Alertan sobre el ‘transhumanismo’, la ciencia más peligrosa actual, que busca alterar al ser humano
Expertos acusan a la masonería de estar detrás de las políticas antinatalistas de la ONU, durante el III Foro sobre Familia y Mujer
El III Foro Internacional Familia y Mujer, organizado por la Federación de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA) en El Escorial, ha confrontado la antropología cristiana con el transhumanismo, el antinatalismo, el pansexualismo y la ideología de género. A las jornadas han asistido más de 120 personas, algunas de países latinoamericanos.
Los ponentes observaron que los “ismos” de la cultura actual tienen vocación totalitaria, pues pretende una autonomía total del individuo frente a la naturaleza humana dada por Dios.
Las políticas antinatalistas de la ONU
Una de las conferencias llevó por título “Cuerpo y belleza: desafíos actuales para la mujer y el varón”, impartida por María Teresa Russo, profesora de la Universidad Romana TRE, quien consideró lo que a su juicio es una manifestación de la esquizofrenia de la cultura moderna, como es la desconsideración hacia el cuerpo-naturaleza que propone la ideología de género.
Por su parte, el profesor de historia del CEU Alberto Bárcena, acusó a la masonería de estar detrás de todas las políticas abortivas y antinatalistas que ha propiciado la ONU en los últimos años, organismo, al que acusó de “haber supeditado las ayudas económicas a los países subdesarrollados a que las pusieran en práctica”.
El profesor denunció la existencia de “una ingeniería social que va en contra de los derechos fundamentales del hombre” y acusó a la ONU “de tratar de eliminar la fertilidad en el planeta”.
Transhumanismo e ideología de género
También intervino Elena Postigo, doctora en bioética y profesora de la Universidad Francisco de Vitoria, quien abordó el paradigma transhumanista, del que aseguró que es “un intento de reducir únicamente al ser humano a su componente biológico, perseguido de igual modo por la ideología de género, pues ambos intentan eliminar la naturaleza humana, como dada”.
Denunció que está corriente propuesta por intelectuales y científicos transhumanistas en universidades de élite de Estados Unidos e Inglaterra, persigue “el deber moral de mejorar y alterar al ser humano, para hacerlo más perfecto, desechando en el camino a los imperfectos, en principio en el laboratorio, pero luego quién sabe hasta dónde quieren llegar”, se preguntó.
Recordó que manipulan óvulos en el laboratorio y dijo que su “objetivo es llegar al posthumanismo sin poner cortapisas a que pueda ser un ser mitad hombre, mitad máquina”. Sus aplicaciones llegan al terreno de la moral, creando, dijo, “fármacos y sustancias que alteran y potencias nuestras facultades intelectuales”, o aplicaciones para modular el carácter “que controlan mediante pastillas”.
Postigo recordó que el propio Fukuyama ha alertado sobre los efectos que podrían tener estas prácticas, lo que le llevó a calificar “el transhumanismo como la ciencia más peligrosa de nuestros días”.
Pansexualismo
En estas jornadas intervino también Nieves González Rico, sexóloga y directora de la Fundación Desarrollo y Persona, quien recordó el vaticinio que ya hiciera la Familiaris consortio sobre el pansexualismo actual y señaló a los grandes poderes de generar y alimentar la industria sexual que persigue “deconstruir al ser humano, reduciendo la maravilla de la sexualidad a genitalidad y placer, que llega a proponer vivirlo en soledad, gracias a Internet”.
La sexóloga denunció que “la lógica del don, una de las facetas de la sexualidad, ha sido reducida a consumo e industria, con un mercado inmenso”, apuntó. Rico no se quedó en la queja y pidió la implicación de los padres, de las asociaciones, de los colegios y de la Iglesia en la educación sexual, bajando al terreno de cómo perciben e interiorizan los niños y jóvenes la sexualidad.
La rebelión contra la Humanae vitae
Este Foro fue inaugurado por José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián. Recordó que “el concepto de persona ha nacido del cristianismo, antes existían ciudadanos, pero solo eran quienes tenían esa condición jurídica”.
El obispo enfatizó que la antropología más adecuada ha sido la de Juan Pablo II, “muy superior a la de los pontificados precedentes y posteriores”. En este sentido, Munilla subrayó “que su antropología fue providencial, pues hubo en 1968 una rebelión contra la Humanae vitae, que hacía imperiosa la necesidad de encontrar nuevas formas de expresión y reflexión en la Iglesia para hablar del amor humano”.
Para el prelado donostiarra, esta contestación a la encíclica de Pablo VI “fue el suicidio de Europa, cerrándose a la vida y a la unidad espiritual”, al que se añadiría posteriormente el reconocimiento del aborto como derecho en las legislaciones europeas.
Con todo, Munilla afirmó que no es cierto que “el lenguaje hipersexual haya traído felicidad; ha traído mucho sufrimiento. Uno no se acostumbra a ser usado y a no a ser amado y eso crea muchas heridas afectivas”, concluyó.