la vida de San Francisco de Asís y se entusiasmó grandemente por el modo de vivir de este santo, y además estaba preocupado porque su demasiada popularidad en su tierra le quitaba la oportunidad de poder vivir en soledad y recogimiento. Y así fue que pidió ser recibido como religioso franciscano y fue admitido.

Diego había hecho muy pocos estudios, pero era muy iluminado por luces celestiales, y así sucedía que cuando le preguntaban acerca de los temas espirituales más difíciles, daba unas respuestas que dejaban admirados a todos.

Fue enviado a misionar a las Islas Canarias y allá logró la conversión de muchos paganos y no permitió que los colonos esclavizaran a los nativos. Y haciendo una excepción a la regla, los superiores lo nombraron superior de la comunidad, siendo un simple lego. Y lo hizo muy bien.

En 1449 hizo un viaje desde España hasta Roma a pie. Iba a asistir a la canonización de San Bernardino de Siena. Acompañaba al Padre superior, el P. Alonso de Castro. Este se enfermó y Diego lo atendió con tan gran esmero y delicadeza, que los superiores lo encargaron por tres meses de la dirección del hospital de la comunidad de Roma, y allí hizo numerosas curaciones milagrosas a enfermos incurables.

A San Diego lo pintan llevando algo escondido en el manto. Es un mercado para los pobres. Y es que en los últimos años estuvo de portero en varios conventos y regalaba a los pobres todo lo que encontraba. Y dicen que en un día en que llevaba un mercado a un mendigo se encontró con un superior que era muy bravo y este le preguntó qué llevaba allí. El santito muy asustado le respondió que llevaba unas rosas, y al abrir el manto sólo aparecieron rosas y más rosas.

Los últimos años de su vida pasaba días enteros dedicados a la oración. Al ver un crucifijo quedaba en éxtasis. Su amor por la Virgen Santísima era inmenso. Untaba a los enfermos con un poco de aceite de la lámpara del altar de la Virgen y los enfermos se curaban. Un muchacho cayó en un horno ardiente, y el santo lo bendijo y el joven salió sano y sin quemaduras.

El 12 de noviembre del año 1463, sintiéndose morir pidió un crucifijo y recitando aquel himno del Viernes Santo que dice: "¡Dulce leño, dulces clavos que soportásteis tan dulce peso!" expiró santamente.

En su sepulcro se obraron muchos milagros y el mismo rey de España, Felipe II, obtuvo la milagrosa curación de su hijo al rezarle a Diego. Por eso el rey le pidió al Sumo Pontífice que lo declarara santo. Y fue canonizado sólo 25 años después de haber muerto, en 1588.

Santos Arcadio y compañeros

Los santos Arcadio y compañeros, mártires, fueron un grupo de cristianos españoles que fueron martirizados en el siglo V durante la persecución de los vándalos arrianos.

Arcadio era un sacerdote de la ciudad de Constantina, en la actual Argelia. Pascasio, Probo y Eutiquiano eran sus diáconos. Pablo era el hermano menor de Pascasio y Eutiquiano.

En el año 429, los vándalos, un pueblo bárbaro arriano, invadieron el norte de África. Los vándalos eran hostiles a la Iglesia católica y comenzaron a perseguir a los cristianos.

San Estanislao Kostka

"San Estanislao os enseña esa libertad que no es una carrera ciega, sino la capacidad de discernir la meta y de seguir las mejores sendas de comportamiento y de vida. Os enseña a buscar siempre, en primer lugar, la amistad con Jesús; a leer y meditar en su palabra y a acoger en la Eucaristía su presencia misericordiosa y poderosa, para resistir al condicionamiento de la mentalidad mundana." (Papa Francisco, Mensaje con motivo del 450 aniversario de la muerte del Santo, 15 de agosto de 2018).

