Pidamos a la Virgen María que nos ayude a abrir el corazón, que tengamos añoranza del hogar de nuestro Padre, que nos maravillemos y nos alegremos ante el don de ser verdaderamente hijos de Dios
“Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura”. Las personas nos necesitan. Necesitan de nuestra alegría para que, a través de ella, descubran a Jesús en sus vidas.
Jesús nos revela a Dios como un Padre misericordioso que espera nuestra correspondencia y se adelanta con su gracia para que seamos capaces de corresponder
Es necesaria la fe para acoger a Jesús. La fe es un don que Dios está dispuesto a concedernos y que espera que se lo pidamos. Por la fe alcanzamos la vida eterna