El "caso Torreciudad" busca visibilizar un conflicto de un obispo con una prelatura personal

La inédita intervención del obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Javier Pérez Pueyo, en el Santuario de Torreciudad, anunciando el nombramiento de un rector, ha causado perplejidad, no solo en los fieles del Opus Dei sino en gran parte de la opinión pública eclesial.

Parecería que una cuestión que se debiera haber resuelto en el ámbito del diálogo sereno entre el obispo y la prelatura, se ha querido elevar a la categoría de conflicto con la finalidad de prejuzgar una causa.

Estaríamos ante la voluntad de intervenir para alterar un proceso que se llevaba en reserva, amplificado por los medios por la propia dinámica de la comunicación, en orden a determinadas actuaciones posteriores.

Motu Proprio

Supuestamente, este caso ejemplificaría el choque entre la jurisdicción de un obispo y la jurisdicción del Opus Dei, para posteriormente utilizarlo a la hora de tomar una decisión que afecte sustantivamente a la naturaleza canónica del Opus Dei en la Iglesia.

Se da la circunstancia de que, en el ‘caso Torreciudad’,  documentos reservados del obispo han aparecido en los medios de comunicación, y que se ha producido en las vísperas del primer aniversario del Motu proprio en forma de Carta Apostólica del Papa Francisco “Ad Charisma tuendum”.

Ese texto provocó la convocatoria de un Congreso extraordinario en la prelatura del Opus Dei, celebrado del 12 al 16 de abril pasados, del que salió una reforma de Estatutos que ahora está en la mesa del Dicasterio para el Clero.

Cesión a perpetuidad

Hay que tener en cuenta los argumentos sobre los que se ha montado ‘el caso Torreciudad’.

En 1962, la entidad civil Inmobiliaria General Castellana, S.A. (hoy Desarrollo Social, S.A.) establece un acuerdo con la diócesis para hacerse cargo de la Ermita de Torreciudad y de la imagen de la Virgen.

La escritura pública de cesión a perpetuidad (enfiteusis), con fecha 24-09-1962, dispone que el dominio directo permanezca en el Obispado de Barbastro, que cede a perpetuidad el dominio útil al Opus Dei, siempre que se cumplan las condiciones recogidas en el contrato.

Construcción del Santuario

El Santuario se construyó en los años 70, con donativos de los fieles, cooperadores y amigos del Opus Dei.

El Santuario pertenecía al Opus Dei hasta hace tres años, fecha en la que se cedió a la Fundación Canónica Santuario Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad, registrada en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia el 1 de enero de 2020, precisamente en el contexto del diálogo con el obispo de Barbastro para facilitar la conversión del templo en Santuario diocesano.

Y también para actualizar la normativa canónica respecto del Santuario, dado que, cuando se estableció el acuerdo originario con la diócesis, la figura canónica más apropiada para ese templo era la de Oratorio semipúblico, tal y como se acordó con el obispo de entonces, según el Código de Derecho Canónico vigente.

Actualizar el marco jurídico 

Fue la prelatura la que, hace dos años, se dirigió a la diócesis de Barbastro-Monzón para actualizar el marco jurídico y de colaboración mutua en torno a Torreciudad, con el objetivo de que pudiese erigirse canónicamente en santuario diocesano.

Desde 1975, Torreciudad ha tenido siete rectores que, según la normativa canónica, eran nombrados por el Vicario del Opus Dei en España sin el más mínimo conflicto con el obispo.

La voluntad de que pasara a ser santuario diocesano, según lo dispuesto por el derecho de la Iglesia, implicaba que el obispo de la diócesis debería aprobar los nuevos estatutos de dicho santuario, y, de acuerdo con los cánones 556 y 557 del Código de Derecho Canónico, nombrar al rector, por ejemplo a través de la presentación de una terna de sacerdotes incardinados en la prelatura del Opus Dei u otras fórmulas que se vieran adecuadas.

Dos años de conversaciones

Dado el deseo de la prelatura de actualizar los acuerdos según la normativa canónica y de convertirlo en Santuario diocesano según el Código de Derecho Canónico vigente, se habían iniciado hace dos años unas conversaciones con el actual obispo.

En la perspectiva mediática se han pretendido añadir además causas económicas que tratan de sembrar una sospecha sobre la gestión de los dineros del Santuario de Torreciudad. Un argumento que atrae siempre la atención y que legitima decisiones posteriores.  

Acuerdos firmados

No hay que olvidar que la historia de la diócesis hoy de Barbastro-Monzón ha sido una historia de lucha por la permanencia de la sede episcopal. En la época contemporánea, el 20 de diciembre de 1951, Pío XII erigió con obispo propio la diócesis de Barbastro, siendo Pedro Cantero Cuadrado su primer titular.

Lo acuerdos jurídicos originarios con la prelatura se firmaron siendo obispo monseñor Jaime Flores Martín (1960 – 1970). Posteriormente, han sido obispos, y ninguno planteó problema alguno, incluso a partir de la nueva normativa canónica, Damián Iguacén Borau (1970 – 1974), Ambrosio Echebarría Arroita (1974 – 1999), Juan José Omella Omella (1999 – 2004), Alfonso Milián Sorribas (2004 –2015) y Ángel Javier Pérez Pueyo (2015 -…).

No hay que descartar tampoco que la actuación del actual obispo  haya asumido la tesis de alguno de sus predecesores que no actuaron en su momento.

Campaña

En el contexto del proceso de modificación de los Estatutos en Roma, y de la aprobación del nuevo estatus del Opus Dei en la Iglesia, el ‘caso Torreciudad’ no ha venido solo. Ha sido acompañado de una campaña en determinados medios en contra del Opus Dei, con la publicidad a la enésima denuncia de antiguos miembros contra esta institución eclesial.

Se trata de un proceso coincidente, cuando está pendiente la resolución del recurso que la defensa del profesor de Gaztelueta planteó ante el proceso canónico “ad casum” con un tribunal presidido por el obispo de Teruel y Albarracín, monseñor José Antonio Satué.  

Las prelaturas personales

Esto ocurre también cuando, además, hay intensos rumores de que se puede estar cocinando una modificación de la naturaleza de las prelaturas personales en la Iglesia, lo que afectaría decisivamente al Opus Dei en la actualidad, dado que es la única prelatura personal que existe.

Es una decisión que se correspondería con la insistencia de determinada escuela de derecho canónico, la que encabeza el cardenal jesuita Gianfranco Ghirlanda, en el sentido de vaciar de contenido específico las funciones principales de las figuras jurídicas de las prelaturas personales, hasta prácticamente su extinción de facto.