Monseñor Antonio Prieto Lucena en AEDOS

Monseñor Antonio Prieto.
Monseñor Antonio Prieto.

Estuvo el obispo de Alcalá, monseñor Antonio Prieto Lucena, cordobés él por los cuatro costados, en uno de los encuentros que antes se denominaban de obispos-empresarios organizado por AEDOS.

Aclaro, cosa que no hice la vez anterior que escribí sobre esta Asociación, que las siglas significan Asociación para el Estudio de la Doctrina Social de la Iglesia. Su mentor es Fernando Fernández.

Además de las sesiones de trabajo temáticas suelen publicar interesantes libros sobre aspectos de la Doctrina Social, con lo que así se hace evolucionar, a nivel discursivo y de reflexión, a la Doctrina Social de la Iglesia.  

No parece que fuera un plaza fácil. Además del presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, Alfonso Bullón de Mendoza, estaban unos cuantos catedráticos de peso, de esos que son referentes de lo que pudiéramos denominar la intelectualidad católica.

Por citar a algunos, Rafael Gómez Pérez, Juan Arana, Aquilino Polaino, Federico Fernández de Buján, José Andrés-Gallego… Junto con una no menor representación de empresarios, financieros y abogados.

Monseñor Prieto Lucena hizo inicialmente una glosa-presentación de un trabajo del teólogo italiano Giuseppe Angelini dedicado a la mala fama de la teología moral.

Por cierto, de Angelini recomiendo un libro suyo que he leído no hace mucho, editado por Didaskalos, “Educar, se debe, pero ¿se puede?”.

No voy a entrar ahora en detallar los núcleos de su exposición para no aburrir a los lectores. Tengo que ser sincero y confesar que la teología moral fundamental nunca fue uno de mis fuertes. Ni la fundamental, ni la especial. Un poco más, la social. Por eso el Señor me ha castigado con la obligación de enseñar ética y deontología periodística a las nuevas generaciones.

De su intervención, confrontada por lo exigente de las preguntas, destacaría, por ejemplo, su defensa del “intrinsice malum” o la reflexión que hizo de lo tensionado que se percibe el matrimonio católico, sobre todo el de los cónyuges jóvenes y con hijos pequeños. Lo que dio pie para hablar de la prioridad del Evangelio del matrimonio y la familia.

 

Para quienes quieran conocer a uno de los obispos más jóvenes de España, -no voy a decir eso de “y suficientemente preparado”, no en vano fue profesor de teología moral-, voy a invitar a los lectores a que lean su primera Carta pastoral “Para que tengan vida”, de septiembre de 2023.

Creo que ahí se refleja adecuadamente la personalidad de este obispo, su tono espiritual, su cercanía, su piedad personal, su forma de mirar y ver a las personas y a la realidad eclesial y social.  

Si les transcribo el comienzo de esa Carta, ustedes se darán suficiente cuenta:

“Mi primera recomendación, que también me hago a mí mismo, es recibir en plenitud la vida que nos regala Cristo, la vida sobrenatural, que se nos ha comunicado en el bautismo y que debe desplegarse en una vida santa. La santidad de vida se convierte así en nuestra primera prioridad pastoral. Sin santidad de vida, tendríamos muy poco que ofrecer a la Iglesia y al mundo. En realidad, como afirmó San Juan Pablo II: “el verdadero misionero es el santo”.

Un lujo para los fieles de la diócesis de Alcalá de Henares.

Que conste que, en algún momento, me recordó a mi añorado Pablo Domínguez. Pero esto pueden ser sugestiones o alucinaciones mías.  

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