Un obispo que escribe y dialoga

Sí, todavía estamos en el Jubileo extraordinario de la Misericordia convocado por el Papa Francisco para este 2016. Por lo tanto, es aún momento de reflexionar sobre la misericordia cristiana. Entre otras razones, para desentrañar su relación intrínseca con la verdad y no así caer en buenismos al uso.

En esta clave, el obispo de Lugo, monseñor Alfonso Carrasco Rouco, ha escrito una larga carta pastoral, editada, por cierto,  muy bellamente. A modo de texto sinóptico, en español y gallego, Monseñor Carrasco Rouco, en formato sencillo y muy digno, con preciosas ilustraciones, presenta lo que es algo más que una carta pastoral: un estudio teológico de la misericordia, y un vademécum pastoral.

Es curioso que quien fuera catedrático de Teología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, con una formación teológica destacable, en su época docente e investigadora no se prodigara en amplios escritos. Sin embargo, ahora, en la cátedra episcopal, suele regalar a sus fieles diocesanos textos de singular profundidad, y de sencilla factura expositiva. La anterior pastoral estuvo dedicada a los religiosos, con motivo de su año Jubilar. Se titulaba: “La vida consagrada al servicio del mandamiento del amor”.

El índice de este texto pastoral, que ahora nos ocupa, es muy elocuente. Dividido en cuatro capítulos y un epílogo, el primero está dedicado a “Anunciar de nuevo la misericordia”. El segundo hace referencia a la misericordia en la historia: la experiencia de Israel. El tercero aborda la forma histórica plena de la misericordia: Jesucristo. Y el cuarto, vivir a la luz de la misericordia.

La pastoral está cargada de citas bíblicas, patrísticas y del magisterio contemporáneo, en particular del Concilio Vaticano II. Pero también sorprenden las referencias a autores, filósofos, de actualidad e influencia.

En este sentido hay que destacar el apartado dedicado a las críticas modernas  a la misericordia, que arranca con una cita de Concordet que conviene no olvidar: “Llegará el momento en que el sol alumbrará sobre la tierra sólo para hombres libres; que no reconocerán más amo que la propia razón”. O como señalara Adorno, la Ilustración, “tomada en el sentido más amplio de un pensamiento en progreso, persiguió desde siempre la meta de quitar el miedo al hombre y entronizarlo como señor”.

No debemos olvidar, al respecto, lo que escribiera Nietzsche: “No me gusta la misericordia. Todos los creadores son duros”. Afirmación que nace de su consideración de la misericordia como una forma refinada –hipócrita- de seguir siendo superior a los pobres.

De ahí que, siguiendo la estela del Papa Francisco, el obispo de Lugo, que tiene los pies en la tierra del barro y de las ideas, les haya regalado a sus diocesanos un pastoral digna de una atenta lectura.  

Ahora solo falta que la edición digital de esta pastoral sobre la misericordia aparezca en la nueva página web de la diócesis en un lugar destacado.

 
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