Alí Agca reconoció que hubo un poder superior que le impidió matarle, relata Joaquín Navarro-Vals en su libro póstumo “Mis años con Juan Pablo II”
El que fuera portavoz de la Santa Sede durante 22 años deseaba que el libro se publicara tiempo después de su muerte, "en caso de que interese a alguien"
- Vida cotidiana de san Juan Pablo II
- Apoyar al Papa
- Presentación en el CEU
- Sentido del humor
- Como un padre
"¿Hubo inquietud en el cónclave?" Le preguntó el periodista italiano Indro Montanelli a Juan Pablo II el 13 e junio de 1986, en una cena privada. Montanelli se declaraba no creyente.
- "Sí; sobre todo en el primero." respondió el Papa.
- "Ah, ¿salió ya su nombre en el primero?"
—Sí, y antes. En el primer cónclave estaba intranquilo. En el segundo me encontraba más sereno* , contestó Juan Pablo II.
—"¿Qué piensa de Alí Agca?", fue otra pregunta del periodista italiano.
—"Da la sensación de que representa su papel. Le sorprende que no haya logrado matarme y le da vueltas continuamente a eso. Me lo preguntó el día en que estuvimos hablando, reconociendo, de forma implícita, que hubo un poder superior al suyo que se lo impidió. Cuando intentó matarme no sabía qué significaba el trece de mayo", relató Juan Pablo II.
Vida cotidiana
En el cuarenta y cinco aniversario de la elección de Juan Pablo II, se presenta el libro "Mis años con Juan Pablo II. Notas personales" obra póstuma del que fuera durante años su portavoz, Joaquín Navarro-Valls.
La obra ofrece una mirada inédita de la trastienda del trabajo diario de la Santa Sede, desvela algunos de los grandes problemas de la humanidad que tanto preocupaban al Santo Padre y, sobre todo, nos regala muchos detalles de su vida cotidiana y de situaciones familiares. Emotivas son las descripciones de los periodos de descanso veraniego, ilustrados con fotografías realizadas por el propio autor, que ven la luz ahora por primera vez.
Apoyar al Papa
Navarro-Valls deseaba que el libro se publicara tiempo después de su muerte, "en caso de que interese a alguien". Estaba convencido de que su principal objetivo era apoyar al Papa, aun sabiendo que Juan Pablo II no necesitaba de esa ayuda porque era un comunicador tan poderoso que "se salía de la pantalla".
Joaquín Navarro-Valls (1936-2017) fue un médico y periodista español conocido por haber sido portavoz de la Santa Sede durante veintidós años con Juan Pablo II y también con Benedicto XVI. Antes, fue corresponsal extranjero de la revista Nuestro tiempo y, de 1977 a 1984, de ABC para Italia.
Presentación en el CEU
El próximo martes 23 de mayo se presentarán las memorias de Joaquín Navarro-Valls en la Universidad CEU San Pablo a las 19h.
Los ponentes serán D. Fernando Lostao, Director Gerente de la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria; D. Íñigo Méndez Vigo, Letrado de las Cortes Generales; D. Alessandro Gisotti, Subdirector Editorial de los Medios Vaticanos y exdirector de la Oficina de Prensa de la Santa Sede; D. Rafael Navarro-Valls, Catedrático Emérito y Vicepresidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España; D. Diego Contreras, periodista; y D. Jesús Trillo, Abogado del Estado y representante del Instituto Karol Wojtyla - San Juan Pablo II.
Sentido del humor
En la introducción del libro Diego Contreras señala que uno de los rasgos del perfil humano de Juan Pablo II que se mantienen constantes a lo largo de los años es su sentido del humor.
Otra característica es el total abandono del Papa en las manos de Dios, que se manifiesta no solo en momentos trascendentes, como la enfermedad, sino también en circunstancias más domésticas. Una actitud de abandono que estaba acompañada al mismo tiempo de la voluntad por hacer siempre todo lo humanamente posible para que prevalecieran el bien, la justicia o la verdad.
Como un padre
Juan Pablo II fue para el portavoz mucho más que un jefe o un superior. No cabe duda de que se estableció entre ambos una peculiar relación paternofilial, que tuvo también manifestaciones afectivas. Las «Notas personales» de Joaquín Navarro-Valls desvelan situaciones de vida cotidiana en torno a Juan Pablo II, y ofrecen una interesante mirada a la trastienda del trabajo diario de la Santa Sede. Pero no contienen revelaciones clamorosas. La conclusión del libro es la conciencia de haber sido un privilegiado por muchos motivos, pero —sobre todo— "porque he podido ver de cerca a un hombre santo"
