Lecturas de hoy. Sábado 12 de octubre de 2024

Pero él dijo: "Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen"

Lecturas de hoy
  1. Primera lectura
  2. Salmo Responsorial
  3. Evangelio
  4. Comentario

Lecturas del XXVII Semana del Tiempo Ordinario. Nuestra Señora de Pilar 

Sábado 12 

Primera lectura 

Lectura del primer libro de las Crónicas 15, 3-4. 15-16; 16, 1-2

En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todo Israel, para subir el Arca del Señor al lugar que le había preparado. Reunió también a los hijos de Aarón y a los levitas.

Luego los levitas levantaron el Arca de Dios tal como había mandado Moisés por orden del Señor: apoyando los varales sobre sus hombros.

Vídeo del día

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David mandó a los jefes de los levitas emplazar a los cantores de sus familias con instrumentos musicales - arpas, cítaras y platillos - para que los hiciesen resonar, alzando la voz con júbilo.

Llevaron el Arca de Dios y la colocaron en el centro de la tienda que David le había preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión de Dios. Cuando David acabó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial 

Salmo 26, 1. 3. 4. 5 

El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R/.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

El me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca. R/.

Evangelio 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 27-28

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantando la voz, le dijo:
«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».

Pero él dijo:
«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».

Palabra del Señor

Comentario 

La liturgia de la misa de hoy nos presenta la conclusión de una larga conversación de Jesús con la multitud, que san Lucas agrupó en el capítulo 11 de su evangelio. Este capítulo empieza con el pedido de los discípulos a Jesús de que les enseñe a rezar, a lo que el Maestro responde con el Padre Nuestro. Continúa luego con algunos ejemplos que subrayan la necesidad de orar confiadamente a nuestro Padre Dios. Luego, las palabras del Señor se hacen más duras ya que encuentra la oposición y la incredulidad de algunos que no terminaban de creer en Él.

En este contexto se debe leer el evangelio de hoy. En el vemos que Jesús no solo encuentra oposición allí donde va, sino también gran entusiasmo, al punto de llevar a una mujer de entre la multitud a levantar la voz y gritar fervorosamente: ¡Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron! Esta mujer había sabido reconocer en el Señor algo extraordinario y estaba quizá alegremente sorprendida por lo que escuchaba y veía en Jesús.

La respuesta del Maestro puede sorprender inicialmente. Parece que responde con palabras duras ante esta muestra de afecto, pero en realidad quiere invitar a esa mujer a perseverar en el seguimiento de sus palabras. Jesús sabe muy bien que hay muchos que empiezan con gran entusiasmo pero que no logran perseverar. Ya lo había dicho antes, en la parábola del sembrador, sobre algunos oyentes de la palabra que “reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; estos creen durante algún tiempo, pero a la hora de la tentación se vuelven atrás” (Lc 8,13).

Es por esto que el Señor la invita a edificar sobre terreno seguro, a poner los cimientos sobre roca (cf. Lc 6, 47-49), no solo escuchando y manifestando con palabras su cariño sino también viviendo y practicando su enseñanza. Esta lección del Maestro es la que san Josemaría nos transmite con tintes autobiográficos en un punto de camino: “Cuentan de un alma que, al decir al Señor en la oración “Jesús, te amo”, oyó esta respuesta del cielo: “Obras son amores y no buenas razones” (n. 933).