El Nuncio, en el punto de mira

Daniel, Sada, rector de la UFV y Monseñor Auza, nuncio nuncio apostólico en España.
Daniel, Sada, rector de la UFV y Monseñor Auza, nuncio apostólico en España.

Que yo escriba sobre el Nuncio de Su Santidad en España, monseñor Bernardito Cleopas Auza, creo que no le va a hacer gracia ni al señor Nuncio. Pero en mi escáner de protagonistas eclesiales de la semana se ha destacado de forma notable.

Hasta tal punto que hacía mucho tiempo que unas declaraciones del legado pontifico en nuestro país no tenían tanta repercusión en la prensa.

Me refiero a su reciente conferencia en la Universidad Francisco de Vitoria, en la que dio un titular de libro. Al menos los medios lo captaron como tal: “18 meses de prisión por matar una rata mientras se facilita todo para un aborto”.

La noticia, que la mayoría de medios tomó de la Agencia Europa Press, estaba centrada en la intervención del Nuncio sobre un tema que domina a la perfección, la Iglesia y la Agenda 2030, en un Congreso del ciclo Razón Abierta. La ratzingeriana razón abierta que pasa por la expresión pública de las razones en el marco del diálogo social y público.  

No voy a reproducir aquí lo que allí dijo. Solo me voy a referir al hecho de que lo dijera. Al hecho de que analizando la Agenda 2030 se refiriera a la situación de España, el único país en el mundo que tienen un ministerio dedicada a esa Agenda. Aunque las informaciones no aclaran si lo dijo en la conferencia o en el coloquio.

A algunos les puede sorprender que el señor Nuncio hiciera referencia a cuestiones de la política interna de un Estado siendo el representante de otro Estado soberano. No dijo nada que no llevaran diciendo, de muy diversas formas, sobre la cuestión aludida, un buen número de obispos españoles.

Está claro además que a lo que se refirió don Bernardito, en una semana que representa la mayor quiebra antropológica de la política legislativa española de los últimos tiempos, a cuestiones que al Estado al que él representa le son especialmente sensibles, las referidas al aborto, a la defensa de la vida, en la medida que forma parte sustancial de la dignidad humana.

Si el señor Nuncio hubiera hablado de la paz –de la que habló-, o de la lucha contra la pobreza –de la que habló-, y se hubiera referido a los frenos a la paz o a los mecanismos internos que ralentizan la lucha de la obraza en una nación, en España, a nadie le hubiera sorprendido.

Pero claro, el doble rasero con los temas de la agenda política juega estas pasadas.

 

Esta intervención pública coincide con un momento en el que en España, intraeclesialmente, el Nuncio se ha convertido en el centro de todas las miradas. Hay tanta gente rezando para que el señor Nuncio pueda hacer su trabajo, y lo pueda hacer con libertad, sin interferencias, en justicia y en conciencia, que lo tiene que notar.

La verdad es que no importaría que monseñor Bernardito Cleopas Auza no fuera un nombre más en la lista de quienes han pasado por la nunciatura de Madrid.

Hombre, no voy a decir que estaríamos felices de que se quedara con nosotros durante todo el tiempo posible. Más allá de quinquenios y decenios de servicio. No olvidemos al clásico que afirmaba que el mejor alcalde, el rey. El mejor obispo, el Papa.

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