Una singular diócesis catalana
Escribir sobre un obispo, y una diócesis, puede acarrear para los protagonistas del texto más de un problema, por eso de la humana condición. Pero la actualidad manda. Y manda más en el caso de lo que ocurre en la Iglesia en Cataluña dado que estamos en el proceso “non finito” del caso Barcelona, de la jubilación tantas veces anunciada de su arzobispo.
Providencialmente, se podría decir, que en esta pasada Cuaresma, aunque no haya trascendido a los medios de comunicación, el obispo de la Iglesia que peregrina en Terrassa, monseñor Josep Àngel Saiz Meneses, publicaba una carta balance de los diez años de esa diócesis que nació del desgajamiento de la de Barcelona. El texto, centrado en la síntesis de la fe que es la caridad, se titula Una Iglesia samaritana para un tiempo de crisis. Merece una lectura atenta.
La diócesis de Tarrasa se creó el 15 de junio de 2004 por san Juan Pablo II. El domingo 25 de julio de 2004 inició allí su ministerio episcopal monseñor Saiz Meneses, como primer obispo de esa Iglesia. Varios son los hitos de los que se puede hablar, y que se recopilan en el citado texto. Por ejemplo, la creación de Cáritas, el 19 de octubre de 2012. O uno poco conocido, la de un Seminario que rompe todos los cálculos de cifras, 30 seminaristas mayores.
Hablar de la Carta pastoral de monseñor Saiz Meneses no significa referirse al programa electoral de un obispo. De lo que se trata es de palpar, en la letra, el espíritu con el que un padre y pastor ha construido, y sigue construyendo, de forma franciscana, una Iglesia. En un contexto complejo, se agradece la caridad de espíritu cristiano, sacerdotal y episcopal y la claridad de ideas.
Enhorabuena, por tanto, a monseñor Saiz Meneses, y, por ende, a su obispo auxiliar, monseñor Salvador Cristau. Y felicidades a esa joven y pujante Iglesia en la que brota la caridad, que es una forma privilegiada de esperanza.
