Una clínica de fertilidad, condenada por usar semen equivocado

Fundación Jérôme Lejeune: “Estamos creando una generación de niños que desconocen quiénes son sus padres”

La portavoz de bioética de esa institución alerta de los problemas morales y psicológicos de las técnicas de reproducción artificial

Elena Postigo, doctora en Bioética.
Elena Postigo, doctora en Bioética.

El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia de la Audiencia de Las Palmas por la que condena al Instituto Canario de Infertilidad a indemnizar con 315.000 euros a una madre de unos gemelos concebidos in vitro con el semen erróneo de su pareja. La Fundación Jérôme Lejeune lleva denunciando estas técnicas no solo desde un punto de vista legal, sino también moral, ético y psicológico.

Las sospechas del padre de los dos gemelos, concebidos un proceso de fecundación in vitro en una clínica privada, surgieron durante el embarazo cuando una enfermera le comentó que era imposible que no coincidiera el RH de los padres con el de los niños. Ese dato fue el que determinó que el padre de los niños impugnase la paternidad tras la ruptura matrimonial, que se produjo en 2009, recoge la cadena Ser.

Ella demandó al padre por la manutención de sus hijos y éste se sometió a una prueba de ADN que confirmó que los gemelos no eran sus hijos. Un juez confirmó las pruebas de paternidad y denegó el auxilio a la madre. Ahora el Supremo da la razón a la madre, quien exigía la indemnización entre otros motivos  por la “angustia” que le produce “no conocer la identidad del padre de sus hijos”. Además añade que "nunca accedió a ser inseminada por un tercero extraño.

La madre y los gemelos de 13 años nunca sabrán quien es el padre

Ante este hecho, Elena Postigo, secretaria académica de la cátedra de bioética de la Fundación Jérôme Lejeune asegura a Religión Confidencial que “estas técnicas no solo están acarreando problemas legales, también morales, éticos y psicológicos, además de vulnerar derechos fundamentales a las personas”.

En este caso concreto, el error de esta clínica ha afectado a cuatro víctimas: el padre que no es el biológico, la madre, y los dos niños. “Con esta técnica y en este caso, se ha vulnerado el derecho a conocer el origen genético. Las leyes españolas que amparan y tutelan a las clínicas, no permitirán a los hijos conocer quién es su padre”, denuncia Postigo.

Sin embargo, la doctora en Bioética señala que existe una corriente en bio-derecho que está cobrando fuerza en Inglaterra y Estados Unidos la cual defiende el derecho a conocer quién es el donante, porque estás leyes están vulnerando algunos derechos fundamentales de los niños, “concretamente los artículo 7 y 8 de la Convención sobre los derechos del niño”.

Ruptura de la unidad familiar

En este caso concreto, también se ha producido una ruptura de la unidad familiar, puesto que los niños desconocen quién es su padre. “Este hecho puede acarrear problemas psicológicos y morales a los niños”, subraya Elena Postigo.

Para la doctora en bioética, estas técnicas de fecundación in vitro y fertilidad artificial son graves porque “estamos creando una generación de niños que desconocen quiénes son sus padres”. Además, desde el punto de vista médico, “algunas técnicas ICSI (Inyección Intracitoplasmática) están causando patologías congénitas en los niños”. 

 

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