Tomarnos en serio la Doctrina Social de la Iglesia hoy

Cartel de la Conferencia Episcopal Española para la Jornada Mundial de los pobres.
Cartel de la Conferencia Episcopal Española para la Jornada Mundial de los pobres.

Dentro de las varias prioridades, algunos dirían urgencias, de la propuesta cristiana hoy, también en España, se encuentra la articulación de la dimensión social de la fe, es decir, lo que tiene que ver con la Doctrina Social de la Iglesia.

Particularmente para los fieles laicos en la medida en que el predominio de la cuestión social, de la dimensión relacional en la historia, representa una singular interpelación ante la mutación profunda en la que estamos inmersos.

Es cierto que el pontificado del Papa Francisco ha abierto nuevos horizontes en la cuestión social. Entiendo que deben ser complementarios a la perspectiva que propuso Benedicto XVI, sobre todo en la dimensión antropológica, después de la actualización que del pensamientos social de la Iglesia hizo Juan Pablo II como eco inmediato del Concilio Vaticano II.

En la historia, han sido los textos de los pontífices, en gran medida, los que han hecho evolucionar, diría progresar, el corpus de la Doctrina Social. Una dimensión de la doctrina católica sobre la que ha habido, históricamente, una dificultad pedagógica destinada a conformar una conciencia social en el pueblo cristiano.

Para hablar en clave de la tradición de Herrera Oria, de su herencia, me parece que hoy es prioritario volver a retomar esa obsesión de don Ángel por la formación del laicado en la Doctrina Social de la Iglesia.

Es más, si no he hecho un diagnóstico equivocado, no es que proliferen en España los centros de estudio y divulgación de la Doctrina Social de la Iglesia, incluso en instituciones católicas universitarias.

Me gustaría tener al menos un par de publicaciones de peso sobre esta materia, periódicas. No las encuentro. Algo más que la revistas de pensamiento de Cáritas en su ámbito, que están generalmente bien.

Como lo he dicho en varios foros, sinceramente creo que quien hoy se está preocupando de esta materia es la Fundación Pablo VI y no se me ocurren muchos más. Con sus óbices, algo lógico. Pronto en el mundo CEU, obra de la ACdP, tendremos alguna buena noticia al respecto, espero.

Lo digo por dos razones. Una, por una interpelación constante que nos está haciendo el Papa Francisco al respecto. No sólo con el contenido de sus discursos sino con su forma de abordar las cuestiones que afectan a la Doctrina Social.

 

Incluso diría como forma de articular políticamente, en sentido amplio, sus propuestas, también para descubrir horizontes, viabilidades y limitaciones y poder dialogar así con los estudios sociales más avanzados que en España están proliferando. Me refiero a la dimensión técnica de la política, no a la ideológica. Confrontar con los estudios de EsadeEcPol, por poner un ejemplo.

Dejo al margen la cuestión de la fundamentación epistemológica de la Doctrina Social de la Iglesia, en la línea de lo planteado por Arturo Bellocq en su clásico “La Doctrina Social de la Iglesia”.  Incluso para afianzar las plurales perspectivas.

Y la segunda cuestión, es la respuesta a una exigencia interna de la Iglesia a la hora de actuar públicamente.

Fenómenos hoy evidentes, como los procesos migratorios, el populismo, la IA, lo referido al sexo-género, políticas de vivienda, políticas sobre la mujer, etc. que están en boca de todos, y que se plantean en declaraciones públicas, también de obispos, debieran hacerse desde la Doctrina Social de la Iglesia con argumentos más allá de los tópicos al uso.

Por hablar de los obispos, en su faceta de líderes mediáticos, no estamos encontrando con un criterio de tipologías de los obispos en función de las temáticas sociales que priorizan en sus declaraciones públicas y pivadas.

Entre otras razones convendría acabar con una identificación, dentro del imaginario católico, entre izquierda-pro Doctrina Social de la Iglesia, derecha como ámbito que no suficientemente asume la Doctrina Social de la Iglesia. Teniendo en cuenta que las categorías derecha e izquierda ya están obsoletas mayormente.

Estoy convencido de que la narrativa de la Doctrina Social de la Iglesia es una oportunidad para acreditar la propuesta cristiana. Una narrativa que permite alianzas y, sobre todo, un diálogo con las grandes corrientes de pensamiento y actuación.

Todo esto, tengo que confesarlo, ha venido a cuento de la lectura que he hecho del reciente discurso del Papa en el Encuentro de los Movimientos populares promovido por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral del pasado 20 de septiembre. Y de alguna lectura más, por ejemplo, sobre la cuestión de la Justicia social.

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