La quiniela de 'La Vanguardia'

El periodista Enric Juliana, hombre de “La Vanguardia” en Madrid, que no es lo mismo que decir nuestro hombre en La Habana, hombre de amplios y profundos contactos con “fuentes” destacadas y destacables del PP, y del Gobierno de ambos hemisferios,  ha destapado la caja de los truenos apuntando, el primer día de mayo, la posibilidad de que alguien en el Vaticano –un ente de razón, como si fuera una razón de Estado- haya pensado en que el cardenal Antonio Cañizares, hoy prefecto de la Congregación para el Culto Divino, pueda ser nombrado arzobispo de Barcelona.

            De momento, quien ha hablado es el cardenal Sistach, que ha dicho que tiene mucha energía, y muchas ganas, de seguir sirviendo a la Iglesia. Además, en el próximo mes de noviembre se celebra el segundo capítulo del Congreso de las Metrópolis, que es como la segunda parte del Atrio de los Gentiles, pero algo más complicado. De hecho, de no pocos de los ponentes, antes del pontificado del Papa Francisco, se podría decir que eran como gentiles. Ahora, gracias a Dios, no sé.

            Pero volvamos a Enric Juliana, y “La Vanguardia”, un periódico, por cierto, del que tengo que confesar, aquí, no en el confesionario, que alimenta mi curiosidad informativa, y de opinión, diaria. Me parece un magnífico periódico para algunos temas, los culturales, por ejemplo; que cuida con una frecuencia no inusual la llamada información religiosa. Pero sobre la que pesa un prejuicio, sin lugar a todas luces excesivo, sobre lo que pasa en la Villa y Corte, es decir, en Madrid. Podíamos recordar a tal efecto la entrevista que publicaron al nuevo Secretario General de la Conferencia Episcopal española, la última de las avanzadillas del puente aéreo, y las repercusiones posteriores.

            En resumen, que la hipótesis de que el cardenal Antonio Cañizares, ejemplar siempre,  a Barcelona para lo que sirve es para añadir una narrativa más al imaginario de especulaciones respecto al tiempo del cambio en las sedes de Madrid y Barcelona, que no tanto monta, ni monta tanto, y a los nombres que se barajan. Una narrativa centrada ahora en la historia, que ha resucitado nombres y hombres como los de don Marcelo.

Lo que se sabe es que al Papa Francisco no parece que le gusta el dictado de los trabajos y los días, los tiempos, incluso, y que lo que se ha iniciado es el procedimiento ordinario de la provisión. Ahora, a esperar, vox populi, vox Dei.

            Y mientras, en Madrid se preparan las peregrinaciones a Santiago de Compostela y a Roma, que la Iglesia en Madrid parece una Iglesia siempre peregrina y que se hace peregrinando. Mientras, los políticos de turno, los medios y los mediadores a seguir con el bombo, a ver quién acierta en la quiniela.

José Francisco Serrano


 
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