Este caso de la “fachosfera” es otro

Sacerdotes del programa "La Sacristía de La Vendée".
Sacerdotes del programa "La Sacristía de La Vendée".

El pasado miércoles tuve la suerte de tener una tertulia con los sacerdotes mayores de la diócesis de Madrid que viven en la Residencia San Pedro, de la calle San Bernardo. Una residencia que dirige mi admirado don Andrés García de la Cuerda y en la que vive, desde tiempo inmemorial, mi querido amigo y colega Miguel de Santiago.

La propuesta inicial era hablar sobre la vida de la Iglesia hoy. Sentí un cierto vértigo y un no menor pudor cuando me senté ante el círculo de algo más de una veintena de sacerdotes, algunos de ellos en silla de ruedas.

¿Qué les iba a contar yo que no supieran? Cuántas experiencias de Iglesia acumuladas, cuánto servicio al pueblo de Dios, tantas y tanto como vidas. Como me dijo uno de ellos al final, “a mí lo que me toca ya es rezar. Y me has dado muchos motivos”.

Pensé que quizá lo mejor sería hablar de la Iglesia en los medios de comunicación, en los generalistas y en los especializados. En un momento les conté la sorpresa que me había llevado cuando hace unos días, en una Universidad de Estados Unidos, un sacerdote me dijo que era seguidor del espacio “La sacristía de la Vendée” (LSDV).

Esa universidad, por cierto, no es precisamente anti-Francisco, todo lo contrario. Entre otras razones porque su Gran Canciller es una de las personas más cercanas al Papa.

No olvidemos que el problema principal del pontificado está en Estados Unidos y que vivimos en un mundo interconectado, en el que la corriente que viene de América del Norte arrastra demasiado.

No podía suponer que horas después se montó uno de esos casos periodísticos que nos encantan a los analistas del medio. Como ustedes tienen información suficiente de lo que ocurrió, se la ahorro.

Estoy tomando notas, desde el punto de vista del análisis comunicativo, para un después. El riesgo de la libertad no sólo hay que asumirlo, hay que saber gestionarlo.  

Pasadas unas horas, y de forma provisional, comparto algunas ideas a modo de esbozo.

 

Que los curas en ese programa dijeron, en el contexto y en la forma en la que lo dijeron, lo que no debieran haber dicho, incuestionable. Youtube no es una sacristía y no se debe oír ahí los chascarrillos de las sacristías. Que luego pidieron perdón, también. Que la formación de esos curas es muy notable, sólo hay que oírles. Que curas como esos no hay ni uno, ni dos, ni veinte, sino cientos, se lo aseguro. 

Que sabían que debían ser prudentes, -la prudencia, una virtud de la que hoy hay que hablar-, indiscutible. Que llevaban mucho tiempo en el punto de mira, no en España sólo, en Roma, dato conocido. Que el problema no es sólo el texto de lo que dijeron sino el contexto, evidente. Que su ministerio no se circunscribe a ese espacio, y que habría que tener en cuenta otros factores, indiscutible. Que tienen tantos seguidores que es para pensárselo, no lo duden. Que les va a caer desde el Dicasterio del Clero una como la del pulpo, al tiempo. 

Para más inri, esa semana coincidió con la lógica decisión de monseñor Munilla sobre un sacerdote de su diócesis que dijo algo que no voy a repetir aquí.

Llevamos varios días con sacerdotes en las noticias que vaya temporadita.

El caso Don Benito, del que el obispo dijo que “no ejerzamos de jueces, sino de médicos dispuestos a sanar”, suma. Por cierto, me apunto la frase. La medicina de la justicia y la de la misericordia. 

Encima salen los datos no desglosados de los Seminaristas españoles que apuntan a que, o cambia la tendencia, o vienen sacerdotes de África, o no sé dónde van a ir a misa y con quién se confesarán mis hijos y mis nietos.

No nos engañemos. Lo que se quiere convertir, desde hace tiempo, es ése caso de LSDV, que ya lo era y que ahora sólo ha hecho empeorarlo con las desafortunadas palabras, en el Caso Toledo.

Ahí entramos en otra dimensión de una intencionada e injusta trasposición que está operando y que vamos a ver cómo evoluciona.

Toledo es hoy una de las diócesis españolas de referencia para muchos fieles incluso de fuera de esa diócesis. Es cierto que esa Iglesia tiene una configuración peculiar, histórica, en la que el gran número de sacerdotes pesa mucho, con lo que tiene el riesgo evidente de clericalismo.

Toledo tiene hoy más seminaristas que Madrid, por ejemplo. Su actividad organizativa, su propuesta formativa, su vida laical trasciende con mucho los límites geográficos. Podría poner varios ejemplos al respecto de cosas que se están haciendo eclesialmente en Toledo que representan una novedad y son inéditas en España.

Me contaba un sacerdote alumno mío de Toledo, la noche de autos, que él sufría por lo que estaba pasando. Con lo que pensemos en el efecto que esta circunstancia está teniendo en el clero joven, y no tan joven, de esa diócesis.

Hubo un tiempo en el que el arzobispo de Toledo, ahora reivindicado bibliográficamente, era un contrapeso en el equilibrio de sensibilidades de la Iglesia en España.

Hubo un tiempo en el que el arzobispo de Toledo pasaba más tiempo en Madrid que en Toledo, lo que levantó no pocos recelos. El nervio no le dejaba quieto.

Ahora no es así con el arzobispo actual, que se dedica a construir y gestionar en silencio la Iglesia, incluidas las herencias.  

La lección de lo que se ha llamado el caso de la “fachosfera” es convertir el caso en una causa contra una diócesis que sigue siendo nutricia en vocaciones, en vida espiritual, en compromiso público de los cristianos. 

Les aseguro que hay no pocos que están en esa jugada.

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