Don Giussani y el atractivo de la experiencia cristiana

1. Una biografía que engancha 
2. Contexto histórico y situación cultural
3. Una revolución de la experiencia cristiana
4. La fe no es una ideología ni una moral 
5. Incomprensiones 
6. Los momentos últimos 

De vez en cuando, y no voy a decir cada vez más de vez en cuando, porque no es verdad, Dios suscita hombres cuya experiencia auténtica del cristianismo permiten a los demás, por la vía de la experiencia comunicada y del testimonio, comenzar de nuevo. Cesare Pavese diría aquello de que “es bello vivir porque vivir es comenzar siempre, en cada instante”. Don Giussani, fundador de Comunión y Liberación, fue uno de ellos. 

Una biografía que engancha 

No son muchas las biografías de este sacerdote italiano que se han publicado en español. Hay una canónica o esencial, si se puede decir así, de muchas páginas, la de Savorana. Sí hay unos cuántos libros que combinan su vida y su pensamiento, que yo haya leído hace no mucho el de Camisasca, el de Carmen Giussani, el de Ronza. Ninguno de ellos, que yo recuerde de los que he leído, añade un tinte narrativo, como si fuera de serie de ficción, de película a la vida del protagonista. Eso hace que las escenas no las leas, te las imagines. Bueno, el de Carmen tenía algo de esto.

Es por tanto esta cualidad narrativa, la capacidad de centrar el relato en narraciones de hechos de vida, de relaciones, de nombres que se entrecruzan y encadenan, la que hace de esta biografía escrita por el periodista Fernando de Haro un libro atractivo, que engancha, que atrapa.

Contexto histórico y situación cultural

Y lo es también porque consigue que el lector se introduzca en el, digámoslo así, texto que supone la vida de don Giussani. Hay un ir y venir constante del contexto histórico, de la situación cultural, de las corrientes profundas y epidérmicas de pensamiento, de las ideas que emergen en determinados períodos y que cambian el rostro de la historia –véase el mayo del 68- a la vida, como un diálogo.

Lo que le interesa al autor, y entendemos que a quien le encargó el libro y lo editó posteriormente, es volver a presentarnos a un hombre, un sacerdote, un testigo, que fue capaz de hacer afirmaciones que cambiaron, y cambian, la vida de muchas personas, proposiciones que contienen la frescura de lo que significa la fe, el encuentro con Cristo, la humanidad, Cristo como mendigo del corazón del hombre, el método.

Una revolución de la experiencia cristiana

El método del cristianismo o el cristianismo como método. A medida que el lector se mete en la historia, no sólo es interpelado por los hechos que dan forma a la experiencia cristiana de don Giussani sino que es retado a preguntarse qué sentido tiene que ese sacerdote, que percibía la insuficiencia de una propuesta cristiana impregnada de humus cultural, sociológica, vaya perfilando, quizá a salta caballo, una revolución de la experiencia cristiana y vaya congregando, en torno a  sí, a un pueblo, una comunidad.

Y, sin duda, vaya ofreciendo una respuesta adecuada a las interpelaciones temporales que el cristianismo ha vivido en este tiempo de secularización y de postsecularización.

La fe no es una ideología ni una moral 

Por ejemplo, la de que la fe no es una ideología, no es una moral, no es un fenómeno cultural, no es una sentimiento en un mundo emotivista. Es un encuentro con una realidad humana que responde al deseo profundo de humanidad.

En este sentido tengo que confesar que, como propuesta, el curso básico del cristianismo de don Giussani, cuya construcción histórica queda aquí reflejada, me parece una de las narrativas o relatos de lo que consiste ser cristiano, y cuáles son las consecuencias personales y sociales, más atractivos del tiempo presente, de la viabilidad histórica del cristianismo como forma de vida, de la pertinencia de la fe para las exigencias de la vida en pos de una verdadera libertad. 

Incomprensiones 

Aterrizando en aspectos concretos de esta biografía del sacerdote de Desio, dada la situación en la que nos encontramos en la Iglesia, no puedo dejar de referirme a las incomprensiones que don Giussani tuvo, a lo largo de la historia, de su arzobispo Colombo, de la Acción Católica, de los poderes fácticos es decir, de los de casa, de los de dentro.

Llama la atención, también, cómo evolucionó la experiencia del Movimiento que hoy llamamos Comunión y Liberación, desde el grupo inicial del Liceo Berchet, pasando por Giuventù Studentesca, por la Asociación Cultural Charles Péguy… 

Los momentos últimos 

En este sentido, leyendo las últimas páginas, los momentos últimos de don Giussani, de su relación con los españoles del Movimiento, de la elección de Julián Carrón, tengo que confesar que me han surgido más preguntas que respuestas. Quizá porque ahora estemos aún en el tiempo de las preguntas sin respuesta sobre lo que está ocurriendo en no pocos ámbitos de la Iglesia. 

Al fin y al cabo, don Giussani nos recuerda, entre otras muchas cosas, que abandonar la humanidad y a la humanidad implica infidelidad a la exigencia que comporta la vida en Cristo, cuya historia no es una historia pasada, es una vida presente.

Don Giussani, aquí, no tiene secretos. Es transparencia de Evangelio.

Don Giussani. El ímpetu de una vida

Fernando de Haro

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