Las confesiones del 'efecto Francisco'

Dicen que hay ya un 'efecto Francisco'. Este título, como el de la 'primavera árabe', por poner el ejemplo más reciente, es fruto, posiblemente, de una parte pequeña de realidad y otra mucho más importante de periodismo. Los medios tendemos a etiquetarlo todo. También a los papas y a sus pontificados. Está el papa mediático, Juan Pablo II y este papa Francisco que, a golpe de gestos sencillos, está conquistando muchos corazones. Ahora parece que la prensa ha decidido que Benedicto XVI es un papa de transición, pero lo cierto es que la historia hará justicia de un pontificado marcado por el excelente magisterio que dejó escrito y que pasa al acervo de la Iglesia donde permanecerá por siempre.

Sea como fuere, la prensa –nosotros mismos en Religión Confidencial en las excelentes crónicas de Blanca Ruiz Antón- ya habla de 'efecto Francisco'. Este papa levanta pasiones y la plaza de San Pedro se llena más que antes, turistas y romanos acuden en masa a las múltiples celebraciones eucarísticas de una agenda de vértigo. Ojalá sea así y poco a poco sus palabras vayan consiguiendo lo que él realmente quiere: acercar a los hombres a Cristo.

Pero de todo ese 'efecto Francisco' hay un detalle que invita más que el resto al optimismo, a pensar en una verdadera marea de fe: las confesiones. Parece ser que hay lleno total en los confesionarios. Ojo, que esto no es nuevo, el aparentemente gris Benedicto XIV vino a una colorida España en la Jornada Mundial de la Juventud para encontrarse con la sorpresa del Retiro atestado de fieles en busca de la misericordia de Dios. Y son muchos los testimonios de sacerdotes que emplearon toda la vigilia de Cuatro Vientos en confesar sin parar hasta las tantas de la madrugada.

Lo espectacular del 'efecto confesión' es que nos traslada directamente al Evangelio y nos acerca a una de las figuras a las que el entonces cardenal Bergoglio y el hoy papa Francisco más ha mencionado en sus pláticas: san Pedro. Recordaba el cardenal ante los obispos españoles reunidos en Ejercicios Espirituales esa peculiar característica del apóstol, que tantas veces se supo pecador como expresó su amor a Cristo. Y tantas veces expresó su amor a Cristo como su humanidad lo hizo temer, huir, caer. Pero tantas veces cayó como se levantó.

El papa Francisco ha marcado el énfasis de varias de sus homilías en la misericordia de Dios y es que si existe ese 'efecto' nuevo que llega en medio de la Nueva Evangelización y en el Año de la fe, tiene que empezar precisamente por la conversión. Solo con esa gracia de Dios que corre a raudales por el alma arrepentida y redimida misericordiosamente por el Padre, se puede avanzar en este largo camino que tiene garantía de éxito. Si hay más confesiones en la era Francisco, podemos estar tranquilos. Por cierto, no es el 'efecto Francisco' es el 'efecto Dios'. Y ese sí es real.

María Solano Altaba

@msolanoaltaba

Decana de la Facultad de Humanidades del CEU

 
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