Volver a la “nueva normalidad” ¡Qué pena!

Parece ser que el objetivo que se nos propone desde instancias políticas es volver a la “nueva normalidad” ¡Qué pena! No hemos aprendido nada. Creíamos que lo que estamos viviendo, en algunos casos de hondura metafísica, nos habría servido de algo.

Ha quedado evidente la necesidad del cambio de “yo” al “nosotros”. Vivimos en un mundo interrelacionado, interconectado, interdependiente. La globalidad y sus implicaciones nos han quedado claras durante la pandemia. Lo que no resultará tan fácil es la necesidad del cambio de nuestros hábitos y forma de vivir y pensar. Este es el gran reto y, sin este arduo proceso interior, no habrá cambio generador.

El paso del “yo” al “nosotros” o va precedido de una transformación interior o no se mantiene en el futuro. Tiene que tocar las entrañas. Una sociedad donde impera el “yo”, el individualismo, el bienestar personal y el consumo, no facilita el cambio. En otros tiempos, la responsabilidad social era un criterio manejado con más soltura. Tocar el honor de alguien significaba haber mancillado el honor de toda la familia. Incluso se retaban a muerte para recuperarlo. ¿No nos ha tocado todo esto el honor de toda la humanidad, sobre todo a los más vulnerables? ¿No nos supone ningún reto? ¿Dónde está nuestra dignidad? Rememoremos el dicho bíblico “los padres comieron los agraces y los hijos sufren la dentera”. ¿No podemos hacer nada para que la “dentera” de nuestros hijos sea menos desagradable? ¿O es qué no nos importa? Responder inadecuadamente a esta pregunta sería una brutalidad, que viene de “bruto” (animal, zopenco, torpe, lento, inculto, necio, irracional y testarudo).

El paso del “yo” al “nosotros” no es automático, requiere voluntad. Todo hábito instaurado necesita de un esfuerzo personal para deshabituarse y asentar, de nuevo, el alternativo. Requiere un ejercicio transformador. El cambio de hábito, de posición ante algo que viene siendo la “norma”, es lo que genera una alternativa con significado. Volver a la nueva “normalidad”, ¿ha merecido la pena tanto esfuerzo y sacrificio humanos? ¿Es que la sociedad que teníamos era la ideal y queremos recuperarla nuevamente? ¿No hemos aprendido nada?

Solamente hay aprendizaje significativo cuando algo nos traspasa y nos toca hondo; cuando queda incorporado a nuestros recursos y estrategias más íntimos y actuamos en consecuencia.

Es una invitación a que vivamos el cambio interior transformador. Que esta situación no haya sido “algo que pasa”, ni incluso “algo que me pasa”, sino “algo que me traspasa” y transforma mi proyecto de vida. Entonces sí, pasaremos del “yo” o del “mi” tribal a la ciudadanía global. Entonces ya no “volveremos”, sino que entre todos crearemos, generaremos, una nueva sociedad comprometida con el respeto de la dignidad de cada ser humano y del medio ambiente. Ahora sí, deseosos de que se convierta en “normalidad”.

 

Lorenzo Sánchez.

Psicólogo y profesor del Colegio Montpellier, Madrid.

 
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