Lectura crítica del no sólo “descargo de conciencia” de monseñor Georg Gänswein, secretario de Benedicto XVI

La edición en español, "Nada más que la verdad" del libro de las memorias de Gänswein está escrito por el periodista Saverio Gaeta

Georg Gänswein.
Lectura crítica del no sólo “descargo de conciencia” de monseñor Georg Gänswein, secretario de Benedicto XVI.
  1. “Descargo de conciencia”
  2. Personalidades eclesiales y no eclesiales 
  3. El gran protagonista es Joseph Ratzinger
  4. Trasparentar la presencia de Dios
  5. El papel de los medios de comunicación
  6. El cristianismo no es un modelo de vida atractivo
El Papa Francisco visita a Benedicto XVI y su secretario personal el arzobispo Georg Gänswein.
Una visita del Papa Francisco visita a Benedicto XVI y su secretario personal el arzobispo Georg Gänswein.

Acaba de aparecer la edición en español, con una cuidada traducción, de uno de los libros que más polémica eclesial ha levantado en los últimos meses. El libro de memorias en primera persona, escrito por una tercera persona, el periodista Saverio Gaeta, del secretario de Benedicto XVI, monseñor Georg Gänswein.

“Descargo de conciencia”

Tengo que confesar que una vez leído el libro me parece que el problema con este “descargo de conciencia”, a modo Laín Entralgo, estuvo en el momento en el que se publicó en italiano, y en el que por cierto circularon algunas ediciones, también en español, con traducción de Inteligencia Artificial. No es el caso de hacer aquí una reflexión sobre la prudencia.

Es cierto que los últimos capítulos son los que dan más motivo de discusión y debate, y generan más dudas sobre la oportunidad.

Es cierto que, respecto a algunos casos polémicos de los últimos años de la vida de Benedicto XVI, la versión que ofrece su secretario completa la que tenemos en el imaginario común.

Personalidades eclesiales y no eclesiales 

Es cierto que hay personalidades eclesiales y no solo eclesiales que no quedan bien. En este sentido, me ha sorprendido lo que se deduce de lo que se dice del cardenal Sarah, o de algunos de sus colaboradores, o la insistencia con unas declaraciones de Vittorio Messori, o algunos nombres en casos concretos.

Es cierto que, en no pocas ocasiones, el autor ha sabido decir más de lo que ha escrito, asentando las premisas para que el lector saque las conclusiones. Esto ocurre principalmente cuando se refiere a varios episodios en los que el Papa Francisco es el protagonista.

El gran protagonista es Joseph Ratzinger

Pero también es cierto que el grueso principal del libro, el gran protagonista del libro, no es su autor, monseñor Georg Gänswein, ni su interés por aclarar “entuertos” o por ofrecer una versión justificativa.

El gran protagonista es Joseph Ratzinger. Y esta es mi invitación al lector, centrarse en Joseph Ratzinger.

En este sentido tengo que aclarar que, como quien esto escribe es un seguidor apasionado de Ratzinger y piensa que lo ha leído casi todo lo que se ha escrito sobre él en español, de manera especial después de la biografía de Peter Seewald, este libro aporta novedosas perspectivas de conocimiento de Benedicto XVI.

 

Por cierto que uno de los intereses de su lectura es todo lo referido al entramado Vaticano, es decir, a las relaciones humanas, a las rutinas y formas de trabajo, a lo que se refiere al entorno de la Casa Pontifica y a su relación con otros organismos. Incluso lo que desvela sobre los espacios de la vida del Papa, de los Papas, y de sus entornos.

Una idea añadida como percepción de lector. Está claro que el pontificado de Benedicto XVI no fue fácil. Que se fueron sumando una serie de acontecimientos, que están en la mente de todos, que contribuyeron, por un lado, a una imagen pública negativa del pontificado, y, por otro, que incidieron en la vida de los protagonistas, en concreto en la del Papa Benedicto.

Trasparentar la presencia de Dios

Pero tengo que confesar que, a media que iba leyendo el libro, a medida que monseñor Gänswein escribe y delinea la personalidad de Joseph Ratzinger,  sentía paz. Lo que tiene que ver con Joseph Ratzinger da paz, transmite paz, produce en el lector un estado de tranquilidad, quizá por la coherencia, quizá por el equilibrio de continuidad en su vida, quizá por esa dimensión de profundidad que comunica, quizá por esa forma humilde, sencilla, nítida, de trasparentar la presencia de Dios.

A partir de ahí, este libro es una invitación a adentrarnos en el fondo humano y espiritual de Ratzinger. Por cierto, espero que algún día se publiquen esa homilías del Benedicto XVI emérito que se grababan y transcribían en el Monasterio “Mater Ecclesiae”.

El papel de los medios de comunicación

Destaco algún aspecto para no extenderme. Uno, el papel de los medios de comunicación, y de los periodistas, en el pontificado de Benedicto XVI. La reflexión sobre la relación entre los medios y el magisterio del Papa, el rol de los llamados vaticanistas, las estrategias de descontextualización de las afirmaciones del Papa. Páginas 194 y ss.

Y las veinte últimas páginas que, por diversos motivos, no tienen desperdicio. Desde la reflexión sobre lo que Benedicto XVI pensaba de “Amoris laetitia” al asunto de “Traditionis custodes”, entre otros.

El cristianismo no es un modelo de vida atractivo

Aunque lo que me interesa destacar, como nota final, es lo que se recoge sobre la reflexión de Ratzinger a propósito de por qué el cristianismo no es un modo de vida atractivo en el presente.

Puesto que “parece que limita al hombre en todo, que estropea su alegría de vivir, que coarta su libertad tan preciosa y lo conduce no mar adentro –como dicen los Salmos- sino a la angustia, a lo estrecho”.

Como respuesta, señaló (Ratzinger) la urgencia de “mostrar un modelo cristiano de vida que ofrezca una alternativa vivible a las diversiones cada vez más vacías de la sociedad del tiempo libre, que tiene que recurrir cada vez más a la droga porque está saciada de los miserables placeres habituales. El modelo cristiano de vida debe manifestarse como una vida en toda su plenitud y libertad, que no experimenta el vínculo del amor como dependencia y limitación, sino como apertura a la grandeza de la vida”.

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