Las tormentas están aumentando

Cardenal Thomas Christopher Collins.
Cardenal Thomas Christopher Collins.

Supongo que mis colegas de “The Pillar” no se enfadarán porque titule esta columna como ellos lo han hecho con su muy interesante entrevista al ya cardenal emérito de Toronto, Thomas Christopher Collins.

Por cierto que su padre fue gerente de un importante periódico canadiense, con lo que algo de sangre periodística lleva en su historia.

Me puso en la pista de este diálogo un buen colega que me advirtió sobre el transfondo de las respuestas del cardenal Collins. Canadá es uno de los países más secularizados del planeta, la presencia de la Iglesia, de lo cristianos, no es fácil, las amenazas y agresiones a la fe y al sujeto eclesial han sido muchas en los últimos años.

Por otra parte, ya vemos cómo está la Iglesia, en qué espirales anda, cómo se están expandiendo determinadas propuestas, incluso doctrinales, y cuáles son las respuestas por acción y por omisión.

Permítanme los lectores que seleccione algunos párrafos de la entrevista desde esa necesaria perspectiva de articular una coherente respuesta a partir de lo original cristiano.

Por cierto que la entrevista está transcrita en un lenguaje coloquial, de conversación, no quiere decir que no sea preciso en las respuestas.

Le preguntan al cardenal Thomas Collins cómo afronta la Iglesia en Canadá la secularización. Responde, entre otras cosas, que “creo que estamos llamados a ser proféticos y sabios, proféticamente sabios y sabiamente proféticos, y sobre todo proféticos.

Pero tenemos que hacerlo de una manera en la que estemos atentos al efecto de lo que estamos diciendo. Hay un dicho judío que dice: “No hagas un hacha de la Torá”.     

Tenemos que preguntar: ¿Cómo podemos llegar a donde realmente queremos ir, y no sólo decir algo que nos haga sentir bien y “ventilados”?

 

Recuerdo que una vez, uno de mis asesores, un tipo muy bueno, un tipo muy bueno, una persona muy sabia, me estaba ayudando con una carta, y yo me estaba desahogando y desahogando en lo que estaba escribiendo. Y me dijo: “Oh, eso es muy hermoso, Eminencia. Muy bonito. Pero, eh, ¿qué efecto quieres que tenga?”.

Ésa es la pregunta: “¿Qué efecto quieres que tenga?”.

Y pensé: “Oh, vale. Será mejor que lo piense de nuevo”. Y te lo agradezco mucho”. 

A la pregunta sobre qué les dice a los seminaristas y a los sacerdotes cuando le plantean cuestiones sobre los debates teológicos de la Iglesia en este momento, responde:

“Bueno, yo diría que, en primer lugar, hay que desconectar de las redes sociales, eso estaría bien. ¡No de The Pillar, no! ¡Leí The Pillar (Referencia al medio que le hace la entrevista).

Ahí fuera hay mucha retórica que no es útil, y hay problemas. La verdad es que Dios está dirigiendo la Iglesia, ¡pero tenemos problemas!

Les he dicho a los chicos que me preguntan: “Ve a lo profundo, a lo profundo, a los profundo, lo profundo en la oración, lo profundo en el estudio. ¡Estudia y reza! ¡Reza y estudia! Mira la historia de la Iglesia. ¡Acércate a Cristo!”.

Mira lo que ha pasado en la historia de la Iglesia. Hemos tenido muchas cosas extrañas en la historia. Pero la fe no cambia, y el Evangelio no cambia.

Cuando me reúno con la gente, agito mi pequeña Biblia y digo: “Lee un capítulo del Evangelio todos los días. El Evangelio. Conoce a Cristo. Lee el Evangelio”.

Todos podemos profundizar más en la Palabra de Dios, el Evangelio como texto escrito, pero también en nuestro encuentro con Jesús, la Palabra de Dios, en los sacramentos. Una hora santa todos los días, esto no es ciencia espacial.

Sugeriría a las personas que tienen problemas que eviten el calor a favor de la luz. No te absorbas demasiado en la retórica. Pasa una hora en adoración ante Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento todos los días. Lee los Evangelios, lee las Escrituras, sumérgete en las palabras y las vidas de los padres de la Iglesia y los grandes santos.

En la superficie, el mar se ve sacudido por olas de tormentas y tsunamis, pero en lo más profundo hay una paz, una serenidad y una realidad que necesitamos.

Creo que ahora más que nunca necesitamos profundizar en la comprensión y profundizar en las raíces de nuestra fe. Más aún porque los vientos del espíritu de la época están dando vueltas, algo así como los “vientos de lujuria” al comienzo del “Infierno” de Dante, dándo vueltas a la gente en círculos.

En ese entorno tenemos que profundizar.

No solo la oración. También, por supuesto, para encontrar a Cristo, pero también para pensar y saber. Acercándonos las fuentes, como los padres de la Iglesia. Los padres de la Iglesia se ocuparon del gnosticismo y otras cosas que la Iglesia está encontrando ahora. No hay nada nuevo bajo el sol.

Así que diría que hay que profundizar en el estudio de la fe, y profundizar en la oración, especialmente centrada en el Evangelio, y en la adoración de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. Y confesarte regularmente, porque todos somos pecadores, y no vemos claramente cuándo estamos empañados por nuestro ego. Y necesitamos ver con claridad porque estos son tiempos peligrosos”.

Chapó. Lo dicho por el cardenal Collins me parece de libro.

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