Poner la Eucaristía en el centro de nuestra vida (I)

Cristo - Eucaristía expuesto en la custodia.
Cristo - Eucaristía expuesto en la custodia.

Esto es lo que nos pide el Papa Francisco a todos los católicos para el mes de julio de 2023: Que pongamos la Eucaristía en el centro de la vida.

Pero, ¿y cómo?, podemos preguntarnos… ¿Qué tengo que hacer?

Habrá que pedir ayuda al Espíritu Santo, para que nos envíe su Luz y descubramos cómo conseguirlo y qué podemos hacer.

  1. CUIDAR LAS NORMAS LITÚRGICAS

No es igual cuidar, con esmero, las normas de la Iglesia prescritas en la liturgia para la Santa Misa, que no hacerlo.

No es igual, ni para Dios, que recibe nuestra adoración, ni para nosotros, que acudimos a la gracia, ni para los demás, tanto para los presentes, por el ejemplo que damos, ni para los ausentes, porque cuando el sacerdote, en cada Santa Misa, hace bajar a Dios del Cielo a la tierra, lo hace no sólo para cada uno de los presentes, sino también para toda la Iglesia universal.

No será igual ponerse en pie cuando hay que levantarse, sentarse cuando hay que sentarse, oír cuando hay que escuchar, poner en la Patena nuestra vida, vivir los 4 fines de la Misa: adorar, agradecer, desagraviar y suplicar, que no hacerlo… ¡No, no es igual!

Como tampoco es igual callar antes, durante y después de la Santa Misa, porque Dios está en la Iglesia, que ponerse a cuchichear como si no estuviera.

No es igual que el sacerdote bese, con unción, el altar por dos veces, al principio y al final, que no hacerlo. Un beso… ¡Qué importante puede ser un beso!

No será igual que la homilía, si la hay, pues solo es obligatoria los domingos y festivos, sea breve, sintética, comentando los textos de la Misa, que hablar de lo que a uno se le ocurra, por no haberla preparado.

 

La liturgia cristiana es acción de Dios, que nos une a Jesucristo, a través del Espíritu Santo (cfr. Exhortación Apostólica Sacramentum caritatis n. 37).

  1. LOS TEXTOS DE LA SAGRADA ESCRITURA PUEDEN TOCARNOS EL ALMA

Cuántas veces un texto de la Sagrada Escritura, oído con atención, ha entrado por nuestros oídos, ha llegado al alma, ha calado en ella y nos ha llenado de paz, si la necesitábamos, o nos ha dado luz, para enderezar nuestro comportamiento ante un problema. Recojo algunos ejemplos:

¿Puede una mujer olvidarse del hijo de sus entrañas, que amamanta? ¡No! Pues, aunque ella se olvidare, Yo no me olvidaré de ti (Isaías, 49, 15).

Te declaré mi pecado, no te oculté mi delito. Dije “confesaré mis culpas al Señor”. Y Tú perdonaste mi culpa y mi pecado (Salmo 32, 5).

Examínese, por tanto, cada uno a sí mismo y, entonces, coma del pan y beba del cáliz; porque el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación (1 Corintios, 11, 28 y 29).

Elcana le dijo a su mujer, Ana, que lloraba por no tener hijos: ¿Pero por qué lloras? ¿Y por qué no comes? ¿Y por qué está afligido tu corazón? ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos? (1 Samuel, 1, 8).

Entiendo que la última pregunta implica que ellos son un matrimonio bien avenido y que él es un marido cariñoso, comprensivo y con un cierto punto de ironía, para ser capaz de sacar esa conclusión y decírsela: ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos?

Y Dios los bendijo y fueron los padres del profeta Samuel.

  1. El Papa Francisco afirma:
  1. En el Video del Papa para el mes de julio de 2023:

“Si al salir de Misa estás igual que entraste, algo no funciona”.

“La Eucaristía es la presencia de Jesús, que es profundamente transformadora”.

“Es Cristo quien se ofrece, quien se da por nosotros, lo que debería llevarnos a que nuestra vida se alimente de Él y alimente la de nuestros hermanos”.

Es la Eucaristía la que “nos da el valor de salir al encuentro, salir de nosotros mismos y abrirnos con amor a los demás”.

  1. En el Ángelus del Papa Francisco de junio de 2021 nos dijo:

Jesús, “en la culminación de su vida, no reparte pan en abundancia para alimentar a las multitudes, sino que se parte a sí mismo en la cena de Pascua con los discípulos”.

“El objetivo de la vida es donarse, lo más grande es servir”.

  1. ANSIAS DE EUCARISTIA

Dada mi profesión, cuando una persona viene a mí para ver si puede haber o no causa de nulidad en su matrimonio canónico, fracasado y me dice, en esa primera entrevista: “Lo que daría por poder comulgar…” Me hago cargo de lo que es tener ansias de recibir al Señor en la Eucaristía.

UN CASO REAL:

Una amiga me trajo al despacho a un matrimonio que llevaban 25 años de feliz matrimonio civil. Y ella nos decía: “Lo que daría por poder comulgar”.

Él se había mal casado por la Iglesia cuando era joven, inexperto, muy manejable y sin oficio ni beneficio; pero parecía guapo y con buen porvenir. El resultado fue un desastre.

Iniciamos la Causa y la ganamos.

Ganamos la Causa, como correspondía a las pruebas aportadas y a la credibilidad de los intervinientes.

Después, le presenté a mi hermano Juanjo, sacerdote, para iniciar la preparación al Matrimonio, con una buena Confesión.

Hacía tanto tiempo que él había abandonado la práctica religiosa que me dijo: “No sé de qué voy a poder confesarme. Yo nunca he querido hacer mal a nadie”.

Ya habíamos ido venciendo, poco a poco, las dificultades encontradas: conseguir el domicilio de la otra parte, el certificado del matrimonio con el sello del Arzobispado, la Confesión, etc.

Tras confesarse, contento y agradecido, me dijo: “Qué fácil me lo ha hecho tu hermano Juanjo”.

Asistí a la boda, que celebró mi hermano en su parroquia y les regalé un cuadro de la Sagrada Familia, que tuvo siempre en su habitación.

Ahora, que mi querido hermano Juanjo y el interesado ya están en el Cielo, pienso que, si desde allí leen estas líneas, nos sonreirán los dos.

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