Yo tampoco soy Charlie Hebdo

Se cumple estos días un año del infame atentado terrorista contra la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo que conmocionó a la opinión pública internacional. Con esa ocasión, la revista ha publicado un número especial en que, entre otros detalles, aparece una caricatura de Dios con un Kalashnikov al hombro, cara de odio y las manos manchadas de sangre. Para que no quepa duda de sus intenciones, el director, Laurent Sourisseau, afirma que se enfrentan no sólo a “los fanáticos embrutecidos por el Corán”, sino también a los que profesan otras confesiones. “Muchos esperaban que nos mataran”, y en ese grupo incluye a “fanáticos embrutecidos por el Corán”, pero también de otras religiones que “nos deseaban el infierno en el que creen por habernos atrevido a reírnos de la religión”. Añade: “la religión desconoce el tiempo. No cuenta en años o en siglos porque sólo cuenta la Eternidad (…) Un creyente, sobre todo fanático, no olvida nunca la afrenta a su fe porque tiene por detrás y por delante la Eternidad. Es lo que habíamos olvidado en 'Charlie'. La Eternidad nos cayó como un rayo ese miércoles 7 de enero”.

Condeno el atentado brutal de hace un año, pero condeno también (reconociendo que la gravedad es muy distinta) las burlas a las religiones y repruebo además la equiparación de todas las religiones en cuanto a los atentados. Soy católico, y me ofende que me atribuyan responsabilidad en esos atentados por el mero hecho de ser creyente. Los responsables de esos atentados fueron personas concretas, no todos los que tienen fe en Dios. Charlie Hebdo es una revista satírica: si eso fue una broma, es bastante pesada y a mi juicio repudiable.

Precisamente la religión cristiana es la más perseguida en la actualidad. Estos días hay cientos de miles de cristianos desplazados de sus hogares a causa de su fe, todas las semanas hay atentados en iglesias (son cristianos que se juegan la vida por ir a rezar) y no rara vez se publica un vídeo de una brutal decapitación de un cristiano que entrega su vida por su fe. ¿Ellos también cometieron los atentados de hace un año?

No todos los creyentes somos iguales ante la violencia por la fe. Unos la sufren y otros la infligen. Tampoco somos iguales ante las burlas a nuestra religión. Unos juran odio a muerte y otros perdonan poniendo la otra mejilla. Mientras esto no sea reconocido, no podré decir que yo soy Charlie Hebdo.

 
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