Mons. Argüello resalta la gran labor de Isabel la Católica en España en “un momento de singular crisis de nuestra conciencia nacional”

El arzobispo de Valladolid acepta el Doctorado Honoris Causa por Universidad Católica de Nueva España porque “no se puede entender a la persona sin la relación institucional”

Mons. Luis Argüello, doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Nueva España.
Mons. Argüello resalta la gran labor de Isabel la Católica en España en “un momento de singular crisis de nuestra conciencia nacional”.
  1. Referencia a Isabel La Católica 
  2. Autoridades civiles y eclesiásticas 
  3. “¿Por qué he aceptado esta distinción académica?"
  4. No se entiende a la persona sin la relación institucional
  5. La verdad existe 
  6. Gran confusión antropológica
  7. Isabel de Castilla y la crisis de identidad nacional 
Mons. Luis Argüello, doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Nueva España.
Mons. Luis Argüello, doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Nueva España.

No es el valor de la distinción, un Doctorado Honoris Causa por una Universidad de reciente creación, iniciativa social de un grupo de católicos, afincada en la otra orilla de la Hispanidad, la Universidad Católica de Nueva España.

Es la historia de un hombre de Iglesia, de un universitario, una trayectoria de servicio a la inteligencia de la fe formulada en la predicación, en la palabra.

Es la persona de un arzobispo que, en su Iglesia nutricia, se ha dejado querer y es querido. Y, sobre todo, es el mensaje que nos habla de la búsqueda de la verdad en un pasado que ya no vuelve o que no se ha ido, en el presente y en el futuro.

Referencia a Isabel La Católica 

En Valladolid, capital administrativa de Castilla y León, de esa Castilla eterna que habla de arraigos, de viejos y nuevos mundos, de referentes de la historia, en la capilla mayor del Santuario de la Gran Promesa, antiguo colegio de Jesuitas de San Ambrosio, arquitectura de Francisco de Praves, monseñor Luis Javier Argüello recibió ayer la más alta distinción de una Universidad que ha mirado a España y se ha fijado, también en sus líneas de investigación prioritarias, en la Reina Isabel La Católica, la otra gran protagonista de esta fiesta universitaria.

 Ecos de aquel 14 de mayo de 1733, día en el que el joven jesuita Bernardo Francisco de Hoyos recibió la  conocida como Revelación de la Gran Promesa: «Reinaré en España y con más veneración que en otras partes». Ecos que se palpaban entre las imágenes de un retablo que llena la estancia.

Autoridades civiles y eclesiásticas 

Reciedumbre castellana en el protocolo de un acto al que se sumó el todo Valladolid, con el señor alcalde a la cabeza, y la vicealcaldesa, representantes de la Junta de Castilla y León, de la Universidad de Valladolid, con los rectores de la Universidad Católica de Ávila y de Comillas, la Asociación Católica de Propagandistas, el Vicario regional del Opus Dei, el presidente de la Real Academia de Doctores de España, el superior de los jesuitas, delegados diocesanos varios, el deán de la catedral, medios de comunicación locales.

De Madrid el Vicesecretario General de la Conferencia Episcopal, el Consejero Delegado del Grupo Ábside, el director del secretariado del Sostenimiento de la Iglesia, de la Conferencia Episcopal Española. Un acto entre lo oficial y lo familiar, sencillo, sin pretensiones, austero, lazos de amistad entrecruzados.

Laudatio del nuevo doctor honoris causa a cargo del profesor de la Universidad de Valladolid, Javier Burrieza Sánchez, que trazó paralelismos de existencia, la vida de monseñor Luis Argüello, la Comisión de la Causa de beatificación de Isabel la Católica, la diócesis de Valladolid al fin y al cabo. Palabras finales sobre las virtudes de la Reina, su vida en santidad, su quehacer como mujer, madre, reina.

“¿Por qué he aceptado esta distinción académica?"

Preceptiva entrega de distinciones académicas, símbolos de larga tradición. Intervención de monseñor Luis Argüello que arranca con una pregunta más que lógica:

 

“¿Por qué he aceptado esta distinción académica? En el relato que ha hecho Javier Burrieza de mi recorrido académico se puede observar que yo no soy doctor, desde el punto de vista académico. Cuando estaba elaborando mi tesis doctoral sobre la afectación de los bienes de dominio público sentí la llamada del Señor y dejé los papeles y me fui al Seminario para estudiar otras ciencias. Acepto este doctorado por lo que significa ser persona. La persona no se agota en su subjetividad individual, la persona solo se explica en el yo que está siempre en permanente relación con otros. Así vamos entretejiendo relaciones y ambientes. Y esa relaciones hay ambientes que permanecen en el tiempo porque generan, de manera permanente, instituciones”.

