Riesgos de la sociedad hiperconectada

Bruno Patino, director de Canal ARTE France y especialista en el mundo digital alerta de los peligros de la nueva civilización de "memoria pez"

Bruno Patino.
Bruno Patino.

No seré yo quien ponga ni una coma al hecho de la obligada presencia significativa del mensaje cristiano tiene en las plataformas digitales y en los nuevos medios. Una correcta comprensión de la teología de san Ireneo nos habla de la creación in fieri, de los nuevos medios de comunicación como parte de ese continuado proceso de creación. 

Pero esto no es óbice para que no seamos conscientes de lo que son y significan estos medios, de su naturaleza, de sus efectos en la vida de las personas y de la sociedades, de los intereses subyacentes, de la utilización que se está haciendo de ellos. Y, sobre todo, de cómo afectan a elementos constitutivos del ser personal, de la dignidad de la persona.   

Cuando hablamos de plataformas digitales y de nuevos medios, de redes sociales, estamos hablando de tecnología. La innovación tecnológica no descansa. Tras haber conquistado el tiempo de la conexión permanente –dependencia-, los gigantes digitales, los Big Tech, nos están proponiendo la conquista del espacio con la inmersión permanente, véase el proyecto del Metaverso. 

Cómo están condicionando nuestra vida 

Bruno Patino, que nos introduce en este libro en la nueva civilización de lo que él denomina memoria pez, haciendo referencia a su libro anterior de éxito mundial, “La civilización de la memoria pez”,  es además de analista de medios, director de Canal ARTE France. 

No se puede decir que Patino se haya adscrito al grupo de los arrepentidos digitales, entre los que se encuentran, por ejemplo, la ex trabajadora de Facebook Frances Haugen o Sean Parker, Sophie Zang o Chamath Palihapitiya. A quienes, por cierto, hay que oír. 

Se trata, en este libro, de ponernos frente a lo que son las plataformas digitales para que pensemos que uso hacemos de ellas, cómo están condicionando nuestra vida. 

El 53% de la población mundial 

Para que nos podamos hacer una idea, vayamos a los datos, que siempre son elocuentes. 4.200 millones de cuentas activas movilizan el 53% de la población mundial. Los que las utilizan tienen como media cuentas en ocho plataformas diferentes y consagran dos horas y media al día para consultarlas. 

Twitter es un club social con 350 millones de miembros, Facebook tiene 2.900 millones, Youtube tiene más de 2.000 millones.

Un club que se ha convertido en la principal fuente de entretenimiento, información y socialización para gran parte de sus usuarios. Para esos socios, un espacio público al que prestan muchas horas de atención. ¿Un espacio público o más bien un mercado? 

 

Durante la pandemia, los dos fundadores históricos de Google, Larry Page y Sergey Brin han visto crecer su patrimonio personal en 11.4400 millones de dólares. En cuanto a los ingresos, la facturación de Facebook alcanzaba en 2021 un importe de casi 40.000 millones de dólares.  

Un estudio de Pew Research Center de septiembre de 2021 muestra que el 31% de los adultos estadounidenses se informan a través de Facebook y las plataformas del grupo han alcanzado el vertiginoso volumen de negocios de 54.000 millones de dólares de publicidad solo en el primer semestre de 2021. 

Que alguien regule 

El periodista Jay Rosen sintetiza de la siguiente forma la evolución del discurso de los gigantes digitales: han pasado de “solo somos una plataforma” a “somos una plataforma, pero nos preocupamos por el interés común”; “nos preocupamos por el interés común, pero nos apoyamos en las comunidades para identificar los casos problemáticos” pero ahora tenemos “moderadores remunerados”; “tenemos moderadores, pero no lo pueden detectar todo”; y, finalmente, “Por favor, “que alguien nos regule”. 

Hablando de la vigilancia y del control al que nos tienen sometidas las redes sociales. Un día Mark Zuckerberg, CEO de Meta, fue fotografiado en un bar de París sentado en la barra junto a otro cliente al que no conocía y ni siquiera miraba. Un testigo de la escena publicó la fotografía con un diálogo imaginario entre el ojo del mundo y el camarero.

“Para mí una cerveza y para Patrick, que está a mi lado, que tiene 26 años, que acaba de salir de la oficina donde se ha peleado con su jefe, una pizza vegetariana, que es lo que suele pedir, con una Coca-Cola cero. Ojo, que es alérgico a las aceitunas y no le gusta la comida muy salada…”.  

Tempestad en la pecera
Bruno Patino
Alianza editorial 

Portada del libro.
Portada del libro.

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