El silencio y la “colonización ideológica”

El reciente viaje del Papa Francisco a Georgia y Azerbaiyán nos ha traído alguna sorpresa más. Bueno, este Papa es una sorpresa en sí mismo.

Sus palabras han dejado bloqueados no pocos de los lugares comunes que se utilizan como esquemas mentales en los medios de comunicación. Es lo que pasa cuando el Papa se refiere a cuestiones antropológicas que inmediatamente se adscriben, para determinadas mentalidades, al capítulo de “qué va a decir si es la doctrina de la Iglesia”.

El Papa dijo en su encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y agentes de pastoral, que hay un gran enemigo de matrimonio hoy en día: la teoría del gender.

“Hoy hay una guerra mundial –señaló- para destruir el matrimonio. Hoy existen colonizaciones ideológicas que destruyen, pero no con las armas, sino con las ideas. Por lo tanto, es preciso defenderse de las colonizaciones ideológicas”.

Afirmaciones que nos recuerdan las pronunciadas en el encuentro con los obispos polacos. Se podría decir que la insistencia del Papa en esta añadida guerra mundial es también una síntesis de los Sínodos de los obispos sobre el matrimonio y la familia.

Palabras que fueron glosadas en la conversación con los periodistas en el vuelo papal, también síntesis de la síntesis.

A la distinicón clásica entre pecado y pecador, el Papa, en el viaje de regreso, añade un dato más, un dato más de la distinción, la de las ideas –ideologías- que se meten en la cabeza, y en la vida de las personas, y que influyen en sus comportamientos. Las ideas no son las personas, pero las personas no son, para actuar en su vida, sin las ideas. El Papa va a la raíz con el ejemplo del padre y su hijo de diez años:

“Me contaba –narró el Papa- un papá francés que en la mesa estaba hablando con sus hijos, y le preguntó al hijo de 10 años: “¿Tú qué vas a ser de grande?” “¡Una chica!”. Y el papá se dio cuenta de que en los libros de escuela se enseñaba la teoría de género, y esto va contra las cosas naturales. Una cosa es que una persona tenga esta tendencia o esta opción, o incluso quien cambie de sexo. Otra cosa es enseñar en las escuelas esta línea, para cambiar la mentalidad. A esto yo le llamo “colonización ideológica”.

Francisco añadió con claridad que debemos tener cuidado “para no dejar que entren en nosotros estas ideas”.

 

La cuestión, ahora, es qué se va a hacer y cómo se está abordando esa “colonización ideológica” en el día a día de la Iglesia. Porque el Papa tiene muy claro el principio de la distinción y, por tanto, el de la actuación. Pero en ocasiones da la impresión que se circunscribe la actuación eclesial al tratamiento en lo relacionado con el pecador, y con el pecado, pero se da un abandono de actuación en el ámbito de lo referido a las ideas.  

En la práctica, incluso por estos predios, sabemos cómo abordar el encuentro con el pecador –acogida-, y qué hacer ante y con el pecado –misericordia también sacramental- . Pero, ¿sabemos cómo afrontar la “colinización ideológica”? Precisamente por ser una cuestión compleja debiera colocarse dentro de las prioridades, no sé si denominarlas también, pastorales.

Lo que parece claro es que el silencio, y la espiral del silencio, no es una respuesta adecuada. Como lo demuestra, una vez más, el Papa.

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