La revolución segoviana de don César
Siempre pensé que monseñor César Franco es un artista, un genio de sensibilidades múltiples –como las inteligencias múltiples ahora de moda-. Doy fe de su habilidad pictórica, porque he tenido la oportunidad, recientemente, de contemplar su último cuadro en el salón de una vivienda familiar. Una delicia.
Y en no pocas ocasiones he rezado con sus poemas, en particular, los dedicados a los misterios de la vida del Señor Jesús.
No sabía mucho de don César, como le llamábamos en su época de auxiliar madrileño, cuando, sin quererlo, ha pasado a ser protagonista de la actualidad eclesial. Incluso de la política.
Pues ahora monseñor César Franco, obispo de Segovia y Presidente de la Comisión Episcopal de enseñanza y catequesis, se ha puesto de moda.
Por dos motivos, el primero, la revolución eclesial segoviana, que tiene tintes de reforma franciscana y que responde a esa práctica de hacer de la necesidad virtud con inteligencia. No tiene desperdicio el decreto de reforma de la diócesis por su sentido eclesial y por su carga teológica.
Y en esas estábamos cuando el gobierno de las buenas palabras, el de Sánchez, se lanza a la piscina con una modificación legislativa que afecta a la enseñanza de la religión y a la educación concertada.
Y ha sido monseñor César Franco, en primera instancia, quien ha salido a lidiar con esta obsesión socialista con la religión en la escuela y con los colegios concertados, el buque insignia educativo de la Iglesia.
Después ha venido el Ejecutivo de la Conferencia con una nota que recordaba las verdades del barquero y añadía argumentos de razón histórica.
Ya se ve que mientras el presidente Sánchez pone buena cara a la Iglesia, las decisiones políticas van por otro derrotero. Y ahí está monseñor César Franco para salir a la palestra y aclarar cuál es la naturaleza de la enseñanza de la religión católica en la escuela, qué relación tiene con el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones y cómo articular el derecho a la elección de centro. Y lo hace con claridad de ideas y expresión matizada y pulida.
Un buen servicio a la comunidad el del obispo de Segovia.