La excomunión

Y me pregunto: pero ¿cómo es posible? Si la excomunión 'fuese' un castigo ¿quién lo puede imponer a los cardenales en estos días en que no hay en la Iglesia autoridad superior a ellos? Y estas preguntas de alguna manera 'me explican' lo que es la excomunión, o lo que yo quisiera explicar sobre ella.

Vamos por partes. Podría alguien decir que tal castigo, aunque no haya Papa en ejercicio en estos días, viene del poder del Papa que en su día legisló. Pero aún así, más bien lo que está indicando es que 'quien es excomulgado', no es tanto eso, es decir no es que 'reciba' un castigo de ser echado de la Iglesia como sujeto pasivo (ex-comunión; fuera de la comunidad, de la unión común), sino más bien es que se ha salido, o sea él mismo es el sujeto activo, que se coloca 'fuera de'; diríamos que la realidad es que la autoridad que excomulga, lo que hace es más bien declarar: con esa acción se ha perjudicado tanto a la comunidad que el que así ha actuado, se ha apartado de la común unión.

Un poco de historia.

1.- Al inicio del cristianismo los convertidos eran tan convencidos y fuertes en su decisión que eran fieles incluso hasta el martirio. Precisamente el martirio era lo que convertía a los infieles. Ver cómo alguien era tan fiel a sus convicciones era causa de conversión para quienes lo veían. Tertuliano dijo la célebre frase de que 'la sangre de los mártires es semilla de cristianos'.

2. Después vino la época de conversiones masivas. Hasta se ganaban 'puntos' si se hacía uno cristiano. Estaba hasta mal visto si no estabas bautizado. Y entonces los Padres de la Iglesia tienen que ser exigentes. Comienza la etapa del catecumenado: Una etapa dura, unos años sin un 'tope' a fecha fija (algo así como cuando te aprendas estos temas, o trascurra un tiempo yendo al aprendizaje); no, no. Era un tiempo de conversión del corazón, de la mente, de la vida. Quienes llegaban a esa madurez, con su esfuerzo pero sobre todo con la gracia de Dios, entonces eran bautizados. Por eso, dicen que ni al propio Constantino emperador que favoreció tanto a los cristianos, fue bautizado durante su vida, porque no 'se convertía', no cambiaba su vida de acuerdo con el Evangelio. El Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, eran recibidos en la gran Vigilia Pascual. Ya esos recién bautizados, recién nacidos (neófitos), estaban 'iniciados'.

3. Una preparación tan consciente, tan libre, tan desde el corazón llevaba a aquellos cristianos a no pecar. A ser consecuentes con la fe abrazada y con el camino del Evangelio. Pero... la 'carne es débil'. Y incluso en aquellas épocas, de mártires y de catecúmenos, algunos delinquían en determinados pecados gravísimos. Por decirlo de algún modo, se 'autoexcluían' de la Iglesia. ¡Pero a nadie se le niega el perdón!

4.- A esos penitentes, colocados a las puertas de la Iglesia (fuera del templo, fuera de la Comunión: fuera de la Iglesia, y por tanto excluidos del acto de mayor unión en la Iglesia que es comulgar: recibir, unirse al Cuerpo de Cristo en la Eucaristía como expresión de la unión con el Cuerpo de Cristo que son los cristianos), a esos penitentes se les imponía una penitencia muy dura y, en los primeros siglos, prácticamente perpetua: hasta la muerte.

Más tarde se les permite cubrirse la cara: para que no se avergüencen; antes, eran tan fraternos, tan 'hermanos' que no se 'burlaban' los de dentro de ver a los de fuera, ni los de fuera por ser vistos por los demás. ¡Era realmente dura aquella penitencia!

Luego llega una etapa de indulgencias: de aquellos años de penitencia, de excomunión, se 'rebajan' 100 días, ó 500 días, o, si es el Papa, da indulgencia plenaria, o sea, perdona todo el tiempo restante a aquel pobre penitente.

 

¿Y hoy? Eso, eso. HOY...

1.- Pues hoy hemos llegado a una 'devaluación' del pecado. A una devaluación del amor que Dios nos tiene, porque el pecado es eso: olvido de que solo Dios es grande, en su amor, en su justicia y también en su misericordia. (Ver la encíclica de Benedicto XVI, 'Deus charitas est, nº 10).

Es muy duro decir esto. Pero hay quienes desprecian la vida del no nacido, por ejemplo. Y MATAR es un querer ser como Dios, que es el único que puede disponer de la vida y de la muerte. Pero matar al indefenso, al más indefenso, al no nacido, es tan grave, que prácticamente hoy es esa la única excomunión que hay en vigor.

2. Hablando desde una perspectiva más técnica habría que dar otras nociones; entonces se vería el porqué se les pide a los Cardenales el secreto sobre el cónclave, o las otras excomuniones posibles; y explicar cómo es el 'camino' de vuelta a la Iglesia... Quizá sea oportuno entrar en ello otro día. Pero ésa es la realidad de la Iglesia: ella se ha mostrado siempre tan defensora de la vida, que confiesa y afirma con toda su fortaleza que quien atenta contra la vida del indefenso no nacido 'se sale', se va de la Iglesia, se coloca en la excomunión.

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