El País y la batalla por el relato

Papa Francisco se reune con víctimas de abuso.
Papa Francisco se reune con víctimas de abuso.

Es domingo y me desayuno con la historia del diario “El País” y la pederastia en la Iglesia en España. Tengo que volver a ver estas vacaciones Spotlight para analizar cuáles son las similitudes y cuáles las diferencias entre el diario de PRISA y el Boston Globe.

Analizando el texto, en el contexto de la serie histórica que nos ha ofrecido este diario desde bastante tiempo, da la impresión de que lo que le interesa también es la batalla del relato, de la narrativa y de los efectos que puede producir tanto en sus lectores como en determinados sectores de la sociedad.

A diferencia del Boston Globe, nuestra cabecera, el búnker del Grupo que diría un teórico, no ha descubierto grandes escándalos que salpiquen a altas jerarquías y que hayan llevado a que se remuevan los cimientos de la Iglesia.

Lo que ha hecho, con notable sagacidad, es coger el tema, hacerlo casi suyo, y ya sabemos lo que significa que un medio haga suyo un tema, y abrir un buzón para que los lectores, o quienes quieran, escriban. Y armar una arquitectura de largo plazo.  

Ahí, en el buzón, se han encontrado de todo. Han ido, en secuencia de dos fases históricas, soltando casos, que afectaban, por cierto, en gran media a congregaciones religiosas. En el balance de ahora, entregado al Papa, el 77% de religiosos, con lo que me provoca otra reflexión. Eso y que la mayoría se produjera en los años 70.

Lo que queda, o va a quedar, de momento es el reforzamiento del sesgo cognitivo en lo que respecta a la investigación relacionada con la narrativa. Lo voy a traducir casi en forma de proposiciones o de titulares. He aquí:

1.- El diario “El País” es el único medio que en España se ha preocupado por investigar, es decir, por saber la verdad. La Iglesia ha mirado, sigue mirando, y si no hace algo “El País”, seguirá mirando para otro lado. 

2.- A este diario le interesa la verdad y las víctimas. La Iglesia quiere ocultar la verdad y desprecia y no tiene el más mínimo interés por las víctimas.

3.- En esta historia, el Papa y el Vaticano están con el periódico. Y no con la Iglesia. (O al menos eso se ha pretendido).

 

4.- Es necesario que el Gobierno y el poder del Estado intervenga en este caso. Ojo con esta derivada. Ningún movimiento del cuarto poder se hace sin el acompasamiento de los otros poderes. Tarde o temprano veremos cómo se pone este informe del periódico en manos de la Fiscalía, se hace alguna iniciativa parlamentaria, se monta algo para que el Gobierno de turno, en el momento oportuno, tenga  la Iglesia entretenida. ¿Acorralada? ¿Con miedo?

Hasta aquí los marcos. ¿Qué me preocupa? No sé si lo que se quiere es la verdad o ganar la batalla del relato. Que, por cierto, de momento, algunos en la Conferencia Episcopal no parecen darse por concernidos.

Y que quede claro que un solo caso, sea de quién sea, sea en el año que sea, el dolor de una víctima merece todo el peso de la justicia.

¿Y la verdad y las víctimas? Sinceramente creo que no siempre hay una correspondencia entre el conocimiento de la verdad y la narrativa imperante, o que se pretende imponer, sobre esa verdad que se pretende conocer.  Hay, por desgracia, incluso en la Iglesia, quienes están más preocupado por la narrativa que por la verdad en determinados casos, asuntos, historias.

Quizá esté demasiado influido por una reciente lectura titulada “Moncloa. Iván Redondo. La política o el arte de lo que no se ve”, de Toni Bolaños, un coñazo que solo nos interesa a los frikies de la causa. Que venga Christian Salmon a recordarnos su “Storytelling: la máquina de fabricar historias y formatear las mentes”.

Cristo, testigo de la verdad. La Iglesia, testimonio de esa verdad de Cristo, y de Cristo verdad. Vaya, vaya.

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