Getsemaní, fiarse o no fiarse de Dios
El profesor de filosofía Davide Penna, miembro de los Focolares, presenta un profundo y espiritual relato evangélico en "La noche olvidada. Velar con Jesús arrestado"
- Comentario profundo y espiritual
- Conciencia de Getsemaní
- Encuentro con Jesús íntimo
- Santa Teresa de Jesús
Tiempo oportuno éste de la Semana Santa para acompañar nuestra oración con un lectura exegética, y espiritual, del relato de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Comentario profundo y espiritual
En esta ocasión, he elegido este comentario del filósofo y profesor de filosofía Davide Penna, miembro de los Focolares, Vicepresidente del Movimiento Político per l´Únita-Liguria.
Pegado a los trabajos de P. Coda y del escriturista G. Rossé, Davide Penna presenta un original, profundo y espiritual comentario de los relatos evangélicos referidos al proceso que arranca en Getsemaní hasta el diálogo de Jesús con el sumo sacerdote.
Bien es cierto que añadiendo una segunda parte, más creativa, de reflexión espiritual sobre esa noche olvidada de Jesús arrestado, en la que introduce una especie de diálogo con el alma contemporánea y algunas reflexiones sobre la relación entre pasión y muerte de Cristo y filosofía contemporánea.
Conciencia de Getsemaní
No olvidemos que J. Gnilka escribió que “solo comprendemos quién es Jesús, si tomamos conciencia de Getsemaní”.
Hay que agradecer a nuestro autor las abundantes notas a pie de página, casi un libro dentro de otro libro, y las constantes referencias a autores de la magnitud de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI, sin olvidar lo referido al Papa Francisco o a otros especialistas como Brown.
En el nivel de la exegesis, también crítica, se mantiene en un equilibrio estable, sin pisar charcos ni entrar en dinámicas que no llevan más que a procesos de deconstrucción no sólo textual, sino de hechos y significados.
Encuentro con Jesús íntimo
Decía Karl Adam, en su libro “El Cristo de nuestra fe”, que el sentido de la devoción a Jesús es justamente un encuentro con Jesús íntimo, que ha de operar en nosotros un nuevo sentimiento de sus más íntimas mociones, aspiraciones y afectos.
El cristiano, nosotros cristianos, no debiéramos perder jamás de vista que lo que se diga, se piense, se sienta sobre el corazón, es la representación de algo mucho más profundo: el mundo interior del Señor.
Bernanos escribió que “desde el huerto del Calvario, sábete que Nuestro Señor conoció y expresó anticipadamente todas las agonías, incluso las más humildes, las más desoladas… ¡Esta pasión no es un juego de Príncipe! El sudor de sangre, la ingenua oración del monte de los Olivos, hasta el decisivo Ego sum, no son la humillación por pasatiempo; no se trata de un Dios que juega al hombre, como María Antonieta jugaba, en el Trianón, a la campesina.”
Santa Teresa de Jesús
¿Tenemos el mismo juicio de Jesús en esta noche santa, el juicio de Getsemaní, el juicio de su corazón cuya sentencia es el sufrimiento redentor? O acaso nuestro juicio es el juicio del mundo, que procede del maligno.
No sólo tener, también temer. ¿Tememos acaso el juicio del mundo y no tememos el juicio de Dios? Tememos el juicio de la opinión pública, de los medios de comunicación, del qué dirán y no tememos, bendito temor, la caricia de la misericordia de Dios.
Ya lo dijo santa Teresa de Jesús: “Muchos años, las más de las noches, antes de que me durmiese, siempre pensaba un poco en la oración del huerto, aun desde que no era monja, porque me dijeron que se ganaban muchos perdones; y tengo para mi que por ahí mucho ganó mi alma, porque comencé a tener oración sin saber lo que era y ya la costumbre tan ordinaria me hacía no dejar esto como el no dejar de santiguarse para dormir”.
La noche olvidada. Velar con Jesús arrestado
Davide Penna
San Pablo
