Papa en Marsella. “Con la vida no se juega” responde sobre la ley de la eutanasia en Francia
Durante la clausura de la tercera edición de los "Encuentros Mediterráneos", Francisco afirmó que la migración debe abordarse como una responsabilidad europea capaz de afrontar las dificultades objetivas
- Más conciencia sobre la migración
- Sobre Macron y la ley de la eutanasia
- Con el clero de Marsella
- Memorial a los migrantes fallecidos en el mar
- Con Macron
- Clausura los Encuentros Mediterráneos
- Otros pontífices se han ocupado de la migración
- Santa Misa en el Estadio Velódromo de Marsella
El Papa Francisco ha viajado a la ciudad francesa de Marsella los días 22 y 23 de septiembre para clausurar la tercera edición de los "Encuentros Mediterráneos" que comenzaron el pasado 17 de septiembre. La crisis migratoria ha sido uno de los motivos principales de este viaje y que ha marcado la agenda del Papa.
Se trata del viaje número 44 del papa Francisco. A su regreso a Roma, su agenda seguirá llena. Creará 21 nuevos cardenales el 30 de septiembre e inaugurará el Sínodo el 4 de octubre.
Más conciencia sobre la migración
Durante el vuelo de vuelta de Marsella a Roma, Francisco respondió a los periodistas sobre la migración y dijo que "hoy hay más conciencia. No porque yo haya hablado, sino porque la gente ha tomado conciencia del problema. Quiero decir una cosa más profunda. Ni siquiera sabía dónde estaba Lampedusa. Pero oí las historias. Leí algo y en la oración oí: tienes que ir. Como si el Señor me enviara allí, en mi primer viaje", informa Rome Reports.
Sobre Macron y la ley de la eutanasia
El papa también abordó temas relacionados con el propio viaje, como su encuentro con el presidente francés, Emmanuel Macron, y la próxima ley del país sobre la eutanasia. "Hoy no hemos hablado de este tema, pero sí en la otra visita. Cuando vino y le dije mi opinión: con la vida no se juega, ya sea la ley de no dejar crecer a un niño en el vientre de su madre, la ley de eutanasia en la enfermedad o en la vejez, esto no digo que sea una cosa de fe, es una cosa humana, humana; ahí está la fea compasión".
Con el clero de Marsella
El viaje a Marsella comenzó el 22 de septiembre en la basílica de Notre Dame de la Garde que fue recibido por el cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella.
Tras unos momentos de oración ante la estatua de María, el papa pronunció su primer discurso público del viaje. Estaba ante el clero de la diócesis de Marsella. Se centró en lo que llamó las "dos miradas": la primera de Jesús sobre todos los hombres y la segunda de hombres y mujeres sobre Jesús. Animó a los religiosos presentes en su papel de llevar la mirada de Jesús a todos y añadió que una parte clave de la mirada de Jesús es el perdón radical de los pecados, informa Rome Reports.
Memorial a los migrantes fallecidos en el mar
Al salir de la catedral, el Papa rezó frente a un memorial dedicado a los migrantes y marineros fallecidos en el mar Mediterráneo y pidió ayudar a quienes arriesgan sus vidas intentando cruzar el mar para llegar a Europa.
Recordó que cada una de las personas que fallecieron no son simplemente números sino personas con una identidad. Al finalizar, el papa dejó unas flores a los pies del memorial.
Con Macron
Después del evento, el Papa Francisco participó en la clausura del Encuentro Mediterráneo que fue recibido por el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron y el cardenal arzobispo de Marsella.
El presidente de Francia estuvo presente en los 'Encuentros Mediterráneos' y, después, mantuvo un encuentro privado con el papa Francisco de unos 30 minutos, al que después se unió la primera dama. Emmanuel Macron le regaló al papa dos libros de autores franceses relacionados con el Mediterráneo. Por su parte, el papa le dio al presidente la medalla de oro del pontificado.
Según informaciones de Francia, Macron planteó al Papa la cuestión de la migración y el fin de la vida. La Presidencia de la República ha confirmado que el futuro proyecto de ley podría llegar incluso a incluir la “asistencia activa a la muerte”.
Clausura los Encuentros Mediterráneos
En el discurso de clausura de los Encuentros Mediterráneos de Marsella, el Papa Francisco ha animado a participantes y autoridades a contribuir a hacer de la región mediterránea "principio y el fundamento de la paz entre todas las naciones del mundo".
En cuanto a la “emergencia” remarcó que el fenómeno migratorio no es tanto una urgencia momentánea, siempre oportuna para agitar la propaganda alarmista, sino una realidad de nuestro tiempo, un proceso que involucra a tres continentes en torno al Mediterráneo y que debe ser gobernado con sabia clarividencia: con una responsabilidad europea capaz de afrontar las dificultades objetivas”.
Otros pontífices se han ocupado de la migración
Andrea Tornielli, Director editorial del Dicasterio de la Comunicación, analiza en su editorial el objetivo de este viaje: "En su amplio discurso pronunciado en Marsella en la conclusión de los Encuentros Mediterráneos, el Papa Francisco, hijo de emigrantes, recordó que el fenómeno migratorio no es una novedad de los últimos años, ni él es el primer Pontífice que se ocupa del tema. Hace al menos setenta años que la Iglesia siente la urgencia creciente de esta situación".
Recuerda Tornielli que las guerras, persecuciones o necesidad de mejorar la propia condición son las motivaciones de la migración, a las que hoy se añaden con cada vez más evidencia los problemas ligados a los cambios climáticos.
El periodista del Vaticano recuerda que también en Marsella, "Francisco citó las dificultades para acoger, proteger, promover e integrar a las personas no esperadas. Recordó la responsabilidad común de toda Europa y la necesidad de garantizar "un amplio número de ingresos legales y regulares, sostenibles gracias a una acogida ecuánime" por parte del continente europeo".
Pero también reiteró que "el criterio principal debe ser siempre el de la salvaguardia de la dignidad humana y no el del mantenimiento del propio bienestar. Porque, como deberíamos haber aprendido de la reciente experiencia de la pandemia, sólo nos salvamos juntos, jamás solos".
Santa Misa en el Estadio Velódromo de Marsella
La tarde de este sábado, 23 de septiembre, el Santo Padre presidió la Santa Misa en el Estadio Velódromo de Marsella al que se unieron más de 60.000 personas.
En su homilía el Pontífice señaló que, “la experiencia de la fe genera sobre todo un salto ante la vida. Saltar significa ser ‘tocados por dentro’, tener un estremecimiento interior, sentir que algo se mueve en nuestro corazón. Es lo contrario de un corazón aburrido, frío, acomodado a una vida tranquila”, informa Vatican News.