Estanislao nació cerca de Cracovia en 1550, hijo del príncipe Kostka, jefe militar y Senador del reino de Segismundo Augusto. A la edad de 14 años fue enviado a estudiar a Viena en el Colegio de la Compañía de Jesús, que había sido fundado solo poco tiempo antes. San Ignacio había muerto en el 1556 y la seria formación teológica de los jesuitas ya los había distinguido como iniciadores de una profunda conversión espiritual y de una necesaria renovación cultural dentro de la Iglesia.

"Ad Maiora natus sum"

Antes de llegar al Colegio de la Compañía en Viena, Estanislao pasó por Czestochowa. En el instituto será acogido como huésped no solo él sino también su tutor y su hermano mayor Paolo. Tal convivencia se revelará inmediatamente muy difícil debido a las inclinaciones de su hermano hacia una vida de estilo demasiado mundano, que obviamente contrastaban con el estilo sobrio de Estanislao, que se sentía "nacido para las cosas más grandes". En este período estudió mucho, vivió intensamente el espíritu del Evangelio y la devoción a María, trabajando y dando testimonio de grande coherencia entre vida y fe. De ese modo, la llamada del Señor fue madurando en él y su fiel correspondencia a la gracia fue también creciendo mucho, como se manifestaba en los numerosos espacios que dedicó a la oración, a su fervorosa participación en la Eucaristía y la asidua recitación de la Liturgia de las Horas, pero sobre todo, practicando las enseñanzas de los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola.

Dos noches "prodigiosas"

Un día Estanislao cayó gravemente enfermo y durante su convalescencia se produjeron extraordinarios prodigios; claros signos del proceso transformante que la gracia estaba haciendo en él. Se cuenta que una noche recibió la visita de santa Bárbara acompañada de dos ángeles y de sus manos recibió finalmente la Eucaristía. Esto sucedió porque durante su fiebre la había pedido y deseado ardientemente, pero no la había podido recibir por causa de que tanto él como su hermano y el tutor habían tenido que mudarse a un apartamento alquilado al haber sido expulsados del Colegio jesuita cuando los Ausburgo expropiaron tal inmueble. En pleno periodo de la Contrareforma pues, tuvieron que afrontar el problema de que el dueño del apartamento donde alojaban era un luterano que no admitía en ningún modo la presencia de algún sacerdote católico en su propiedad. Una narración del Padre espiritual de Estanislao, el P. Juan Donius, cuenta que también en otra noche Estanislao recibió la visita de la Virgen y que le hizo abrazar a Jesús Niño. En cuanto Estanislao lo tomó en sus brazos, fue completamente curado, a pesar de que todos los médicos le habían diagnosticado un mal incurable. Se dice también que la Virgen, al despedirse, le confirmó que su camino continuaría en la Compañía de Jesús.

Se fugó de casa para seguir su vocación

Con estos signos tan prodigiosos, aunque Estanislao era todavía menor de edad, se sintió ya muy seguro de su elección, pero sabía que su padre nunca la habría aprobado. Así que debió huir de casa y después de veinte días de camino a pie, llegará a Dillingen, Alemania, donde será acogido en la Casa jesuita local y donde encontrará al padre Pedro Canisio, que en ese momento era el Provincial de Alemania del Norte. Es muy explicable que los jesuitas se hayan quedado muy impresionados por el valor y la voluntad de este extraordinario joven y que luego lo hayan enviado en peregrinación a Roma junto con sus dos compañeros, donde finalmente pudo comenzar su noviciado y profesar los votos de pobreza, castidad y obediencia. Un día le pidieron que describiera la figura del misionero y la compartiera con sus compañeros novicios. Estanislao afirmó que el bagaje espiritual del evangelizador tenía que vestirse con: "Excelentes zapatos de mortificación, un gran manto de amor a Dios y al prójimo, un sombrero de paciencia en defensa de la adversidad". Un día, de repente, Estanislao cayó enfermo de nuevo y murió a sólo 18 años de edad, el día de la Asunción de María en 1568. Fue sepultado en el templo que se acababa de construir junto al noviciado en Sant'Andrea al Quirinale. Proclamado santo por Benedicto XIII en 1726, junto con Luis Gonzaga y Juan Berchmans, fue declarado el protector de los novicios y de toda la juventud.

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