El presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas alerta sobre el esoterismo

Promovida por los masones, niega la divinidad de Jesús y propone esta práctica como religión única de armonía que debe suplantar a todas las religiones

El sacerdote Francesco Bamonte.
El sacerdote Francesco Bamonte.

El esoterismo, una práctica muy extendida en nuestros días, es contraria al cristianismo. El término proviene de Aristóteles pero es con la modernidad cuando, por la influencia que ejercieron algunos autores –principalmente masones– desde el siglo XVIII, adquirió el significado que le damos hoy en día, y que remite a “un Conocimiento o Sabiduría o Tradición primordial que se cree que es antecedente y superior a todas las religiones particulares y a cualquier forma de espiritualidad". 

Así lo explica padre Francesco Bamonte en su libro "El cristianismo contemporáneo frente al esoterismo, ocultismo y satanismo". Actual exorcista titular de la Iglesia en Roma y presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE) es todo un referente para los sacerdotes que desempeñan este ministerio peculiar, según destaca Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), en Portaluz.

Once claves del esoterismo 

En su libro, el presidente de los exorcistas desvela 11 claves del esoterismo, inaceptable para los cristianos.

Entre las que inciden contra la doctrina católica, en primer lugar niegan  la divinidad de Jesucristo. Bamonte lo explica: “El esoterismo niega que Jesús sea Dios hecho hombre. Por el contrario, el cristiano cree que Dios se ha hecho hombre y que en Cristo se ha revelado personalmente a la humanidad”.

Las palabras de la fe cristiana sobre el Señor no se reducen al simbolismo, sino que expresan una realidad bien concreta, y traen consigo consecuencias personales: “En el momento histórico de la propia vida terrena, todo hombre de todo lugar y de toda época puede encontrarse con el corazón infinitamente amoroso de Jesús resucitado y, si quiere, puede entrar en comunión de vida con él y, por medio de él, con el Padre y el Espíritu Santo”, dice el presidente de los exorcistas. 

Rechazo a los dogmas 

Así mismo, el esoterismo rechaza los dogmas, que son un patrimonio de la fe de la Iglesia, pues expresan verdades fundamentales basadas en la Biblia y en la Tradición. Obviamente, esto es inaceptable para la mentalidad esotérica, en la que “el contacto y la unión con lo divino se consideran no en un sentido personal –esto es, con un Dios personal, como en el cristianismo–, sino en un sentido impersonal y prescindiendo de cualquier religión”.

Así, el esoterismo, si en algún momento alude a elementos de la doctrina cristiana o a pasajes de la Sagrada Escritura, lo hace con una interpretación simbólica que los deforma, “alterando completamente el verdadero significado de las palabras que Dios ha dirigido a la humanidad en los libros sagrados”. Además, los grupos esotéricos “consideran los dogmas de la fe católica como una invención arbitraria”. Sin embargo, ellos mismos sostienen sus propios dogmas. 

Fe, esperanza y caridad 

Entre el esoterismo y el cristianismo hay una notable diferencia en cuanto a las virtudes teologales, fe, esperanza y caridad. Los esotéricos "entienden por fe, la fe en el hombre; con el término esperanza entiende la esperanza en un mundo mejor, es decir, un mundo marcado en todos los ámbitos de la vida individual y social por los principios del esoterismo; con el término caridad entiende la solidaridad entre los que pertenecen a la propia asociación esotérica y aquellos a los que ésta decide beneficiar”, explica el padre Francesco Bamonte. 

Por otro lado, el esoterismo cree en una única religión universal y las concordancias de las religiones. Esta religión universal se define también como ‘natural’, que sería anterior a todas las religiones particulares. Sería más antigua que todas las religiones, constituyendo el presunto núcleo común a todas las fragmentaciones de las diversas religiones”.

 

Para ellos, cualquier tradición religiosa concreta son la “causa de guerras y divisiones entre los pueblos”–. Por eso, tal como sintetiza el religioso italiano, “proponen el esoterismo como religión o espiritualidad única de paz y armonía que debe suplantar a todas las religiones”.

Los "dogmas" del esoterismo 

El esoterismo rechaza los dogmas de la Iglesia Católica pero tiene sus propias doctrinas que emana de un Conocimiento que debe ser transmitido por un maestro a los iniciados (o adeptos) a lo largo de un recorrido personal”, de manera que el adepto sea capaz de “entrar en sí mismo, redescubriéndose como ‘ser divino’”.

El presidente de la AIE explica las que considera “algunas de las características intrínsecas” del pensamiento esotérico: 

Iluminación o metamorfosis del hombre esotérico. Para la persona que se adentra en estos círculos, la iniciación supone un proceso de transformación en clave de mejora personal. 

 La alquimia: a pesar de su apariencia mítica e incluso anticuada, este concepto que remite a la búsqueda de la “piedra filosofal” (que podría transformar en oro todos los metales y concedería la inmortalidad) se utiliza en sentido metafórico para simbolizar “el camino iniciático esotérico que lleva al adepto al paso del estado basto al perfecto, purificado”.

La transmisión de secretos es algo que no puede faltar, ya que “las enseñanzas esotéricas necesitan ser transmitidas de un maestro a un alumno, es decir, del iluminado al iniciado”, en una cadena temporal y en una comunidad que garantiza esa sucesión. 

La teoría de las “correspondencias” existentes en la naturaleza visible e invisible. El sacerdote italiano explica que “según este principio, la naturaleza, el universo material y espiritual, y el hombre, son un único ser viviente compenetrado de una misma energía”.

Invocación de esos seres divinos

Existencia de seres intermedios entre la esfera visible y la invisible, y que no son entidades personales –como sucede en el cristianismo con los ángeles y demonios–, sino “diferentes manifestaciones de la única energía divina”, en palabras del padre Bamonte. Para un iniciado en el esoterismo es posible la comunicación con esos seres, de forma que la persona se convierte en un “médium” o en un “canal”.

En este contexto, el presidente de la AIE explica lo que en el ocultismo se denomina “teúrgia”, y que consiste en la invocación de esos seres divinos. Popularizada hoy en día por la New Age como “channeling” o canalización, que “es una nueva forma de espiritismo” y puede suponer el contacto ya sea con difuntos, espíritus de la naturaleza, extraterrestres, ángeles, maestros ascendidos… y hasta con la Virgen María, Cristo o Dios, entendidos como entidades cósmicas “que guiarían a la humanidad hacia un destino mejor”.

Francesco Bamonte fue ordenado sacerdote en 1990 y con nombramiento de exorcista desde el año 2000. Pertenece a la congregación de los Siervos del Corazón Inmaculado de María y es autor de varios libros en torno al demonio y el exorcismo. 

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