Se retrasa el nombramiento de nuevos obispos. Razón: replanteamiento de nuevos perfiles

Los nuevos vientos de Roma apuntan a que la estrategia es dejar colocados a los de la generación “intermedia”

Asamblea Plenaria de los obispos.
Asamblea Plenaria de los obispos de noviembre 2020.

El aparente retraso en la provisión de la sedes vacantes, y con obispos que ya han presentado su renuncia, en España se debe, según fuentes consultadas por Religión Confidencial, a un replanteamiento en el perfil de los obispos españoles. Un cambio que puede depararnos más de una sorpresa.

La primera, que parece más cercana que lejana, puede ser Valladolid. El cardenal Ricardo Blázquez presentó su renuncia por edad al Papa el 13 de abril de 2017. Una vez  que en marzo de 2020 dejara de ser presidente de la Conferencia Episcopal Española, se ha acelerado su proceso de sustitución a petición propia.

Nuevos vientos de Roma

Dada la peculiaridad de que la diócesis de Valladolid cuenta con un obispo auxiliar, que además es Secretario General de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis Argüello, constantemente se ha especulado con que el sustituto de Blázquez sería Argüello, quien de hecho ya llevaba las riendas de la diócesis desde hace tiempo.

Sin embargo, los nuevos vientos de Roma, que está siendo procesados por la Nunciatura en Madrid, apuntan a que la estrategia es dejar colocados a los de la generación “intermedia”, es decir la generación posterior a la que gobierna en la actualidad.

Los cardenales Omella y Osoro han insistido en Roma en que se coloquen en “vías intermedias” a los obispos de edad media, con cierto rodaje pastoral, elegidos por sus hermanos para ocupar cargos en la Conferencia Episcopal. Un diseño que también podría servir para ganar tiempo a la espera de lo que ocurra en un futuro.

Este nuevo mapa comenzó a cristalizar con el nombramiento de monseñor Mario Iceta como arzobispo de Burgos y con monseñor Carlos Escribano como arzobispo de Zaragoza.

Ginés García Beltrán 

Y ahora podría continuar con la designación del obispo de Getafe, monseñor Ginés Ramón García Beltrán, miembro del Ejecutivo de la Conferencia, como arzobispo de Valladolid. Un cambio que sería una sorpresa dado que monseñor García Beltrán era un firme candidato a suceder al cardenal Osoro en Madrid y monseñor Argüello al cardenal Blázquez. Es cierto que si monseñor Argüello fuera nombrado arzobispo de Valladolid acabaría teniendo que dejar la Secretaría General, puesto en el que está jugando un papel relevante.

Sevilla, Granada y Santiago 

El siguiente paso, en lo referido a sedes metropolitanas, serán los nombramientos de Sevilla –sobre la que hay criterios dispares respecto al sustituto de monseñor Asenjo-, Granada y Santiago de Compostela, diócesis a las que también podría ir obispos que forman parte de la Permanente de la Conferencia Episcopal.

Este cambio en la política de nombramientos provoca una serie de preguntas. La primera sobre el futuro de Madrid y Barcelona. Para el caso de la capital de España, un proceso que se complica y que no se produciría hasta que no se aclaren algunos temas, supondría que se alargaría en el tiempo. En el de Barcelona parece que se iniciará cuando el cardenal Omella deje la presidencia de la Conferencia Episcopal Española.

 

Teniendo en cuenta los perfiles de los nuevos obispos que están siendo nombrados, no se descarta que en un futuro también aterricen en España candidatos procedentes de Roma.

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