El Estado Islámico, el harmaguedón y la interpretación de la tradición islámica

El profesor B. Haykel de la Universidad de Princeton, experto en la ideología del Estado Islámico (EI), manifiesta en la revista digital Atlantic que ésta se basa en los textos de las fuentes de la fe islámica admitidos por todos los sunnitas. Uno de estos textos es un hadiz apocalíptico de la colección de Muslim (siglo IX), el número 7312, que señala la ciudad siria de Dabiq, cercana a Alepo y hoy en poder del EI, como el escenario de la batalla final entre los romanos y el ejército de Medina. Éste conquistará la ciudad de Roma como signo precursor de la Hora del Juicio. Después aparecerá el Anticristo, que definitivamente será vencido por Jesús descendido del cielo. Dabiq es, además, el nombre de la revista del EI. Una de sus portadas mostró la bandera negra del grupo ondeando en la plaza de San Pedro en el Vaticano.

Los hadices son una de las fuentes de la fe y del Derecho islámicos. Hadiz significa narración y designa el conjunto de hechos y dichos que se atribuyen a Mahoma y que no aparecen en el Corán. Originalmente, fueron tradiciones orales. Con el tiempo , crecieron desorbitadamente y se contaron por centenas de miles. Diferentes recopiladores (como Muslim, una de las máximas autoridades en esta materiapara los sunnitas) separaron los verdaderos de los falsos investigando acerca de la fiabilidad de los transmisores del relato. Cada narración se inicia con los nombres de los seguidores, discípulos y compañeros del Profeta, en una cadena que, para garantizar la fiabilidad de lo que se cuenta, ha de retroceder hasta los personajes más cercanos a Mahoma sin saltarse ningún eslabón generacional. La veracidad del contenido se determinó comprobando que un mismo relato también estuviera en labios de otro compañero del Profeta o que en otro hadizse hallaran palabras similares de Mahoma. Verdaderos son unas cuantas decenas de miles.Hay seis colecciones canónicas, la más antigua se puso por escrito un siglo después de la muerte del Profeta mientras que la colección de al-Nawawi fue recopilada en el XIII.

Un personaje celestial le mostró a Metodio, protagonista de un apocalipsis siriaco del siglo VII, la historia futura sobre las montañas de Singar, el macizo donde los yazidíes se esconden del EI. Contempló la devastación de Mesopotamia, una sucesión de cuatro reinos y la manifestación del hijo de la Perdición como signo precursor del triunfo final del rey griego que desde el Gólgota entregaría el reino a Dios Padre. A pesar de tener como base la Escritura (Sal 68, 32 y 1Co 15, 24) y de no contener ningún elemento heterodoxo, no ha pasado de ser una leyenda piadosa. Desde sus inicios, la comunidad cristiana reflexionó sobre el sentido de sus textos también de origen oral. Tomó como canon lo que se había confirmado en el Maestro (Dei Verbum V.20). Discernió acerca de lo que decían y, no sólo acerca de quién lo decía, y recibió unos textos como inspirados mientras que otros los desechó. A lo largo del tiempo, comprendió que los textos revelados reflejaban las circunstancias históricas y que se habían escrito con intenciones diferentes. Sus autores escribían según las costumbres literarias de su época «porque la verdad se expone y se expresa de maneras diversas en los textos de diverso género: histórico, profético, poético o en otros géneros literarios» (Dei Verbum III.12). La apocalíptica es un género propio de la literatura judía que heredan cristianismo e islam. Es una revelación (apocalipsis)a un vidente del designio de Dios sobre la historia del mundo y su inminente intervención que destruirá el mal e instaurará el bien. El autor interpreta el presente a la luz de lo sobrenatural incitado por una crisis histórica que trata de comprender.

Cualquier arabista sabe que romanos es el gentilicio árabe de bizantinos y que Roma es Constantinopla, hoy Estambul. Los hadices son fuente de fe para todos los sunnitas, formen parte del EI o no. Cuando se interpreta núnicamente de forma literal, su dimensión apocalíptica se presenta como real para cualquier musulmán.Analizar su contexto histórico y literario, ¿no descubriría su verdadero sentido y Dabiq dejaría de ser el escenario del harmaguedón?

 
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