El olvido de Juan Pablo II

San Josemaría Escrivá de Balaguer.
San Josemaría Escrivá de Balaguer

Se cumplen, en este mes de junio, veinticinco años de la venida de Juan Pablo II a España, de su cuarta visita pastoral. Los lugares de su aterrizaje en la “tierra de María” fueron Sevilla, Huelva y Madrid. Por cierto, en Madrid también de visita a la sede de la Conferencia Episcopal.

Ahora que estamos, para algunos, en el momento cero de la historia de la Iglesia, en una especie de adanismo fáustico, recordemos este viaje. Y estemos muy atentos a determinados olvidos y silencios, que de todo hay. Memento hominem… Regresa Marco Aurelio…

Lo vamos a hacer con un repaso de algunos textos y comentarios a esos textos. Todos ellos publicados en la BAC y prologados por el entonces presidente de la Conferencia Episcopal Española, el recordado monseñor Elías Yanes.

Por cierto, no hay que perderse la preciosa carta pastoral del arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, sobre esta efeméride. Y, de paso, tampoco hay que dejar a un lado la hispalense exposición conmemorativa.

En el citado volumen, que lleva por título “La hora de Dios”, nos encontramos con escritos, entre otros, de Joaquín Luis Ortega, Antonio Pelayo, monseñor José María Guix, monseñor Julián López, monseñor Carlos Amigo, el hoy cardenal Fernando Sebastián, monseñor Rafael Torija, Javier Tusell y Eugenio Nasarre.

Escribía en la larga introducción monseñor Elías Yanes que “los discursos del Papa Juan Pablo II en su visita pastoral a España en 1993 constituyen una orientación de suma importancia para la renovación espiritual y pastoral de la Iglesia en nuestro país”. Y añade más adelante: “No hay en ellos ni un espiritualismo desencarnado ni un temporalismo social carente de fundamentación teologal”.

Monseñor Fernando Sebastián decía entonces que “difícilmente se pueden decir más cosas y mejor situadas en tan pocos días. En sus discursos, el Papa nos deja esbozados un diagnóstico de la situación espiritual de la sociedad española, nos transmite un vigoroso mensaje de aliento –es la hora de Dios- y nos describe las principales exigencias, contenidos y objetivos de la pastoral evangelizadora que la hora presente reclama”. 

Dejo para otro artículo el discurso del Papa en la bendición de la catedral de La Almudena. Aunque el dirigido a los obispos en la sede de Añastro también merecería una glosa histórica. Quizá haya que hacerlo si se da un oficial silencio.


 
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