ENE, algo más que unas siglas

Algo se está moviendo. Y lo que se mueve debe ser apoyado en su movimiento, si la estación de término es el bien y las nuevas forma de presencia del testimonio cristiano y de Evangelización. Por tanto, lo que ha ocurrido este fin de semana en Valladolid merece la luz de la exposición, y de la propuesta, pública. 

En el  Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, un auténtico oasis en el desierto de la secularizada Castilla, se ha celebrado un Encuentro sobre Nueva Evangelización, ENE, organizado por la Comunidad Fe y Vida, junto con los Cursos Alpha España

La ponencia inicial, programática del ENE 2014, corrió a cargo de Tote Barrera, director de Cursos Alpha en España. No están mal para empezar sus palabras. 

La “visión del ENE” se centrada en tres puntos: la Nueva Evangelización la hará Dios con las personas, no con las “recetas”; el ENE no es un proyecto, sino una visión, transversal, aplicable a toda la Iglesia; el ENE no oculta que quiere influir en la Nueva Evangelización y suscitar liderazgo evangelizador entre laicos, consagrados y pastores.

“El ENE trata de personas, insistió Tote Barrera, mientras que otros congresos hablan de recetas. Queremos llamar a las personas adecuadas para que se pongan en contacto y trabajen juntas, se conozcan, se ayuden. No publicitamos mucho el ENE, queremos que venga la gente con la que se va a trabajar en red, transversalmente, de todos los colores…”.

Pero quien se tiró a la piscina, con agua, por supuesto, mejor dicho, al ruedo, fue el Obispo Rafael Zornoza, de Cádiz. “El Papa Francisco dice que todo debe ser replanteado”. No está mal para empezar. 

A partir de ahí ofreció un testimonio de lo que hace como obispo, de lo que piensa y de lo que vive. Se refirió a los Cenáculos que hay en su diócesis,  grupos muy variados, que a veces eran las madres de niños de catequesis que se reunían mientras sus hijos están en catequesis. Hacen oración, promueven la adoración ante el Santísimo y comparten las inquietudes de la vida. Actualmente hay unos 150 de ellos en una diócesis que tiene unas 120 parroquias. 

“Nos dimos cuenta –señala el obispo- que no tenía sentido insistir en pedir a la gente en estos grupos con la idea de compromiso. El compromiso es algo que llega más adelante en la vida cristiana. En los grupos juveniles de confirmación los chicos hacen 3 años de formación, reciben el sacramento y aunque les pidamos compromiso desaparecen después de recibirlo. Para combatirlo, muchos ponen más años de formación, y eso tampoco basta. O añaden temas… pero me horroriza hablar de temas porque el único tema real somos nosotros y nuestra experiencia de Dios”.

Otro proyecto diocesano, las “misiones parroquiales”, aún no se ha consolidado. Se hizo una “prueba piloto” en la ciudad de Tarifa, con la colaboración de seminaristas, miembros de Cursillos de Cristiandad, de Equipos de Nuestra Señora, del Movimiento Familiar Cristiano y del Camino Neocatecumenal, entre otros. 

 

De la prueba aprendieron que la función de las “misiones parroquiales” probablemente será la de llegar a crear o robustecer los “cenáculos” y grupos pequeños en las parroquias. 

José Francisco Serrano Oceja


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