Cuando la cultura es la charca

El libro es una mezcla de autobiografía con ensayo. No elude la polémica en los intensos debates culturales de nuestro tiempo

Alain Finkielkraut
Alain Finkielkraut

Uno de los pensadores más originales y provocadores del panorama intelectual francés, Alain Finkielkraut, vuelve al debate cultural español gracias a la editorial que ya nos acercó su “Nosotros, los modernos”.

No es éste un autor muy leído, ni citado, por nuestros predios. Quizá porque sobre este Académico francés pese, en los círculos de lo políticamente correcto, una especie de censura, que también alcanza a los medios de comunicación, definidores principales de los intelectuales mediáticos.  

“La cultura es la charca”

Dos aspectos generales previos señalaría de nuestro autor. Primero, es un hombre convencido del poder de las ideas, de la cultura, en un momento en que, como dice, la cultura es la charca. Como escribió Foucault, “en el mundo contemporáneo pululan ideas que nacen, se agitan, desaparecen y reaparecen, sacudiendo a la gente y las cosas. Y eso no solo en los círculos intelectuales o en las universidades de la Europa del Oeste, sino a escala mundial y, entre otras muchas otras, a minorías o pueblos a los que la historia hasta hoy casi nunca ha acostumbrado a hablar o a hacerse escuchar”.

Y, en segundo lugar, de forma evidente, no elude la polémica, el debate, la confrontación pública de las ideas, de los puntos de vista, de las opiniones, aunque haya o esté sufriendo la nueva persecución que se denomina censura. En este sentido nos recuerda lo que escribiera Lessing: “Me parece un poco excesiva la aversión del público actual por todo lo que se llama polémica o parece serlo. Parece que se olvida la gran cantidad de cuestiones que no han podido ser aclaradas más que agracias a los contradictores, del mismo modo que también se olvida que los hombres no estarían de acuerdo en nada si no se hubieran querellado por nada”.

Debates culturales

Este libro es una mezcla de autobiografía con ensayo. Aborda, desde la perspectiva del recorrido de la vida y de sus libros, algunos de los grandes temas que caracterizan el pensamiento, y la obra, de Filkelkraut. Intelectual de raíces judías, a medio camino entre discípulo aventajado de Levinas y de Heidegger, lector de Péguy, de Bernanos, de Pascal, arranca con una reflexión crítica sobre el mayo del 68, en particular sobre su propuesta antropológica.

Es el momento en el que hace una acertada reflexión sobre el debate cultural acerca de la relación entre género y sexo. Con su siempre enriquecedor lenguaje, cargado de juegos de palabras, de metáforas que se extienden por los límites de la lectura, ofrece ideas sugerentes para quien es capaz de entrar en los temas más peliagudos.

Es el caso por ejemplo de la situación actual del judaísmo, y de sus relaciones con el Estado de Israel. Al fin y al cabo, una interesante reflexión, en el transfondo, sobre la identidad judía. Luego nos llegan sus propuestas sobre Europa, el cambio histórico producido por el 11-S, la emergencia del Islam, el nihilismo igualitario, el antisemitismo, la crítica a la intelligentsia progresista mundial, el poder de la tecnología… y la perspectiva de un nuevo “amor mundi”, un acontecimiento que apunte a un nuevo orden.

No son menores las referencias en el libro a sus relaciones con los “popes” de la filosofía contemporánea, desde Michel Foucault, Derrida, Deleuze,  Roland Barthes…

Siempre provocador, siempre sugeridor, el lector echa de menos una reflexión sobre la trascendencia, el Otro también en los otros y en nosotros. Quizá un signo de los tiempos…

 

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