Hablar de Dios hoy como necesidad y urgencia

El sacerdote y teólogo católico español publica las experiencias límite y respuestas de fe

El sacerdote y teólogo católico español publica las experiencias límite y respuestas de fe
El sacerdote y teólogo católico español publica las experiencias límite y respuestas de fe

Hacía tiempo, quizá mucho tiempo, que no teníamos un nuevo libro de don Olegario González de Cardedal. Desde el hontanar de los años, de la experiencia eclesial y académica, la voz de quien ha sido uno de los teólogos españoles de referencia se echaba de menos. 

Sobre todo en estos momentos en los que prima la orientación de la praxis, en los que domina el funcionalismo eclesial, una especie de teleologismo que pretende la aceptación social, por no decir mediático y popular, del mensaje por encima de casi todo. 

Sería lamentable que el silencio de la alta teología que se ha caracterizado por el diálogo con las corrientes de fondo de la cultura se debiera a una especie de desaliento o desazón ante algunos fenómenos de prioridades eclesiales. 

    En la larga trayectoria publicística de quien es académico de Ciencias Morales y Políticas hubo una larga etapa de análisis de la realidad social y eclesial. Publicaciones que contribuyeron decisivamente a la conformación de la conciencia cristiana en una España de transiciones y de aplicación del Concilio. 

Al margen de sus tratados estrictamente teológicos, véase por ejemplo su magna cristología, una de las cuestiones recurrentes de don Olegario ha sido la reflexión sobre Dios. Un pensamiento sobre lo esencial que en sí mismo es una invitación al cuerpo eclesial a volver siempre a lo esencial y a no perderse en los cantos de sirena de la historia. De una historia marcada por la influencia de quienes determinan el paso en la realidad política, social y cultural. 

    Por tanto, se agradece sobremanera que el teólogo de Salamanca, salmanticense del siglo XX, y no creo que haya que matizar esta denominación, presente ahora una reflexión sobre las experiencias límite y las respuestas de la fe, en diálogo con Spinoza, con Pascal, con Heidegger, con Jaspers, entre otros. 

Este libro, por un lado, “quiere señalar el carácter interrogativo de la búsqueda de Dios por el hombre y, por otro, mostrar cómo esa pregunta por Dios no se hace desde un vacío de toda presencia y acción suyas, sino que ambas preceden, impulsan y dan sentido a nuestra pregunta”.   

    Preguntas corrientes como “¿Han sentido y sienten hoy los hombres la necesidad de su existencia? ¿Desde qué experiencias, necesidades y esperanzas, en qué lugares de vida, han preguntado por él?”. 

Podríamos añadir algunas otras, aquí contestadas, como por ejemplo qué razón es la que hoy se pregunta por Dios y qué fe es la que da respuesta afirmativa de Dios. 

 

    Don Olegario nos recuerda, por ejemplo, como decía Pascal, que “Dios es sensible al corazón”, y también aquello de “Non intratar in veritatem nisi per caritatem”, es decir “sólo se adentra uno en la verdad por el amor”, que ha sido recordado por Scheler, con su “Ordo caritatis”, y por Heidegger en “Ser y tiempo”. 

    No olvidemos lo que señala nuestro autor: hay formas de vida que abren al hombre la posibilidad de la fe, mientras que hay otras que por el contrario se la cierran. Por ejemplo, el cultivo de lo interior, el silencio, la oración, abren la puerta a Dios. Una vida de mera exterioridad, de apariencia, de exposición, las cierran. 

    Tampoco convendría olvidar que no habría habido argumentos teóricos sobre Dios si al mismo tiempo no hubiera habido testimonios personales de creyentes. 

    No está de más, por otra parte, que quien ha dedicado su vida a la enseñanza de la teología y, entre otros galardones ha recibido el premio Ratzinger, escriba que “lo primero, y en el fondo, lo único específico que los seguidores de Jesús tenemos que ofrecer al mundo es la fe en Dios, con todo lo que ello implica, tal como él se nos ha dicho y dado a sí mismo de manera suprema y definitiva en el Señor Jesús: en su palabra, su muerte y resurrección, su Espíritu y su Iglesia”.   

    No debemos olvidar que, como señalaba el filósofo Henri Bergson, no ha habido nunca una sociedad sin religión. Y que lo que acompaña al hombre en su historia pertenece a su esencia. 

    Hay que agradecer, por último, a don Olegario que al final del libro ofrezca diez tesis, a modo de conclusión y de síntesis de su propuesta: la necesidad de los cristianos de hablar de Dios hoy ante las evidentes preguntas de nuestros coetáneos sobre quién es Dios. 

La pregunta por Dios de Olegario González de Cardedal. Ediciones Sígueme
La pregunta por Dios de Olegario González de Cardedal. Ediciones Sígueme

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