No se entiende a la persona sin la relación institucional

Continúa monseñor Argüello en línea de aparente improvisación: “No se puede entender a la persona sin la relación institucional. Por eso yo acojo esta distinción que se me hace a mí, con nombres y apellidos, porque forma parte de un tejido de relaciones, de los que estáis aquí, de las diversas instituciones nombradas, y con muchos de vosotros en relación de amistad cordial. Acepto esta distinción como obispo de Valladolid, que en este diálogo entre las dos orillas de nuestro gran océano atlántico, en la relación entre España y América, con la Florida, en una ciudad como Miami con tanta presencia de hermanos de Iberoamérica que llegan en circunstancias dramáticias, huyendo de situaciones de tremenda injustita”.

 “Valladolid puede ofrecer a este coloquio –continuó el arzobispo- entre los dos mundos un don particular. La manera de mirar del Corazón de Cristo, que es universal. En Valladolid, el corazón de Cristo, aquí mismo, a un joven jesuita de un pueblo de nuestra provincia, Torrelobatón, le reveló el secreto de su corazón. Y este secreto de su corazón se llama misericordia, es ése coloquio de la verdad, la justicia y el perdón, que nos es imprescindible en este momento de cambio de época”.

La verdad existe 

En un acto académico no puede obviarse la pregunta por la verdad. “La verdad, -insistió monseñor Argüello- porque la verdad existe, queridos amigos universitarios, en la investigación, en el estudio en la transmisión de los saberes, cuando realizáis una permanente búsqueda de una verdad que vamos tocando con las manos en verdades parciales, que hay que poner en relación con otros descubrimientos. Pero la verdad en sí misma sería demasiado fría para transformar la realidad sino tuviera su traducción en la justicia y en el perdón. Precisamos de este coloquio en las nuevas búsquedas para un nuevo tiempo”.

“El corazón de Cristo, añadió el arzobispo de Valladolid, le dice al beato Berardo Hoyos “Reinaré. Reinaré en España”. En aquella España de ciudadanos de diversas etnias, mestizos, españoles de estos reinos y de los diversos lugares de la América recién encontrada y desarrollada gracias a este encuentro singular de culturas. Una Universidad Católica ha de prestar su colaboración al reinado social de Cristo. El papa Francisco nos recordaba en Lisboa que no hay propuesta económica, política, que no tenga detrás de sí una propuesta antropológica”.

Gran confusión antropológica

Ahora llega una muy querida dimensión de la palabra pública de monseñor Argüello, siempre presente en sus intervenciones: “Muchos de nuestros desajustes económicos y políticos tienen que ver con la gran confusión antropológica que vivimos, con la gran deconstrucción de la antropología que no ocurre por casualidad, sino porque intereses económicos y políticos necesitan una determinada comprensión de lo humano que lo reduce a lo individual, la libertad como autodeterminación, pequeñito poder que hace el juego al poder, con p mayúscula”.

Isabel de Castilla y la crisis de identidad nacional 

Y “hablando del Reinado social del Cristo, hablando de la caridad política que la Iglesia trata de impulsar, apunta monseñor Argüello, cómo no ofrecer el otro don que nuestra ciudad de Valladolid, que nuestra Iglesia lleva consigo, la Reina Católica, Isabel de Castilla, que casada con Fernando el de Aragón va haciendo posible España en las Españas. Dicho sea en ese momento de singular crisis de nuestra conciencia nacional. El impulso de la caridad política del reinado social de Cristo con evocaciones que dan forma diversa a este ejercicio de la caridad política. La Reina Isabel que con su testamento y su codicilo hace la afirmación de la radical dignidad de los españoles de un lugar y otro, mirando a los indígenas, sus súbditos en igualdad de condiciones”.

Siguió don Luis Argüello con una intervención que lo llenó todo en una mañana de distinciones honoríficas, de celebración de fe en la historia. En una mañana recia, lacónica, de esencias, castellana.

Mons. Luis Argüello, doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Nueva España.
Mons. Luis Argüello, doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Nueva España.

 

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