El Papa Francisco y las “ideologías eclesiales”

Papa Francisco (Vatican Media).
Papa Francisco (Vatican Media).

En la celebración de la pasada Epifanía, el Papa Francisco se refirió a las ideologías eclesiales, concepto que, lógicamente, atrajo como un imán a los titulares de determinada prensa.

Por cierto que he visto que algunos medios utilizaban el concepto de “ideología eclesiástica” y no eclesial.

En la noticia de Vatican News en español se leía:

“Lo necesitamos en la Iglesia, donde, en lugar de dividirnos según nuestras ideas, estamos llamados a volver a poner a Dios en el centro. Lo necesitamos para abandonar las ideologías eclesiales, para encontrar el sentido de la Santa Madre Iglesia. Ideología eclesial no, vocación eclesial sí”.

Según la RAE, eclesial es “perteneciente o relativo a la Iglesia” y eclesiástico/a, “perteneciente o relativo a la Iglesia, y en particular a los clérigos”, añadiendo, curiosamente, que sinónimo de eclesiástico es “clerical, eclesial”.

La cuestión de las ideologías en la Iglesia es uno de los recurrentes de este Papa.

En la última audiencia de febrero del año pasado dijo: “Estad atentos que el Evangelio no es una idea, el Evangelio no es una ideología: el Evangelio es un anuncio que toca el corazón y te cambia el corazón, pero si tú te refugias en una idea, en una ideología ya sea de derechas, ya sea de izquierdas, o de centro, tú estás haciendo del Evangelio un partido político, una ideología, un club de gente”.

Durante la misa del 60 aniversario del Concilio Vaticano II, el Papa Francisco pidió a todos los cristianos evitar la polarización que conllevan las ideologías: “Cuántas veces se prefirió ser “partidarios del propio grupo” en vez de servir a todos: progresistas y conservadores en lugar de hermanos y hermanas, de derechas o izquierdas en vez que de Jesús, erigirse como “custodios de la verdad” o “solistas de la novedad” en lugar de reconocerse como hijos humildes y agradecidos de la Santa Madre Iglesia”.

En el videomensaje con motivo de la quincuagésima edición de la Semana Nacional de la Vida Consagrada en España, en 2021, apuntó: “Es triste ver cómo algunos institutos, para buscar cierta seguridad, para poder controlarse, han caído en ideologías de cualquier signo, de izquierda, de derecha, de centro, cualquiera. Cuando un instituto se reformula del carisma en la ideología pierde su identidad, pierde su fecundidad”.

 

Podría añadir alguna más pero creo que es suficiente. Es lógico que si el papa utiliza con frecuencia este concepto, el de ideología, para advertir de determinados síntomas en la Iglesia, haya quien, de tejas para abajo, también lo use como argumento marco para múltiples causas y cosas. 

La cuestión no creo que se deba plantear, en primer lugar, desde el adjetivo, si conservadores o progresistas, de izquierda o de derecha, sino primeramente desde el sustantivo, la naturaleza de la ideología y su función social en la vida de las personas. Abordar esta cuestión desde el adjetivo puede llevar a simplificarla, lo que impide un amplio diagnóstico.

Al margen de que habría que plantearse, siguiendo, entre otros, a G. Sartori por lo que entendemos por los conceptos de derecha e izquierda.

Esto nos evitaría entrar en un bucle a la hora de contraponer acusaciones de ideologización. Por ejemplo, los que acusan a otros de responder a ideologías de derecha, o a grupos de presión que trabajan para esas ideologías, recibirían la respuesta de que lo dicen lo dicen porque están condicionados por ideologías de izquierda y al revés.

La cuestión creo que hay que centrarla en el concepto de ideología, entendida, permítaseme una definición, como un conjunto de razonamientos que interpretan la totalidad de la realidad humana de manera unívoca, simple, emocionada y exclusivista.    

El Evangelio, sin duda, es la antítesis de lo que significa la influencia de la ideología en la vida de las personas. El Evangelio propone un ideal de vida, y algo o mucho más que un ideal para la vida. El Evangelio, y que me perdone Rafael del Águila después de haber leído su “Crítica a las ideologías”, no es un peligro en cuanto ideal de vida dado que es una propuesta de vida, de experiencia, que responde a las necesidades del corazón, y de la razón, de la persona. 

La ideología es siempre una pereza de pensamiento, e incluso puede representar una especie de refugio de la mediocridad.

La ideología atenta contra la paradoja de lo humano y, en ese sentido, acartona el misterio de Dios en la medida en que lo instrumentaliza. También el misterio de la Iglesia. Creo que de esto podemos poner muchos ejemplos si miramos a la historia.

Pero lo que me llama al atención ahora es que emerge un fenómeno ideológico, que no es nuevo, que está en el sustrato de la propia naturaleza de las ideologías tal y como las entendemos ahora. Ya no se trata de ideología de derecha o de izquierda, sino del poder como ideología o la ideología del poder por el poder.

Quizá porque, al fin y al cabo, toda ideología en el fondo es una forma articulada de poder para ejercerlo sobre los demás. La antítesis del servicio. También en la Iglesia.

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