Mario Iceta en las jornadas de actualización pastoral: “La Iglesia no se reduce a un gueto cerrado, desentendida del devenir de la historia”
Conferencia de clausura del arzobispo de Burgos en las jornadas "Comunicar la fe en el contexto actual" organizadas por la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra
El arzobispo de Burgos, monseñor Mario Iceta Gavicagogeascoa, pronunció ayer la conferencia de clausura de las VIII Jornadas de actualización pastoral, organizadas por la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Unas Jornadas dedicadas a “Comunicar la fe en el contexto actual”.
En sustitución del prefecto del Dicasterio del Clero
Una conferencia en la que sustituyó al cardenal Lazzaro You Heung Sik, prefecto del Dicasterio del Clero, que envió un extenso mensaje a las Jornadas en el que señala que “he debido suspender mi presencia en estas Jornadas, así como mi intervención, motivado por un encargo recibido del Santo Padre”.
El prefecto de Dicasterio para los sacerdotes señala, en un texto remitido al Decano de Teología, Gregorio Guitián, que en la actualidad se constata un rápido avance “de la secularización, la incomprensión del lenguaje cristiano. El relativismo moral, la crisis del sentido trascendente de la vida humana, o la propia fenomenología ambiental” que se convierten “en obstáculos para un primer anuncio del kerigma cristiano o para la profundización de los creyentes en la fe”.
El cardenal Yoy Heung sik apunta que “también en los ministros ordenados se encuentran actitudes cuya superación se vuelve necesaria para volver eficaz el anuncio evangelizador; así, la mundanización en la propia vida de los sacerdotes, la acomodación a determinados postulados y categorías culturales ajenos a la cosmovisión cristiana, o la clericalización de la praxis pastoral, llevan a una disociación entre la fe del evangelizador y el estilo de vida por el que se conduce, que dificulta gravemente la acción del Espíritu Santo”.
Desafíos de la cultura contemporánea
En una intervención ordenada y sistemática, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, planteó los desafíos de la cultura contemporánea para el sacerdote, desde la revolución antropológica, pasando por la hipermodernidad, el avance de la secularización y de la indiferencia religiosa, la ideología de género, la cultura de la cancelación, los nuevos desafíos de la bioética o el animalismo y el no especifismo, entre otros.
Respecto al avance de la secularización dejó constancia de que “en el año 2021 las personas que se definen como católicas representan un 61,4% de la sociedad española. La cifra desciende hasta el 19,7% si nos ceñimos a las que se declaran católicas practicantes. Desde el inicio del siglo XXI hasta 2021, las personas católicas han pasado de representar un 84,7% a un 61,4% de la sociedad española. En el caso de las personas creyentes de otras confesiones religiosas, esta cifra ha pasado de representar el1% al 3% de la población. Las personas no creyentes y ateas han pasado del 9% y 4% respectivamente, al 21% y al 13% de la población”.
Carencias en la iniciación cristiana
Para monseñor Mario Iceta, este panorama hay que afrontarlo cuando se dan carencias en la iniciación cristiana, en la educación afectivo-sexual, en la propuesta vocacional cristiana, en la relevancia de la propuesta social, económica y política desde la Doctrina Social de la Iglesia y en el compromiso público de los católicos.
Recordó y desarrolló lo que significa el fundamento cristológico de la identidad y espiritualidad presbiteral: Configuración con Cristo Sacerdote, Cabeza, Siervo, Pastor y Esposo, en el contexto de una Iglesia en salida, comunidad de discípulos misioneros que “primerean”, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan.
"La Iglesia no se reduce a un gueto cerrado"
Por último, invitó a “superar la ilusión cuantitativa. La fascinación por el número es característica de nuestra sociedad científico-técnica. Sin embargo, lo esencial jamás se halla en el número ni en las primeras apariencias. La cualidad es siempre más valiosa que la cantidad.
Pero junto a la tentación de la fascinación del número, existe también la tentación de despreciar lo numérico, como si no fuera un elemento a tener necesariamente en cuenta en toda realidad humana. La Iglesia no se reduce a un gueto cerrado, esotérica, replegada en sí misma y desentendida del curso del devenir de la historia”.
